Las cárceles... para los pobres
En las cárceles mexicanas no son los delincuentes de alta peligrosidad los que purgan sus condenas con mayor frecuencia, sino las personas pobres, de bajos recursos y cuya justificación para la comisión de un delito es la desintegración social
Así lo revela una encuesta elaborada por especialistas de la División de Estudios Jurídicos del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) y del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), y publicada recientemente con el título Delincuencia, marginalidad y desempeño institucional, en cuyas conclusiones se fundamentó el reportajeque publica Proceso en su edición 1397
Dicha encuesta se aplicó de mayo a junio de 2002 y tuvo el objetivo de conocer los aspectos sociodemográficos, historias delictivas, desempeño institucional y condiciones de vida de los reclusos La conclusión que mayor impacto causó fue que las estrategias contra la delincuencia actual han sido pobres y es el sector más marginado del país el más afectado por las mismas
Los sistemas de seguridad pública y justicia penal son “ineficaces” y “arbitrarios”, pues castigan la pobreza y violan los derechos humanos tanto de los prisioneros como de sus familiares, quienes tienen que pagar por visitar a sus parientes presos, dice el estudio Añade que además las autoridades no están dando prioridad a la persecución de delincuentes peligrosos
El reportaje de Proceso, cuya edición circula a partir de este domingo 10 de agosto, menciona que durante su investigación los especialistas se percataron de que la marginalidad social es el común denominador entre los presos encuestados y que “un país que no ofrece perspectivas ni posibilidad de desarrollo a un importante grupo social difícilmente podrá controlar el crecimiento de sus índices delictivos”