Análisis político: Discurso Económico

martes, 29 de julio de 2003 · 01:00
México, D F, 28 de julio (apro)- En el discurso oficial, se pretende sembrar la idea de que puede haber un cambio en la política económica del país El presidente Vicente Fox dijo por primera vez en su programa de radio del domingo que se opone al neoliberalismo, en tanto que el secretario de Economía declaró que es preciso reorientar la economía hacia el mercado interno Para comprender ese giro discursivo, es importante ubicarlo en su contexto En los últimos días se produjo una derrota política del partido en el poder, y un poco más tarde el Instituto nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) hizo la revelación de que el desempleo había crecido a niveles que no se veían desde 1999 En seguida, mientras Proceso documentaba la permanencia de la tecnocracia neoliberal en el gobierno foxista, The Wall Street Journal advertía que, para el Banco Mundial, “la antigua idea de las privatizaciones ya no parece ser tan obvia” A esta información, La Jornada añadía que, en los procesos de privatización iniciados desde 1982, los recursos obtenidos por el fisco sólo equivalen al 288% de lo que el gobierno ha tenido que invertir “para financiar el fracaso de la gestión de los particulares” Por su parte, dos exsecretarios de Hacienda, David Ibarra y Jesús Silva Herzog, reconocieron que la política privatizadora está agotada en el país Debido a la recesión estadunidense y a la propia crisis de identidad en que parecieran estar cayendo organismos financieros internacionales como el Banco Mundial, el secretario de Economía señala que, en los próximos tres años, México puede seguir desarrollándose aun sin necesidad de las reformas estructurales que la tecnocracia y el foxismo pretendían Al respecto, el Partido Acción Nacional (PAN) ha expresado su disposición a negociar --y no sólo a negociar, sino inclusive a impulsar-- las reformas viables que beneficien al país, aunque tengan un diverso origen partidista Las preguntas obligadas son: ¿Cómo impedirá el presidente Fox que el neoliberalismo siga avanzando si está materialmente copado por la tecnocracia que accedió a compartir con él la Presidencia del país? ¿Cómo reorientar la política económica si está dictada desde el exterior y, sobre todo, cómo convencer a los grandes empresarios que durante cuatro sexenios han sido apapachados --además de que ahora reclaman menores cargas fiscales-- de compartir su riqueza, así como a arriesgar sus capitales durante un gobierno en el que están dejando de creer? La decisión de Fox de dedicar 100 millones de pesos para aliviar las secuelas del desempleo, y las sugerencias del secretario de Economía para enfrentar el problema patentizan la carencia de ideas de un grupo gobernante que sólo conoce los beneficios privados que les ha atraído la tecnocracia neoliberal El secretario Canales Clariond espera fortalecer el mercado interno y mejorar el empleo combatiendo el contrabando --para lo cual tendría que acabar con la corrupción-- y brindando apoyos a “aquel que tenga una idea, poner una taquería, una peluquería, fabricar pasteles en la casa, utilizar los elotes que producimos en nuestro campo para venderlos, no como elotes, sino como granos complementados con crema” El valor agregado de los elotes, podría ser el título del próximo estudio del gabinetazo económico para convencer a todo el mundo de que, ahora sí, se abatirá el desempleo y se fortalecerá la economía interna Aunque el gobierno de Vicente Fox carezca de ideas políticas, económicas y sociales --fuera de las recetas que le aconsejan los tecnócratas--, es urgente que los especialistas de la clase política y del sector académico presenten propuestas creativas para salir del atolladero, como el programa de microfinanciamiento que promueve el economista Muhammad Yunus, quien asegura que, al término del presente año, medio millón de mexicanos serán sus clientes Posteriormente, como dice Yunus --quien alrededor de 60 países ha beneficiado con sus microcréditos a 50 millones de personas--, este esquema --dentro del cual ha comprobado que 987 por ciento de los pobres a los que se concede financiamiento siempre pagan-- debería extenderse al punto de que el acceso al financiamiento fuera considerado como uno de los derechos humanos (El Financiero, lunes 28) Si bien estas ideas parecen ser parte de una utopía, están teniendo lugar y no sería descabellado que un gobierno sin ideas las abrazase, por lo menos cuando se dice dispuesto a modificar su política económica

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