Fox, ¿cuál "alter ego"?

lunes, 1 de septiembre de 2003 · 01:00
¿Cuál será el alter ego de Vicente Fox como político? ¿Si estuviera en sus manos, qué destino preferiría: el que tuvo Iturbide, el de Madero o el de ser un buen presidente, a secas? Una búsqueda de identificación con otros personajes carece de sentido Fox no tiene interés —ni es su circunstancia— en imitar los pasos de otros grandes o pequeños líderes políticos de México como Díaz, Cárdenas o Juárez En cuanto a rasgos de personalidad y circunstancias de acceso al poder, Fox podría parecerse a Iturbide y Madero Como Fox, Iturbide y Madero vencieron al antiguo régimen Ambos entraron en la ciudad de México en medio de la mayor euforia popular De ambos se esperaban grandes realizaciones, que se frustraron cuando ellos se enfrentaron a obstáculos mayores y cometieron errores que los llevaron a perder el poder Aunque con vidas paralelas, sus destinos fueron distintos Lorenzo de Zavala considera que el primer emperador fue un personaje de comedia: Iturbide estaba desairado y todo parecía una comedia Sin embargo, la caída del primer emperador no fue producto de su estilo de gobernar, sino de los problemas de su carácter y los errores políticos que cometió Por su tendencia a figurar y a sacar ventaja personal, los insurgentes mantuvieron su distancia de él Era un jefe que no quería a su lado iguales, sino súbditos A Iturbide le importaba demasiado ser querido, pero su principal error político fue la relación que estableció con el Congreso y el modo en que pretendía imponerle su voluntad, bajo el argumento de que él tenía el apoyo popular Lo que Iturbide no vio —no quiso ver— es que su conducta y sus decisiones le estaban generando enemigos formidables, mientras que el apoyo que tenía era frágil Que, cada vez más, sus respaldos tenían que ser fabricados desde el gobierno Que muchos se le sometían por interés o temor Por su parte, Francisco I Madero, un personaje de mucha mayor profundidad y un destino trágico, intentó, primero, un cambio pacífico Fue parte de un movimiento en el que convergieron los opositores de la dictadura porfirista, desde aquellos que aspiraban a tener libertades democráticas hasta los que buscaban alcanzar derechos para los campesinos y trabajadores La división en el régimen porfirista entre los científicos dirigidos por el secretario de Hacienda, José Ives Limantour, y los políticos, cuyo líder fue Bernardo Reyes, precipitó la candidatura de Madero —para las elecciones de 1910—, que no tuvo en ese momento ninguna significación Por otro lado, la opinión publica ya no estaba pensando en Díaz El mismo dictador —quien como pocos conocía al México bronco— se dio cuenta de que ya no tenía margen Esa gran capacidad política de Madero para derrotar al antiguo régimen no la mostró a la hora en la que tuvo que gobernar Ni llegó a un acuerdo de fondo con el antiguo régimen que estaba en buena medida intacto, ni se decidió a quitar la costra y limpiar la pus, en palabras del político y analista más lúcido de ese tiempo, Luis Cabrera Los grandes errores políticos que arruinaron a Madero radicaron en su relación con el Congreso y en su falta de cumplimiento a las demandas de quienes se habían revelado en espera de una reforma social (Emiliano Zapata) Madero dejaba correr el tiempo y no se decidía Sus partidarios le reclamaban decisión, pero ésta no llegaba En la parálisis y el vacío político, Madero empezó a perder sus apoyos, mientras sus enemigos se agrupaban y lo presionaban desde todos los frentes Al final, en un golpe para el que se cubrieron los requisitos de la legalidad, Madero fue derrocado y cobardemente asesinado No se puede decir que Madero fuera un hombre débil Había corrido todos los riesgos en su lucha y en el levantamiento revolucionario No se puede decir que, como Iturbide, persiguiera objetivos egoístas; tampoco que sus limitaciones para actuar obedecieran a compromisos inconfesables con grupos de interés Su pecado político fue su absoluta congruencia con sus principios democráticos, en un país que había acumulado rencores sociales, donde las ambiciones políticas crecían con la incapacidad del gobernante para gobernar y donde sus enemigos —y muchos de sus partidarios— no estaban pensando en el perfeccionamiento moral de la vida pública, sino en qué iban ellos a ganar En la circunstancia política del 1 de diciembre de 2000, el presidente Fox pudo estar en una condición semejante a la de Madero, que es la de haber despertado demasiadas esperanzas y poner en riesgo demasiados intereses sin tener con qué responder Para el presidente Fox ya pasó el momento del héroe que derrota al régimen antiguo Entonces, ¿qué tipo de presidente puede ser en los próximos años? El presidente Fox puede ser un mandatario honesto que le evite mayores problemas al país, o un gobernante frívolo y desconcentrado que lleve a la nación a una gran frustración y a una nueva crisis económica o política Para lo primero, tendrá que reconocer que lo que viene no es la cosecha, sino la necesidad de una mayor concentración para tiempos que serán mucho más difíciles de los que imaginó Para lo segundo, puede seguir ilusionándose de que su apoyo es grande, y despreciando a la política, a sus enemigos y a sus críticos La corte que lo rodea le dirá que su papel es el de Madero, pero sin riesgos Sus adversarios pensarán que si se endurece y no controla a su gobierno, estará más cerca del papel de Iturbide Su mejor opción es la de ser un buen presidente, a secas Uno que sea confiable en sus tratos y prudente con sus adversarios (Proceso 1348/01-Sep-2002)

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