Tercer aniversario: La inconformidad
* A tres años de gobierno, Fox enfrenta el malestar popular
* Fuerte polarización entre la aceptación y el desencanto: investigador
México, D F (apro)- La diferencia es diametralmente opuesta Mientras el año pasado se festejaba con bombos y platillos el segundo aniversario del triunfo electoral del 2000, ahora el presidente Vicente Fox y el PAN no festejarán juntos y están más preocupados por el descalabro que pueden tener en las elecciones intermedias que se efectuarán el próximo 6 de julio
Francisco Abundis, director del Centro de Investigación de Opinión y Mercados Parametría, ofrece datos de la preocupación del presidente Fox y su partido: si en el 2001 tenía un nivel de aprobación
ciudadana del 75 por ciento, hoy es de apenas de 55 o 60%
“Si a nivel latinoamericano es un nivel aceptable, lo cierto es que la gente sigue aceptando al presidente, pero no por su obra de gobierno, sino porque lo considera ‘un buen hombre’ Nada más”
Incluso, lo compara con Salinas y Ernesto Zedillo, quienes al tercer año de su gestión ya habían consolidado su forma y su obra de gobierno a pesar de que, en el caso del segundo, el PRI había perdido la mayoría en la Cámara de Diputados
El año pasado todo era fiesta en la sede nacional del PAN, a donde acudió el presidente Fox y parte de su gabinete Aunque había tenido algunas diferencias con algunos panistas célebres, entorno al primer mandatario se unió el pleno de la familia política albiazul, encabezada por el senador Diego Fernández de Cevallos
A través de un largo discurso, entonces el presidente Vicente Fox se defendió de sus críticos y ahuyentó las dudas que había (y hay) sobre su capacidad de gobernar: “Hay liderazgo en el gobierno y en el país”, aseguró aquel día en la casa del PAN, al mismo tiempo que advertía que no lo detendrían “las inercias del pasado, el desencanto de algunos ni el pesimismo de otros”
Se disculpó de los reproches de que su gobierno no había actuado con severidad ante quienes violaron los derechos humanos en el pasado, pero insistió en no caer en la tentación de politizar la justicia “en aras de la espectacularidad” y tampoco utilizar las investigaciones judiciales en “válvulas de escape de tensiones o desacuerdos políticos, ni en objeto de propaganda”
Argumentó que “nadie gana votos debilitando a las instituciones y que para gobernar se necesitan más méritos que simplemente impedir gobernar”
Entonces Fox fue aclamado en una escena que parecía del PRI: decenas de panistas traídos del Estado de México llenaron la sede nacional del PAN, fueron llevados mariachis que tocaron las mañanitas y comentaban que ese mismo día Fox cumplía 60 años, y junto con Marta Sahagún celebraban un año de casados
Hoy el PAN celebrará solo porque el presidente Fox decidió no provocar más criticas de que realiza actos de proselitismo previo a las elecciones del 6 de julio en que se renovará la Cámara de Diputados
Más allá de la decisión del primer mandatario de no confundir el acto de aniversario con una maniobra electoral, el investigador del CIDE, Francisco Abundis, destaca que la caída en la preferencia ciudadana no es para que se festeje
Destaca un fenómeno social que se está volcando sobre la figura de Fox y su obra de gobierno: la inconformidad está creciendo más que la conformidad, generando una “polarización” cada vez más fuerte entre ambas
Precisa que el desacuerdo sobre la obra de gobierno de Fox se refleja con claridad en la buena imagen que tienen la mayoría de los gobernadores en sus estados “Lo normal es que el presidente tenga mayores márgenes de conformidad ciudadana respecto a su gobierno, pero con Fox no es así”, advierte
Explica que mientras el año pasado los niveles de aceptación bajaron hasta el 50 por ciento, el aumento actual de hasta 60 por ciento tiene una relación directa con el efecto de la campaña que ha desplegado desde octubre pasado en la cual se divulga la obra social de su administración
“Para el presidente Fox no se ve un panorama fácil porque, además de que no ha consolidado su gobierno, tampoco se ve cómo pueda hacerlo, porque no tendrá una mayoría en el Congreso legislativo”, señala el investigador
Recuerda que en 1991 el presidente Salinas recuperó la confianza de la sociedad y logró la aprobación de todas sus reformas constitucionales y en el 97 con Zedillo, sin contar con una mayoría legislativa, no había criticas que pusieran en duda la gobernabilidad
“En el caso de Fox es al contrario, se cuestiona la gobernabilidad, no podrá aprobar sus reformas constitucionales, e incluso ya se le observa como si estuviera en el principio del final de su sexenio”, apunta Francisco Abundis, doctor en ciencia política por la Universidad de Connecticut 02/07/03