La perfección de Fox

jueves, 3 de julio de 2003 · 01:00
México, D F, (apro)- Más a fuerza que por las ganas de hacerlo, Vicente Fox festejó el tercer aniversario de su triunfo el 2 de julio del 2000 en un acto discreto que fue ocultado hasta el último momento Y lo hizo más forzado por la situación de que si no celebraba esta fecha daría lugar a las criticas que hablan de su debilidad como gobernante Sin embargo, más que una celebración, lo que el presidente tendría que hacer es aprovechar la fecha para reflexionar sobre las deudas pendientes y el significado que tiene para la población la perdida de la ilusión por el cambio Falto de una práctica de autoanálisis el presidente negó ante los medios de comunicación que en su gobierno haya habido errores en estos años de administración Todo lo contrario, dijo, “el país en el que vivimos es otro y mejor” A Fox le sobrarían razones para festejar este día si fuera un poco más autocrítico No sólo porque es su cumpleaños y se casó precisamente en esta fecha, en el 2001, sino porque el voto a su favor de millones de mexicanos hace tres años marcó el inicio de una nueva etapa política en el país que, creo, no ha sabido entender Históricamente lo que ocurrió aquel domingo 2 de julio de hace tres años fue el principio del final de un régimen político marcado en su última etapa por la corrupción, el engaño y los asesinatos A Fox le tocó estar al frente de un largo proceso de lucha social que inició desde la década de los 50 con el movimiento de los ferrocarrileros y que en los 60 y 70 se expresó en la guerrilla de grupos urbanos y campesinos que buscaban un cambio radical en el sistema político, económico y social de México La mayoría de los que votaron por Fox hace tres años lo hicieron convencidos de que ya era necesario darle la vuelta a la historia de gobiernos priistas despóticos y autoritarios Estaban seguros de que ya era hora del cambio Y así lo manifestaron en las urnas Fox dice ahora que no ha habido errores en su gestión cuando desde el principio no actuó como lo esperaban los millones de ciudadanos, quienes deseaban que empezara con actos de gobierno que marcaran el inicio del “cambio” Fox no agarró a los “peces gordos”, tampoco cumplió las promesas de un crecimiento económico del 7 por ciento y menos sacó de Los Pinos a las “víboras prietas y tepocatas” como les llamaba a los priistas Durante los primeros meses de su gobierno “el presidente de todos los mexicanos”, como a él mismo le gusta decirse, tuvo la oportunidad histórica de realizar los cambios políticos radicales que se esperaban con la caída del PRI y no los hizo, esto a pesar de que contaba con el apoyo de una mayoría nacional, e incluso del extranjero Los errores de Fox se transformaron en desilusión y este próximo 6 de julio seguramente se expresarán en el abstencionismo, que no es otra cosa que la decepción ciudadana ante un “cambio” que nunca llegó Quizá Fox no está consciente del daño que ha ocasionado en la ciudadanía al no cumplir con su promesa del cambio ¿Cuántos de los que pusieron en sus manos la esperanza de transformar el país son los que ahora votarán por el PRI? Esa es la pregunta Pero más que ese voto en contra, lo que habría de preocupar a Fox y a su equipo de gobierno es que difícilmente se podrá presentar una nueva oportunidad histórica de cambio estructural en México como se tuvo luego de la victoria histórica del 2 de julio Es claro que Fox no ha estado a la altura de las circunstancias y que el saco le quedó grande Es claro que Fox no tuvo las “miras” necesarias para ver hacia delante en el proyecto de cambio que planteó siendo candidato Es claro que Fox perdió la oportunidad histórica de llevar al país a otro nivel de desarrollo cuando las condiciones estaban dadas Y también es claro que ni Fox ni su equipo tienen la humildad de reconocer los errores cometidos en lo que va de su administración Lamentablemente a Fox le tocó jugar un papel para el cual no estaba preparado, pero lo más lamentable es que no entienda que el gran perdedor en esta difícil transición política no es él, sino los millones de mexicanos que votaron en su favor y que ahora viven una desilusión política difícil de superar Electoralmente el abstencionismo será la expresión de este desencanto, eso es lo evidente, pero socialmente se reflejará en la apatía de participación en los movimientos y organizaciones de ciudadanos tradicionalmente activos Pero quizá el más preocupante de los efectos de la decepción será el fortalecimiento del PRI en algunas regiones y a nivel nacional Esta será, entonces, la manifestación más evidente de una debilidad anticipada del gobierno foxista, que a la mitad del camino no sabe rectificar y niega los errores que ha cometido, haciendo a un lado el ejercicio de la autocrítica y la rectificación, fundamentales para la construcción de la democracia 03/07/03 Comentarios jgolmos@procesocommx

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