Desempleo, ¿realidad o estrategia?
Si hay algo que se ha puesto de moda, es el desempleo Regreso de un viaje por Uruguay, Argentina y Chile y la nota conjunta es, precisamente, la existencia del desempleo En Uruguay lo reconoce públicamente el presidente Jorge Batlle En Argentina, al menos en Buenos Aires, se nota menos En Chile, se respira Una estancia mínima en la capital, Santiago, al menos en la zona centro, cerca de La Moneda, te hace ver una población tensa, con cara de preocupación, prisa por llegar a ninguna parte que en el atardecer se manifiesta de otro modo, como sin esperanzas
Junto al desempleo la preocupación principal es la seguridad Los periódicos chilenos advertían sobre el crecimiento de la delincuencia Aparentemente, radicada fundamentalmente en el centro de la capital (según mi informante) y reducida al robo de carteras y bolsas Típica reacción cuando no tienes trabajo ni te has hecho a la economía informal Una forma elemental de distribución del ingreso
Pero yo me pregunto si ese fenómeno, tan nuestro ahora, es producto de una situación irremediable o la consecuencia de un mecanismo motivado por esa globalización que tanto nos agobia En otras palabras, si responde a un fenómeno de crisis capitalista típica, que suele ser el resultado de esas etapas en las que el mercado ya no responde porque está saturado de productos y las empresas se ven en la necesidad de reducir su producción o de cerrar, de plano, con los despidos colectivos como remedio o si, por el contrario, constituye el resultado de una estrategia capitalista que en el mundo de la globalización busca la mano de obra más barata
Hay dos antecedentes nuestros que me parece importante poner de manifiesto
El primero, no tan notorio en las noticias, es la evidente disminución del empleo en la maquila Durante muchos años, evidentemente antes de la era Fox, el incremento del empleo en ese terreno, que no es ideal, por cierto, fue notable Quizá se llegó a poco más o menos, un millón trescientos mil puestos de trabajo Hoy difícilmente llega a ochocientos mil y me temo que me paso
El segundo antecedente, muy reciente y publicitado, se dio en la Empresa Volkswagen Con la amenaza de dos mil despidos, la Empresa logró reducir el tiempo de trabajo a cuatro días a la semana El pretexto: la disminución de las ventas en los Estados Unidos Es claro que un despido de esa índole no tendría ningún fundamento si la Empresa no siguiera las vías complicadas del conflicto colectivo de naturaleza económica que regula la Ley Federal del Trabajo y cuya tramitación se suspende con el simple ejercicio del derecho de huelga Pero, por lo visto, la amenaza fue lo suficientemente apantallante como para debilitar las defensas sindicales al grado de que se pactó la reducción de la jornada y del salario Un problema parecido se produce en la planta de la Volkswagen en Brasil
A cambio de ambas reducciones, ha crecido el empleo en zonas de bajos salarios (que se necesita que sean muy bajos para que sean más bajos que los nuestros), particularmente en China que se ha constituido en el paraíso de la inversión extranjera Y en particular la Volkswagen de aquellos rumbos ha acordado duplicar la producción de vehículos, de ochocientos mil a un millón seiscientos mil por año Lo que supone importantes aumentos de capital y un notable incremento de la mano de obra
En esos términos el famoso desempleo no parece que sea un fenómeno incontrolable sino, por el contrario, una maniobra no tan sutil de las empresas multinacionales que escogen territorios de costo menor para sus inversiones lo que las lleva a abandonar los que antes
constituían sus lugares preferidos, México de manera especial, dada la frontera común con los Estados Unidos y el Tratado de Libre Comercio,
Recuerdo un discurso de Bill Clinton, en la Universidad Estatal del Norte de Carolina, durante su campaña para la presidencia (4 de octubre de 1992) en el que hacía referencia a los riesgos del TLC si no se tomaban las medidas necesarias para impedir que los bajos salarios mexicanos le quitaran el trabajo a los norteamericanos que no ganarían lo suficiente para comprar los productos de sus antiguos patrones hechos con mano de obra mexicana Ello dio origen a la discusión del Acuerdo de Cooperación Laboral anexo al TLC Que, por cierto, no le sirvió de nada a los Estados Unidos Entre otras razones, porque en la presidencia de Clinton el empleo creció de manera notable, en la misma medida que ahora se acelera, con Bush , el desempleo
En el mundo de la utópico, de tan particular importancia en los temas laborales, la única alternativa sería una especie de sindicato de países proveedores de mano de obra que emplazara a huelga a las empresas multinacionales y globalizantes Una bonita suspensión del trabajo en todo ese mundo, coordinada de manera adecuada, podría empezar a preocupar a esos países ricos e imperiales que explotan a más no poder a los periféricos