Augusto Monterroso platica de "La vaca", sus ensayos sobre su vida de lector (Segunda parte)

martes, 11 de febrero de 2003 · 01:00
Encuentros y desencuentros En los repliegues de una serie de reflexiones, Monterroso introdujo en La vaca anécdotas, fragmentos de episodios curiosos de su trayectoria personal, y de sus encuentros y desencuentros con otros escritores Tal es el caso de Italo Calvino, Jorge Luis Borges, Juan Carlos Onetti y Luis Cardoza y Aragón De este último se le interrogó, en la entrevista que concedió a Proceso en septiembre de 1998, sobre la semblanza donde se adivina una cierta distancia entre ambos: "Tal vez la cercanía con él no se refleje en mi texto, porque ahí me fui al Cardoza y Aragón que ve la gente La imagen que el público tiene de él, la del intelectual cien por ciento intelectual Sin duda, era un hombre de trato difícil Eso no quiere decir que nunca existió una relación entrañable y cercana No sólo por las razones literarias, también por las políticas pues siempre estuvimos atentos a la situación de Guatemala Coincidíamos en muchos aspectos En el ensayo no traté con profundidad la parte de la amistad, porque no quise presumir de eso Fui amigo de él y de su esposa, Lya Por ellos tuve un gran afecto No dejo de lamentar la impresión que a usted le provocó" –¿En sus reflexiones se ocupa usted de Juan Rulfo? –Él fue mi amigo Un hombre sombrío, silencioso Sus libros todavía resisten las polémicas y provocan controversias En mi libro sostengo que la literatura de Rulfo es fantástica Hoy eso es innegable pero en el pasado siempre asociaron tanto a la novela como a los cuentos a un realismo tradicional y a la novela del campo Para mí es otra cosa En su caso, no se trata de literatura fantástica en el estilo de la literatura inglesa Rulfo maneja fantasmas y por eso hablo de una literatura fantasmal Eso no está a discusión, lo importante radica en que los fantasmas de Rulfo son reales Partimos de que siendo un escritor realista sus fantasmas tenían que ser reales, pero sin duda fantasmas –¿Le tocó descubrir un rasgo inédito de Onetti? –Él llegó a mi casa en México Se iba a grabar un cuento de él en la colección Voz Viva de México Yo trabajaba en la Universidad Nacional, y me pidieron que lo acompañara a la grabación Lo cité en la mañana y en mi libro relato algo que me llamó la atención Apenas cruzó el umbral de la puerta, él fijó su atención en una hija mía de nueve meses, ella estaba en su andadera, entonces, él la vio y con mucha ternura le pasó la mano por la cabeza Eso me enterneció, ver que a un hombre tan hosco y difícil se le ablandó el corazón frente a una niñita Lo traté muy poco, como me ocurre con otros grandes escritores, porque me producen miedo Ponen a prueba mi timidez, y por eso no los busco –¿Por qué lo embarga ese retraimiento? –Es un problema que no he podido superar Cuando partí al exilio a Chile yo ya conocía a Pablo Neruda Lo vi un par de veces Cuando llegué a Santiago me pasé más de un año sin buscarlo No me importó mi condición de exiliado, todos los perseguidos políticos la primera puerta que tocaban era la de Pablo No lo buscaba por irresolución Me topé con él en varios sitios y le daba la vuelta, para evitar saludarlo Un día publiqué un cuento en el periódico del Partido Comunista Chileno, El Siglo Neruda lo vio y preguntó por mí a uno de sus asistentes, le dijeron que vivía desde hacía un año en Chile Un amigo común le confirmó la noticia Mandó buscarme Así las cosas fui invitado a su casa para celebrar su cumpleaños 51 y ahí pasé tres días Me dio facilidades, me consiguió trabajo Me hizo su amigo y secretario de redacción de la revista que publicaba en aquel momento Es tremendo ser tan tímido –¿Y esa vergüenza no lo asalta a la hora de escribir? –La verdad no lo sé Tendría que hacer una teoría Al escribir mis primeros cuentos fui presa del profundo sentimiento de no sentirme verdaderamente un escritor Me asumía en el rol de alguien que intenta y empieza apenas a ser Alguien que todavía no sabe cómo se hacen las cosas Tal vez por eso recurrí al ensayo informal y al cuento pues ambos me dan libertad de expresión En los dos géneros he trabajado como el que no sabe Cuando siento que sé hacer alguna cosa ya no me interesa –¿Conoció al autor de El Aleph? –A Borges le huí Alicia Reyes, la hija de don Alfonso, me animó a conocerlo Me convocó a mí y a otros amigos a comer con él En el último minuto, me asaltó el desasosiego No sabría qué decirle, no hubiera sido un encuentro tranquilo –¿Y lo mismo ocurrió con Italo Calvino? –Sí lo llegué a conocer Resulta que él padecía el mismo mal, era muy remiso Un amigo en común nos invitó a una cena, para que conversáramos Había otros invitados Pero cada uno se fue a refugiar con otros A lo largo de la velada, cada quien permanecía pegado a su grupito hasta que Calvino tomó la iniciativa y se acercó a mí Y sobreponiéndose y realizando un gran esfuerzo, dijo: 'Yo he visitado Guatemala' Los dos quedamos reducidos al silencio y a la condición de esculturas de mármol De pronto, él se esfumó Fue un desencuentro, curiosamente divertido –¿Cuál ha sido la máxima de las incertidumbres en su trabajo literario? –El riesgo de convertirme en el escritor de un solo cuento –¿Le incomoda que lo identifiquen con la eternidad del dinosaurio? –Ya me acostumbré y en el fondo me gusta –En su caso, ¿a qué se debe la demora en la escritura de cuentos y relatos? –Es por inseguridad La vaca representa un trabajo de doce años Mi método consiste en imaginar, hacer y escribir las cosas y guardarlas Las reviso cada año Luego se pasa otro año, hasta que un día tengan forma de libro –¿Ya no le emociona la publicación de una obra? –No es ocasión para la alegría Es momento de incertidumbre, de dudas No quiero mencionar la palabra miedo La aparición de un libro mío no es algo que me lleve a decir: ah, qué alegre estoy El libro entre menos páginas tiene me parece mejor Y creo que el lector piensa lo mismo –Como a Marcel Schwob, ¿le seducen las vidas excepcionales? –Tomás Moro y Desiderio Erasmo son un par de semblanzas que traduje de John Aubrey, quien fue un biógrafo y anticuario precursor de los grandes biógrafos ingleses; él nació en 1627 y murió en 1697, así es que abarcó todo el siglo XVII, este hombre es muy curioso Precisamente, en sus Vidas imaginarias Schwob lo cita en un prólogo como un autor de biografías curiosas Me llamó la atención pues era un hombre que nunca terminaba nada Sólo tomaba notas y atiborró de apuntes varios cuadernos para algún día escribir las hipotéticas biografías Siempre decía que ya estaba a punto de entregar la biografía de fulano de tal Toda su vida tomó notas de cosas curiosas y únicas Le interesaba el dato revelador y despreciaba las acciones generales, buscaba ese singular rasgo que define o distingue a una persona y la convierte en única Él andaba siempre detrás de ese gesto que definiera al gran hombre: si cojeaba, si se atusaba el bigote o lo que comía Para él no eran capitales los grandes hechos históricos (Proceso 1142/ 21 de septiembre de 1998)

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