Regresan "escudos mexicanos": los iraquíes, parecen contentos con Hussein, dicen

martes, 25 de marzo de 2003 · 01:00
Después de un mes de haber permanecido en tierras árabes, cerca de donde se desarrolla la ofensiva de fuerzas aliadas contra Irak un grupo de Escudos Humanos mexicanos, encabezado por Mercedes Pereyó Vals, regresó al país sin cumplir su objetivo Salieron con la idea de solidarizarse con el pueblo iraquí y evitar la ofensiva militar de Estados Unidos que, en ese momento era sólo una amenaza El ultimátum que se dio para desalojar al personal de la ONU de Irak y al desmedido incremento de los precios del transporte público, fueron los motivos por los que decidieron regresar a México, según contó Perelló Vals al pisar suelo mexicano, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México “Nos salimos de Irak en el momento en el que hubo el ultimátum, en que se dio la orden para desalojar al personal de la ONU, y se debió principalmente, a que ya iban tres días aumentando muchísimo el precio del transporte hacia Amman “Pagamos 20 dólares cuando entramos a Bagdad y pagamos cada quién 100 dólares cuando salimos; al día siguiente ya se estaban pagando 500 dólares Si no salíamos en ese momento, ya no podíamos hacerlo hasta que se terminara el conflicto”, relató angustiada la también encargada de la Sección Editorial de la UNAM Señaló que también tuvieron sentimientos contradictorios: por un lado, el instinto de supervivencia y por el otro, el sentimiento de solidaridad con el pueblo iraquí Comentó que el grupo de cinco personas, estuvieron en la ciudad de Amman, Jordania, Sioshia y Yasser Pereyó dijo que llegaron con la satisfacción de haber hecho todo lo que pudieron para tratar de evitar el conflicto bélico en Irak aunque lamentó no haber logrado el propósito a pesar de haber levantado la voz, junto con miles de personas en contra del ataque Afirmó que continuarán realizando diversas acciones para protestar contra la guerra y tratar de evitar que el conflicto continúe Narró también algunas de sus vivencias en Irak, junto a la gente: “desde el primer momento que llegamos nos dimos cuenta de que toda la imagen que nos habían dado de estos musulmanes malvados y duros no existía” Se trata, dijo, de gente “dulce, afable, cariñosa, optimista y sobre todo que mantiene la dignidad hasta el último momento” Resaltó su admiración por el nivel cultural, la cantidad de universidades y la organización social del país árabe, cuya población –dijo—parece estar contenta con el régimen de Saddam Hussein 25/03/03

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