Disyuntiva católica
México, D F, 13 de agosto (apro)- Sin estridencias publicitarias y de manera casi secreta, la jerarquía católica mexicana emprende actualmente un sondeo para determinar quién será el próximo presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el organismo que aglutina a todos los obispos del país
En estos días, cada una de las quince regiones pastorales en que se divide el Episcopado está escogiendo a su candidato Los nombres de los designados son en extremo confidenciales En sobres supersellados, se envían a las oficinas centrales de la CEM y ahí permanecen ¿Quiénes son estos candidatos? Ni siquiera los obispos lo saben todavía Sólo conocen el nombre del candidato de su respectiva región pastoral
El domingo pasado, conversé con don Felipe Arizmendi, el obispo de San Cristóbal de Las Casas Acababa de concluir su homilía en la catedral Estaba en la sacristía, aún con sus pesadas ropas de oficiar
“Nosotros, en nuestra región pastoral, hace pocos días enviamos el nombre de nuestro candidato”, me comentó con una sonrisa que atizaba aún más mi curiosidad
--¿Quién es él? --le pregunté
--¡Es el mejor candidato! ¡El mejor! --fue todo lo que quiso decir
Al igual que monseñor Arizmendi, los demás obispos del país mantienen in pectore, resguardados con cerrojos, los nombres de esos pocos jerarcas con posibilidades de liderar a una de las instituciones más sólidas e influyentes del país Son, pues, para utilizar el argot político mexicano, los actuales ‘tapados’ de la Iglesia Pueden ser quince Pueden ser menos Uno de ellos será el próximo presidente del Episcopado
A principios del próximo mes de noviembre, los más de cien obispos del país tendrán una reunión plenaria Ahí, abrirán por fin los sobres y sabrán los nombres de los elegidos por las regiones pastorales Pero, aparte, habrá una votación individual El ungido, obviamente, será el más señalado en estas dos votaciones
Es común que --por su mayor jerarquía en una institución muy jerárquica-- sean los cardenales quienes tienen mayores posibilidades de presidir el Episcopado Mexicano Y en este momento sólo hay dos en funciones: Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, y Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo de Guadalajara
Debido a esto, los analistas eclesiásticos empiezan a mencionar a los dos cardenales como posibles sucesores del michoacano Luis Morales Reyes, actual presidente del Episcopado y arzobispo de San Luis Potosí
Por si fuera poco, en los últimos meses las figuras de Rivera Carrera y Sandoval Íñiguez han cobrado mayor relieve porque se les señala como “papables” Hasta los medios extranjeros los incluyen en sus listas de probables sucesores de Juan Pablo II
Una regla no escrita es que cualquier cardenal, para poder ser Papa, debió haber presidido la Conferencia Episcopal de su país de origen, pues esto demuestra que goza de cierto consenso entre sus coterráneos De ahí que los más presionados a encabezar la CEM sean, justamente, Rivera Carrera y Sandoval Íñiguez, si es que aspiran al trono papal
Sin embargo, ambos son cardenales muy polémicos que se han visto metidos en escándalos Esto puede impedirles llegar a la presidencia del Episcopado, ya que la Iglesia es una institución que valora en mucho la discreción y la mesura, virtudes de las que carecen estos prelados
Rivera Carrera está siendo muy cuestionado por vender, en 125 millones de dólares los derechos de propiedad de la imagen guadalupana Por este acto ilícito algunos afectados ya preparan demandas judiciales en su contra Por su parte, el rijoso Sandoval Íñiguez lleva años enfrentándose con las autoridades gubernamentales, a quienes acusa de estar tras el crimen de su antecesor en el Arzobispado tapatío, el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo
Paradójicamente, al Episcopado Mexicano no le conviene ser representado por ninguno de los dos cardenales ¿Quién podrá ser, entonces, el nuevo presidente de la CEM? Quizá en las próximas semanas los mismos obispos comiencen a dejar su hermetismo, para darnos algunas pistas