La explotación eterna de las costureras

lunes, 3 de noviembre de 2003 · 01:00
* La esclavitud moderna de más de 600 mil trabajadoras del sector México, D F, 03 de noviembre (apro-cimac)- Más de 600 mil costureras van dejando sus vidas poco a poco en las fábricas y talleres de la industria del vestido con salarios de 42 pesos por día, o de 30 centavos a un peso por pieza si es a destajo, sin seguridad social, contrato ni prestaciones, en una historia que, de tanto repetirse, parece que ya nadie nota Cifras de la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (CNIV) indican que este sector vive una de las peores crisis de su historia, pues en los anteriores dos años y medio se han perdido 150 mil empleos En México, los empresarios han abatido el costo de la mano de obra y aumentado su productividad imponiendo topes salariales, con la prolongación e intensificación de las jornadas laborales por el mismo salario, así como la contratación de personal sin ninguna prestación laboral Esa política hace más precarias las condiciones laborales y coloca a los trabajadores de México entre los peor remunerados y más pobres del mundo, además de que son de los más explotados, especialmente las mujeres La esclavitud moderna Estimaciones de la cámara refieren que de las cerca de 600 mil costureras que trabajan en el país, 50 por ciento lo hacían en empresas registradas ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), lo que sin embargo no les garantiza tener certidumbre laboral Muchas de las empresas que se registran ante la SHCP cambian constantemente de razón social para evadir al fisco y evitar que sus trabajadores reclamen derechos generados por la antigüedad, además de permitirles realizar cambios en los contratos colectivos de trabajo en detrimento de las conquistas laborales En la Ciudad de México, mujeres costureras que pidieron omitir su nombre y el del lugar donde trabajan por temor a perder su empleo, revelan que las formas de pago se dan principalmente con la entrega del salario mínimo general --4215 pesos--, y por destajo, el cual el costo varía desde 30 centavos hasta un peso la pieza El destajo, como lo denominan las trabajadoras, es descrito como una “actividad desgastante” y, sin embargo, hay costureras que lo prefieren, pues implicaba un leve aumento en sus ingresos Explicaron que el pago de horas extra es prácticamente inexistente, pues cuando la empresa solicita la presencia de las obreras los sábados, les asigna a lo sumo cuatro horas de labor que no necesariamente pagan conforme a la ley Su tiempo de descanso oscila entre 45 y 60 minutos para tomar alimentos, y ello lo realizan sin un espacio físico adecuado para calentarlos o prepararlos, por lo que la trabajadora, por el corto tiempo, tiene que literalmente tragar los alimentos y consumirlos en algún rincón del taller, parque cercano o incluso en las banquetas que se encuentren frente a la fábrica o taller Agujas que cosen los dedos Explican que los accidentes más comunes en la industria de la costura son las quemaduras en el área de planchado, las heridas en el área de corte; las agujas atraviesan los dedos en el área de costura, y las caídas en el trayecto de la casa al trabajo, motivadas por las prisas de llegar a tiempo Así mismo, se enferman frecuentemente de la garganta, tienen manchas en los ojos, pérdida de la visión, enfermedades pulmonares y de los riñones; hemorroides y desviaciones de la columna vertebral Una de las entrevistadas, que es deshebradora, describe el proceso de cansancio provocado por las exigencias de la producción: “Las manos se cansan mucho, se sentían como ‘entumidas’, a veces te dolía desde los dedos Se sentía un dolor que se corría hasta un costado de la espalda “Aunque las que cosen eran las que más se ‘mataban’; se nos exigía demasiado, ser rápidas y sacar toda la producción” Los patrones En el trabajo “Fundación y desarrollo del Sindicato 19 de Septiembre”, elaborado por los investigadores de la Facultad de Economía de la UNAM, Fernando Talavera y Francisco Muñoz, destacan que para resolver las posibles protestas de las trabajadoras, los dueños han adoptado una serie de tácticas: Hay quienes otorgan ciertas concesiones, pero hay quienes actúan como capataces y no otorgan ninguna También, existen los prepotentes, represivos, intransigentes, los que muestran desinterés por lo que acontece en la fábrica o taller, y los paternalistas, que se muestran “interesados por lo que acontece al trabajador” El trabajo El grueso del personal que labora en los talleres está contratado como costurera, luego las planchadoras; estos dos puestos son la base de este trabajo También hay mecánicos, almacenistas, cortadores, etiquetadores, deshebradores, supervisores o jefes de taller Los talleres han podido prescindir de estos últimos puestos de trabajo, al serles asignadas sus funciones a las mismas costureras o bien mandar maquilar los trabajos en otros talleres Un número importante de los talleres de costura son establecidos en casas habitación, la mayoría de ellos son negocios familiares o de pequeños propietarios que ocupan a un pequeño número de costureras Además, como su tecnología no es de punta, obtienen sus ganancias mediante el pago de bajos salarios, nulas prestaciones y vía la evasión fiscal

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