México y EU, sin acuerdo migratorio

sábado, 20 de noviembre de 2004 · 01:00
México, D F(apro)- En las próximas horas, en el marco de la reunión de APEC en Santiago de Chile, los presidentes Vicente Fox y George W Bush se reunirán para conversar sobre temas de la agenda bilateral Para México el punto central es el de una nueva política migratoria de Estados Unidos favorable a los mexicanos en ese país; para Bush, esa no es una prioridad Seguramente abordará temas de seguridad Es difícil imaginar que pueda, tras esa breve conversación, haber algo más que un intercambio de ideas en torno a una agenda migratoria estancada Bajar las expectativas recomendaba Colin Powell, el aún Secretario de Estado, porque los avances no podrán ser más que pequeños Para el gobierno del presidente Vicente Fox, el tema de un acuerdo migratorio con Estados Unidos sigue siendo el punto central de la agenda de la relación bilateral con el gobierno de George W Bush; sigue siendo un asunto del más alto nivel, que debe ser tratado directamente con el presidente Para el gobierno de Fox pareciera que estamos todavía en los primeros meses de 2001, o que el 11-S y sus efectos posteriores en toda la geoestrategia de Washington se hubieran desvanecido, o que la reelección de Bush no estuviera abriendo un gobierno más fuerte y más a la derecha, con el mismo proyecto de supremacía, en el que, incluso, las voces disidentes más moderadas dentro del gabinete desaparecen y dejan paso a los duros, a los halcones, a los defensores del poder a ultranza de la primera y única superpotencia en el planeta, a la primacía del unilateralismo Pareciera que no se entiende por parte del gobierno de mexicano que el electorado estadunidense votó por ese proyecto conservador y que le dio a Bush no sólo la presidencia, sino también las dos cámaras del Congreso que tienen ahora mayoría Republicana Controla también la Suprema Corte El presidente reelecto tiene una enorme concentración de poder Bush no tiene una base que mire con simpatía la migración indocumentada, bueno ni siquiera la mayoría de los latinos que votaron por Bush apoyarían un proyecto de regularización de alrededor de 9 millones de indocumentados en Estados Unidos, de los que la mayor parte, cerca de 5 millones, son mexicanos Para el gobierno de Bush el tema migratorio sólo tiene una respuesta: unilateralismo Forma parte de la política interna de Washington y del Congreso definir los asuntos migratorios ¿Por qué acordar con México una política migratoria para regularizar a 9 millones, por qué acordarla si en ella, además, estarían necesariamente incluidos todos los migrantes no sólo los mexicanos? ¿Acaso la definición de las leyes migratorias no son atribución del Congreso en Estados Unidos? Desde la visión estadunidense no hay nada que acordar con Fox, ni con México Pensar que en las actuales condiciones se va a lograr un acuerdo migratorio con el vecino país es estar fuera de la realidad Hoy es más difícil que nunca un acuerdo migratorio dependiente de que el gobierno de Bush “entienda la importancia de la migración” ¿O acaso tras el 11-S no aumentó el racismo contra todos los extranjeros en Estados Unidos, la discriminación y la xenofobia? Piénsese tan sólo en la aprobación de la propuesta 200 en Arizona –con 58% de la votación-- que excluye a todos los indocumentados de todos, todos los servicios sociales, desde escuela y salud, hasta policía o bomberos George W Bush definió desde el mes de enero lo que será la política migratoria de su segundo gobierno: un programa de empleo temporal –siempre y cuando haya empleo asegurado en Estados Unidos-- con visas por 3 años, renovables por otros 3, sin familias ni nada de eso y luego de regreso a México Desde luego el programa de trabajadores temporales quedará limitado y acotado por un Congreso de factura conservadora No habrá amnistía porque eso sería premiar a quienes violaron las leyes, ha dicho Bush Muy lejos por cierto de la “enchilada completa”, de una política migratoria integral acorde con las necesidades e intereses de México Pero, el gobierno de Fox sigue tratando de convencer a Washington de que entienda la importancia económica de la migración mexicana en su país y de que acepte legalizar a los migrantes indocumentados que no pueden ser sólo los mexicanos La reelección de Bush nos coloca en condiciones mucho más difíciles para lograr un acuerdo migratorio Es necesario tener claro que no habrá conservadurismo compasivo, ni conciliación en los próximos cuatro años Bush tiene ahora mas fuerza que en su primera administración para impulsar su agenda, y para consolidar un gobierno conservador, sin moderados ni concesiones Así lo muestran dos designaciones: sustituye a John Ashcrofft un halcón de origen mexicano, Al González, consejero legal de la Casa Blanca, y quien redactó un memorándum en el que afirmaba que los prisioneros de Guantánamo no merecían ser tratados como prisioneros de guerra y que la lucha contra el terrorismo “hacía obsoleta la Convención de Ginebra” Por otra parte, el moderado secretario de Estado, Colin Powell, será sustituido, ni más ni menos, que por la dura consejera de Seguridad Nacional de Bush, Condoleezza Rice Lo primero que resulta obvio es que en el segundo gobierno de Bush la política exterior estará concentrada en consolidar su proyecto de supremacía en el mundo, en la guerra de Irak y en una difícil situación económica debido al déficit fiscal enorme que puede pronto comenzar a afectar la economía Es obvio que México no será una prioridad, ni lo serán los migrantes ni los latinos Claro que Washington ha colocado a México dentro de su perímetro de seguridad interna y sólo desde ese punto de vista somos una prioridad, que no representa mayor problema por el nivel de cooperación alcanzado Para entender en dónde nos encontramos para avanzar en el tema de la regularización migratoria, habría que tener en cuenta seis cuestiones básicas: (1) La propuesta migratoria de Bush es unilateral y limitada a los trabajadores temporales; (2) La inmigración es un asunto de política interna y continuará siendo tratado así; (3) Estados Unidos definirá una reforma migratoria en función de sus intereses, y por ahora el único interés que podría tener un peso preponderante sería el de la seguridad Si la migración indocumentada se convirtiera en un tema de interés para la seguridad nacional, como de hecho puede serlo, entonces se abriría una pequeña rendija para avanzar; (4) El racismo, intolerancia y la discriminación contra todos los extranjeros han aumentado desde el 11-S; (5) Teóricos como Samuel Huntington fortalecen el sentimiento contra los migrantes latinos, y en particular mexicanos, como agentes destructores de la identidad estadunidense; (6) El tema de la migración divide profundamente a la sociedad estadunidense del siglo XXI, tal vez tanto como el del aborto o de los matrimonios gay El problema central es que para desarrollar una política en favor de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, en primer lugar, hay que entender dónde nos encontramos, cómo está funcionando la sociedad y la política en Estados Unidos y cuáles son las condiciones para avanzar en una agenda migratoria de interés para México y los mexicanos ¿Cómo puede México y los mexicanos adquirir relevancia para Estados Unidos, en una situación por demás difícil y adversa? ¿Cómo llevar adelante una política activa e inteligente para impulsar nuestra agenda migratoria en el Congreso, con los sectores académicos, con las fuerzas económicas? Nuestra posición geográfica, y la sociedad comercial con Estados Unidos son un punto de apoyo, pero desarrollar una política de migración, que no esté aislada, sino relacionada con la integración parece indispensable ¿Alguien se puede concentrar en las estrategias políticas?

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