Los informes de Fox

lunes, 1 de septiembre de 2003 · 01:00
Este lunes 1 de septiembre el presidente Vicente Fox rinde su Tercer Informe de Gobierno En las dos ocasiones anteriores en la que dio cuenta de sus actividades anuales, muchos criticaron sus palabras y hasta contrapusieron las cifras que dio a conocer en asuntos como la pobreza, el desarrollo social, el desempleo, el crecimiento económico Esta vez, el presidente anuncia que habrá sorpresas En pocas palabras, dice que su Informe “va a ser un tiro” Procesocom presenta el análisis que la revista Proceso publicó acerca de los informes que rindió el presidente en 2001 y 2002 La transición frustrada Luis Javier Garrido Frustrada hasta ahora la verdadera transición, inalcanzadas sus metas, incumplidas las promesas que lo llevaron a Los Pinos, con un equipo de trabajo torpe, Vicente Fox tiene poco qué informar en su segundo informe como presidente de la República y, menos aún, de qué enorgullecerse, excepto de su inalterable triunfalismo El gobierno de Fox ha constituido un ensayo general en América Latina del proyecto neoliberal, que supone un desmantelamiento de los antiguos Estados nacionales Por ello, muchos analistas le han conferido desde Washington un valor estratégico a su persona a nivel continental Sin embargo, ante la ausencia de logros de su gobierno, Fox está delegando buena parte de sus atribuciones en sus colaboradores, en su esposa y hasta en entidades privadas, para dedicarse a la defensa y justificación de su gobierno En su visión maniquea y simplista, acentuada conforme se agravan los problemas del país, resulta evidente que su gobierno no representa una opción de cambio Los dos temas centrales del mandatario y sus colaboradores han sido: a) que todo ya ha cambiado desde el 2 de julio, cuando la democracia llegó supuestamente al país, y que, en consecuencia, todo va bien, y b) que el régimen priista fue la expresión de todos los vicios imaginables y que acarreó, y sigue trayendo, males innumerables para México La principal preocupación del gobierno foxista no está resultando el incumplimiento de sus ofertas electorales y que hayan crecido el desempleo y la marginación, que los derechos sociales de los mexicanos se estén cancelando, que se haya incrementado la inseguridad, que la corrupción siga caracterizando el quehacer de la administración pública o que en Chiapas en vez de llegar la paz se esté incrementando la violencia represiva; lo son las críticas que vienen de Estados Unidos en relación con la falta de acuerdos en el Congreso para la privatización de la energía, por su incapacidad para iniciar la construcción del nuevo aeropuerto de la capital, por su fracaso para negociar con los sindicatos una nueva legislación laboral, por la resistencia de las comunidades zapatistas de Chiapas al Plan Puebla Panamá Según el discurso oficial, el fracaso de las políticas del foxismo se ha debido a factores internacionales, desde la recesión en Estados Unidos, hasta la crisis argentina, pero también a factores nacionales: las estructuras políticas y sociales heredadas del antiguo régimen y el control que el priismo guarda aún del aparato estatal y la falta de visión de sus legisladores, que no lo han respaldado en sus iniciativas El fracaso de Fox no significa, sin embargo, que el proyecto neoliberal no esté avanzando en México El desmantelamiento del Estado mexicano y el proceso de privatizaciones han proseguido de manera silenciosa, con la complicidad de las principales fuerzas políticas Los funcionarios del nuevo gobierno han procurado el control de sus dependencias mediante la incorporación de personal surgido de la iniciativa privada a los cargos de decisión, a fin de impulsar aquellos programas que tienden a utilizar los fondos del Estado para proyectos decididos conforme a la lógica empresarial Acabar con la Constitución El aspecto más preocupante de estos dos años es el desprecio que el gobierno foxista ha mostrado por la Constitución de la República, a la que ha buscado transgredir mediante decretos o acuerdos También la ha desacatado abiertamente e incluso pretende modificar en sentido regresivo sus capítulos centrales Cuando en mayo (de 2002) Fox declaró en Madrid que la Constitución respondía al régimen anterior e insistió en que se le hiciesen, por lo menos, las dos modificaciones exigidas por Washington en materias laboral y de energía, se dijo que confundía en su ignorancia el régimen constitucional con el sistema priista Pero lo cierto es que el objetivo no son esas estructuras de poder, sino el régimen jurídico de la nación, aquellos que los grandes intereses trasnacionales han buscado destruir y que el propio Fox ve como el obstáculo mayor para las privatizaciones que se ha comprometido a hacer con los organismos financieros internacionales y que beneficiarían directamente tanto a los grupos empresariales nacionales como a extranjeros que lo han venido apoyando, como Amigos de Fox, muchos de ellos vinculados a la derecha trasnacional (Proceso 1336) El futuro del sexenio de Vicente Fox, esos cuatro años que él vislumbra como de cosechar lo sembrado, están supeditados a una cuestión central: la privatización del sector energético mexicano, exigida cada vez con mayor arrogancia desde Estados Unidos y a la que Fox y su canciller Castañeda se han comprometido De esa medida determinante depende que se cierre un ciclo de la historia mexicana, y que uno nuevo se abra con el país completamente en manos del capital trasnacional Sin embargo, las reformas constitucionales y legales no podrán ser aprobadas sin el voto de los legisladores priistas En este sentido, las relaciones entre Fox y el priismo han constituido una clave de la evolución de lo que va del sexenio, pues hasta ahora no han culminado en el sentido anhelado por Los Pinos Los dos tercios que aún le restan al sexenio de Vicente Fox se abren bajo el signo de la incertidumbre y de un profundo deterioro institucional Y es que la posible transición democrática murió antes de nacer porque el gobierno foxista no tiene un proyecto nacional y no está tratando de gobernar más que aplicando los programas que se le imponen desde el exterior y para los que no tiene el consenso de la sociedad ni mucho menos de los grupos afectados La puesta en marcha de los programas neoliberales en el campo, donde éstos suponen quitarle a los campesinos con la tierra su derecho a su propia cultura y a su identidad, no podrá hacerse si no media la violencia El fin de la transición anunciado por Fox no hace más que confirmar que no hubo de parte de su gobierno ninguna voluntad democrática, y ello es muy preocupante ante el desastre institucional que está viviendo el país (Proceso1348/01 de septiembre de 2002)

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