Migración: La tragedia de Columbus

lunes, 25 de octubre de 2004 · 01:00
Columbus, Ohio , 25 de octubre (apro)- Había sido un sábado “normal” en las afueras del complejo departamental “Lincoln Park” de Columbus, Ohio Unos cuantos jóvenes tomando cerveza afuera de sus autos y con los estéreos a todo volumen para escuchar la música ranchera y de banda “Apenas se había terminado el ruido allá afuera cuando oímos una explosión muy fuerte, como cuando explota un tanque de gas, y de pronto las sirenas de los bomberos y la policía por todos lados”, relata a Apro Maria García, una joven mexicana de Zimatlán, Oaxaca, testigo del incendio en el edificio departamental del 4544 Lynwood, del complejo Lincoln Park, donde perecieron 10 mexicanos victimas del fuego la madrugada del pasado domingo 12 de septiembre La tragedia comenzó aproximadamente a las 12:48 de la madruga, según la versión oficial del Departamento de Bomberos del Condado de Franklin, estimado que coincide con la versión de los sobrevivientes y testigos del siniestro El fuego inició en el primer piso del edificio de 3 plantas y 24 departamentos, pero se extendió con una rapidez aún inexplicable para las víctimas En unos 40 minutos las llamas acabaron con todo, incluidas las vidas y los cuerpos de los miembros de la familia Noriega Mejia que habitaban el departamento número 11 “Usaron algún químico, tal vez gasolina o algo que se prende muy rápido Empezó en el primer piso pero seguro regaron el químico, o lo que haya sido, por todas las escaleras hasta los pisos de arriba”, asegura Antonio Noriega, hermano de Ismael Noriega, quien junto a su esposa Leticia Mejia; sus hijos José Guadalupe, de seis años de edad; Jesús Antonio, de tres; e Ismael Enrique, de un año de edad, murieron calcinados Luis Soreque, del Distrito Federal, estaba con su familia y un grupo de amigos en la sala de su departamento de dos habitaciones del primer piso: “Escuchamos un ruido como de llovizna afuera de la puerta y nos llamó la atención porque ese día no había lluvia Abrí la puerta y entraron a mi departamento las llamas y la humareda, con un calor insoportable Ya no pudimos salir por la puerta y empezamos a romper los cristales de las ventanas para poder escapar Yo estaba con mi esposa y mis dos hijos, pero también estaban con nosotros otras cuatro personas, unos amigos que nos habían ido a visitar”, cuenta el señor Soreque, que junto con su familia y amigos fueron los primeros en escapar del fuego y los que hicieron la llamada telefónica a los bomberos Confundidos por las llamas y en medio de la humareda, Luis relata que su hija antes de saltar por la ventana alcanzó a marcar en el teléfono el número 911 para pedir auxilio Un hijo de Luis le arrebató el teléfono y sacó el cable afuera del departamento para seguir hablando con los bomberos, que no hablaban español, pero entendieron el motivo del llamado “¡Pácatelas cabrón!” Las luces del departamento número 2 se habían apagado a las 11:30 de la noche del sábado “Estaba dormido y entre sueños empecé a oír como que querían abrir la puerta --recuerda Antonio-- Me levanté sin despertar a mi esposa ni a mis hijos Cuando abrí la puerta, ¡pácatelas cabrón!, que me encuentro con unas llamas enormes y una humareda que no dejaba ver y que cerraba la garganta Corrí a levantar a mi esposa y a mis hijos para sacarlos por las ventanas Por suerte que nos dormimos con las ventanas abiertas y por eso salimos todos en menos de un minuto” Los bomberos y la policía del condado de Franklin tardaron entre siete y ocho minutos en llegar al lugar de los hechos, demasiado tarde para rescatar a la familia Noriega Mejía, y a los otros cinco mexicanos que dormían en el departamento 11: José Cruz, Luz y Gerardo Mejia; Moisés Castro y José Enrique Castro “Cuando logramos salir vimos que el fuego ya estaba por todos lados Entonces empezamos a tirar piedras a las ventanas de los departamentos para despertar a la gente Esto fue antes de que llegaran los bomberos y la policía Sabíamos que no había gente en todos los departamentos, y conforme iban saliendo por las ventanas, oíamos más y más gritos en los pisos de arriba Fue todo muy rápido”, apunta Luis Soreque Antonio, oriundo de León, Guanajuato, corrió de inmediato a la escalera que conducía al departamento de su hermano y su cuñada en el tercer piso, pero el fuego le impidió subir Puso entonces una escalera de mano para llegar a la ventana “Pero me jalaron No me dejaron subir a rescatarlos Fue ahí cuando me di cuenta que ya habían llegado los bomberos Ellos me jalaron, ellos son los responsables de que se muriera mi hermano y toda su familia”, enfatiza con lagrimas en los ojos y con una expresión de rabia e impotencia El edificio departamental del 4544 de Lynnwood quedó totalmente destruido por el fuego Todo se mira achicharrado, excepto por las paredes de la fachada, que son de ladrillo rojo Todo se acabó y sólo en la esquina del lado oeste quedó una parte de techo del inmueble de tres plantas “Todos estaban saltando por las ventanas Los hombres y las mujeres que ya estaban afuera cachaban a los niños que caían de los pisos de arriba Había una señora tirada en el suelo, creo que se rompió una pierna cuando cayó al piso Otros que estaban atorados pedían que los sacaran los bomberos o la policía Se salvaron por lo menos unas 40 personas, menos la familia Noriega que eran muy buenas gentes”, sostiene José, un ecuatoriano que no quiso dar su apellido y que vive en el 4532 de Lynnwood, a unos 20 metros del edificio que consumieron las llamas “Acto criminal” Sobre el origen del incendio hay varias teorías Steve Martín, jefe de la oficina del sheriff del condado de Franklin, afirma que lo único que pueden decir públicamente es que “fue un acto criminal, un incendio premeditado” “La investigación está en curso Ya tenemos muchas pistas, pero eso mismo nos impide decirlas, porque si ahorita dijera qué usaron para prender el fuego, el culpable o los culpables sabrían que ya estamos sobre ellos y la gente empezaría a especular”, aclara el sheriff Martin Luego de la tragedia, los medios de comunicación locales y algunos diarios mexicanos de circulación nacional que recogieron las versiones y rumores de Columbus, señalaron en un principio que fue un crimen con un trasfondo racial, de repudio a los mexicanos que ocupan el 80 por ciento de los departamentos de Lincoln Park “No es un asunto racial Eso es lo único que nos han confirmado las autoridades locales y federales que están investigando este crimen”, dice en entrevista Sergio Aguilera Beteta, cónsul general de México en Indianápolis, a quien le corresponde atender los asuntos de la comunidad mexicana del oeste de Columbus Un agente federal estadunidense involucrado en las investigaciones y que habló con Apro con la condición de que no se diera a conocer su nombre, esbozó las diferentes líneas de investigación sobre el crimen: “Una venganza de un grupo de personas dedicadas a falsificar documentos de residencia en Estados Unidos, que fueron delatadas por alguno de los que vivían en el edificio Un arreglo de cuentas pendientes por la venta de drogas, porque también sabemos que en ese edificio vendían droga Y, finalmente, un problema relacionado con la prostitución, pues en alguno de los departamentos había mujeres que se prostituían, ahí mismo en el edificio “De lo que sí estamos completamente seguros es que no es un caso de racismo”, acota La familia Noriega dice que ellos no saben nada de las líneas de investigación “Lo único que queremos es que nos aclaren por qué no salvaron a mi hermano, a mi cuñada, a mis sobrinos y a los hermanos de mi cuñada”, expresa Antonio “Aunque –confiesa-- hace un mes o mes y medio hubo tres intentos de incendio Uno frente al departamento número 4, pero lo pararon rápido Se quemó sólo un tapete que estaba frente a la puerta Los otros dos casos fueron en las escaleras de las dos entradas que había en el edificio He oído el chisme sobre los ‘polleros’ o falsificadores de documentos, pero nosotros no sabemos nada de eso” La zona de Lincoln Park West de Columbus es un barrio bravo, abatido por el crimen, las drogas, la prostitución y las diferencias raciales Alex Flores, presidente de The National Hispanic Media Group, que edita en Columbus el periódico semanal en español La Voz Hispana, lleva siete años de vivir en esta ciudad Para él, el caso del incendio sí tiene tintes raciales Basa su creencia en los antecedentes del lugar: “Anteriormente ese complejo departamental estaba casi en su totalidad habitado por afroestadunidenses, pero desde hace unos 3 años los mexicanos se han ido apoderando de ellos porque sí pagan a tiempo la renta, y son un poco menos escandalosos que los negros “Lo que ya se le olvido a la gente y lo que no están diciendo las autoridades de aquí, es que por ese desplazamiento existe una enorme rivalidad entre negros y mexicanos De hecho, el incidente racial más grande que ha habido en Columbus fue hace tres años, cuando precisamente cerca de ese edificio que se quemó hubo una gran pelea entre mexicanos y negros Fue un escandalazo Desde entonces, adolescentes afroestadunidenses han ido a provocar y crear destrozos Es más, algunos mexicanos que viven ahí han dicho que los incendios de hace un mes coincidieron con la presencia en la zona de unos jóvenes negros, quienes, además, buscaron pleito con los mexicanos” Otra fuente oficial involucrada en las investigaciones del crimen y que condicionó sus declaraciones al “absoluto anonimato”, dijo al reportero que otra de las pesquisas tiene que ver directamente con Antonio Noriega: “Presuntamente el señor Noriega es líder de un grupo que también se dedica a la falsificación de documentos de residencia legal en Estados Unidos Se ha mencionado la posibilidad de que un grupo opositor o de competencia al de Noriega inició el incendio en venganza por el arrebato de clientes”

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