Satanismo y rock

lunes, 4 de octubre de 2004 · 01:00
México, D F, 4 de octubre (apro)- Hacia febrero de 1986, René Laban escribió uno de los primeros estudios acerca de la relación de peculiares artistas del rock y su vinculación con los cultos diabólicos, en las 121 páginas de Música, rock y satanismo, estudio que para 1991 llevaba ya tres tirajes en Ediciones Obelisco, de Barcelona, España, colección Magia y Ocultismo/Testigos de la Tradición (ver internet: edicionesobeliscocom) Si bien dicha obrilla no conseguía profundizar con acierto sociológico en la importancia del fenómeno, ni tampoco avanzaba con solidez por hechos de comprobación histórica, Música, rock y satanismo contenía ciertos elementos por demás inquietantes como para sustentar la fraternidad de la música moderna con el demonio mayor, tesis que Laban demostraba a medias Eso sí: puso en evidencia las tendencias destructivas y pervertidoras del rocanrolero Alice Cooper (“Alicia Cooper”, nacido Vicent Damon Fournier el 4 de febrero de 1948, hijo de un respetable pastor de Detroit), creador de los álbumes Alice Cooper se va al infierno y De parte de Alicia con malicia, y quien en concierto solía descuartizar y degollar muñecas de plástico en vivo al interpretar su pieza Niñas muertas del disco Asesino (1971), así como sacar boas al escenario y arrojar pollos vivos o sangre al público Para la fotógrafa Annie Lebovitz, Alice Cooper significaba el comienzo de la decadencia del rock: antes de él, los rocanroleros pensaban más en crear buena música que en el glamour de los aspectos visuales, teatrales y del entretenimiento para el populacho Entre los conjuntos de inspiración satánica Laban nombraba a Led Zappelin, AC/DC, Ozzy Osbourne y Black Sabbath, Deep Purple, Queen, Kiss, Crosby/Stillis/Nash and Young, Las Puertas con Jim Morrison y, por supuesto: Los Rolling Stones y Los Beatles Curiosa revelación de Laban fue que para el célebre disco de este conjunto de Liverpool, El Sargento Pimienta (1968), una de las imágenes entre la multitud de personajes de la extraordinaria portada incluyó al tenebroso Aleister Crowley (nacido Edward Alexander Crowley y apodado “Bafonet” un 12 de octubre del mismo año de la fundación de la Sociedad Teosófica Leamos del capítulo Ideólogos y rock: “Aleister Crowley (1885-1947) es considerado el satanista más importante del siglo XX, él mismo se definió como ‘La gran Bestia’ o ‘666’, dos de los nombres que el Libro del Apocalipsis da al diablo Miembro desde 1998 de la sociedad secreta The Golden Dawn (La Aurora Dorada) en la que influyó profundamente, Crowley se consideraba elegido para desempeñar la misión de poner en marcha poderes ocultos que culminarán hacia finales de siglo Músicos como Jimmy Page, líder de Led Zeppellin u Ozzy Osbourne han pertenecido a esta sociedad El mismo Kenneth Anger, famoso por sus filmes espeluznantes perteneció a The Golden Dawn y a él debemos los contactos entre los Rolling Stones y esta secta “Hacia 1911 en medio de una vida marcada por el escándalo, Crowley ingresaría en otra sociedad secreta, el OTO (Ordo Templi Orientis), fundada por el masón Karl Kellner que propugnaba curiosas enseñanzas de tipo mágico, basados en la Magia Sexualis de P B Randolph Una de las características de las enseñanzas de la OTO fue la burda profanación de los símbolos caballerescos cristianos tradicionales; Crowley comprendió que ‘la cruz era el falo’ y ‘la rosa, la vagina’ En 1920, huyendo de Inglaterra, Crowley funda en Cafalú, Sicilia, la Abadía de Thélène donde tenían lugar orgías sagradas en las que se consumían drogas A partir de entonces se hace llamar ‘La Bestia’ y se declara la encarnación del Anticristo Según algunos autores, Crowley habría pertenecido a la famosa secta de los Illuminati (ver el capítulo “La Obra del Diablo”) Incluso Hitler llegó a conocer la obra de Crowley” Crowley murió enfermo y arruinado, cuenta Laban, “miserablemente en la ignominia y el descrédito” el 2 de diciembre de 1947; sin embargo, “su muerte traería mucha cola” y se le calificó “el personaje más perverso e inmundo de Gran Bretaña” ¿Quién de Los Beatles decidió que Crowley apareciera en la portada central del Sargento Pimienta? Pudo haber sido John Lennon, pues si bien se trataba de incluir a personalidades históricos que admiraban Los Beatles, Lennon había sugerido dos que serían rechazados por los demás músicos: Hitler y Jesucristo Paul McCartney pensó en Gandhi; mas a última hora retiraron su estatua de cera en la portada por considerar que sus seguidores se ofenderían al ser Gandhi persona sagrada en la India George Harrison asegura en la gruesa Antología de Los Beatles: “No tengo idea de quién escogió a algunas de las personas Creo que Peter Blake colocó a muchos de los personajes más confusos Los que yo escogí era quienes admiraba, no metí a nadie allí que no me cayera bien (a diferencia de algunos otros)” Los Beatles acudieron al corredor londinense de arte Robert Fraser, representante del pintor Peter Blake para la portada del Sargento Pimienta, foto que fue tomada por Michael Cooper Lo cierto es que al año, Los Rolling Stones (que en casi todo imitaban a Los Beatles o deseaban contrastarse con ellos), hicieron su disco La petición de sus satánicas majestades; una samba de los Stones Mick Jagger y Keith Richards, Simpatía por el Diablo se incluiría en otra grabación Por favor, permítanme presentarme, soy un hombre de dinero y buen gusto, he merodeado desde hace muchísimos años y robado el alma de tantos seres humanos Ahí estaba yo cuando Jesucristo padeció sus momentos de duda y dolor Desde luego, el rock no era el único culpable de la brillante aparición de Satanás en la música Ya desde comienzos del siglo XX en Estados Unidos, los músicos negros de blues y jazz eran acusados de vender su alma al demonio para tocar aquellas notas “infernales” (bueno, ¿no al virtuoso violinista genovés Nicolò Paganini se le tildó de lo mismo en el siglo XVIII?) Y en los años 50, predicadores y grupos católicos quemaron discos de Elvis Presley por atribuir a su música y movimientos pélvicos la invocación a placeres propios del maligno Hoy día, grupos de death metal no ocultan su preferencia por temas relacionados con los diablillos del averno En tierras latinoamericanas, uno de los casos más sonados de rock y satanismo sigue aconteciendo con el llamado “Clan Trevi-Andrade” Karina Yapor relata en Revelaciones: Mis amargas experiencias con Gloria Trevi, Sergio Andrade y Mary Boquitas (Grijalbo/Mondadori, 2001 Pág 216): “Algo que me causaba gran inquietud en mí era despertar en muchas ocasiones para encontrar a Sergio (Andrade) de pie junto a mí, mirándome con fijeza Era como si me ordenara mentalmente: ‘Despierta’ ¿Podría ser que estuviera practicando algún tipo de control mental? “Otro comportamiento suyo que hasta la fecha me hace sentirme suspicaz y temerosa es que él acostumbraba pasar mucho tiempo encerrado en el baño, sin hacer ruido alguno, ni siquiera se escuchaba el agua al correr Nunca supe qué hacía en esos momentos La duda sigue embargándome, sobre todo ahora que tengo algunos datos acerca del satanismo, por ejemplo, que hay personas que viven bajo un mismo techo durante años, sin saber que el de al lado es satánico o practica algún rito de este tipo, ya que lo hacen en secreto” Sergio Andrade, a su vez, responde en su propio testimonio Revelaciones (Planeta, 2002 Pág 9): “Nunca, repito, nunca existieron prácticas satánicas, ni simpatía por el diablo, ni ritos de brujería de ningún tipo; nunca compré o recibí como obsequio ni mantuve en mis casas objetos o piezas ‘extrañas’ o asociadas con prácticas mágicas (ni siquiera con ejercicios pornográficos), como algunas personas con absoluta mala fe han señalado terriblemente” Lo cierto es que Andrade efectivamente cambiaba el nombre de sus amiguitas por apodos para no ser identificadas cuando ya la policía andaba tras sus huesos (práctica típica en las sectas diabólicas, según Laban) Y si Revelaciones de Andrade contiene varios poemas que gustarán a quien los lea con atención (muchos con alarde de información intelectual y cultural), en cambio sus relatos resultan burdas narraciones de aventuras sexuales, sin talento ni demasiado ejercicio imaginativo Una sosa venganza literaria Dos de los poemas de Andrade están dedicados a la dualidad luz/tinieblas que rige el universo, muy influidos por lecturas de canciones de Bob Dylan, John Lennon y Mick Jagger Yo Soy Dios: Por la bondad y el sacrificio de algunos de mis hijos que justifican al ser humano como especie ante mis ojos Y por el sacrificio de aquel quizás el más reconocido que sintió en su momento más dramático que podría yo tal vez haberlo abandonado Ofrezco hoy estas palabras en un idioma que conozco bien desde el principio como ofrezco los soles y los días, la lluvia, el clavel, las estrategias, el trigo, el mar de Azof y la Oceanía () Y un fragmento de El demonio soy yo: El demonio soy yo En mí están contenidos el desarraigo, la ignominia y las bajezas de un espectáculo infinito O violé el pacto de mantenerme unido a las vicisitudes de mi Padre Divino y en la noche de San Bartolomé estupré a mis hermanas y, encantado, las asé a fuego lento mientras miraba desde lejos en sus trémulos vientres húmedos de aceite y renegridos de humo, el reflejo mortal de la cigüeña –mi madre— María “la extremeña” Fornicando conmigo en un totumo ()

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