Definiciones

miércoles, 24 de noviembre de 2004 · 01:00
México, D F, 23 de noviembre (apro)- Este año marcado por los escándalos está a menos de mes y medio de concluir, sin que ninguno de los casos que cimbraron al país haya sido aclarado; se crearon cortinas de humo para diluirlos o se crearon otros, con el fin de no dar una respuesta satisfactoria a la sociedad Y lo único que se provocó fue confusión, desconfianza e incertidumbre sobre el futuro de México Ejemplos sobran: el caso de las cuentas de la fundación Vamos México, destapado por Financial Times; el escándalo de los videos –Gustavo Ponce, René Bejarano, Carlos Ahumada--; la crisis diplomática con Cuba y el ridículo de los secretarios de Relaciones Exteriores, Luis Ernesto Derbez, y de Gobernación, Santiago Creel; el berrinche del presidente Fox por la aprobación de un Presupuesto de Egresos diferente al que propuso y que lo tiene enfrentado con el Poder Legislativo, son sólo algunos Cada una de las partes involucradas ha manifestado sus razones en defensa o condena hacia sus detractores, y el único que sigue perdiendo en esta rebatiña es México Por eso, es tiempo de las definiciones; el país no puede arribar al 2005 --un año de inmensa actividad político-electoral-- sin que haya claridad de rumbo El gobierno federal, encabezado por Vicente Fox, debe definir cuál es la relación que desea mantener con el Congreso ¿Acaso ya se le olvidó su famosa frase “el presidente propone y el Congreso dispone”? o ¿Fue un simple juego de palabras para impactar al país en su toma de posesión? Los hechos parecen confirmarlo: ha asumido una actitud beligerante y de descalificación hacia el Legislativo cuando sus propuestas son rechazadas –las menos, a decir verdad--, como el pleito en que se sumió por la aprobación del Presupuesto de Egresos y que ha provocado el encono de los diputados, quienes se niegan –salvo los panistas-- a modificar un peso siquiera de lo aprobado La reacción del presidente ha sido una campaña de miedo: ha dicho, a través de la Secretaría de Hacienda, que será necesario despedir a 30 mil burócratas, por lo menos Recurre al fantasma del desempleo como método para que parezca que los diputados son los responsables de su incapacidad para gobernar, porque se siente más a gusto haciendo campaña que tomando las riendas del país, y eso que ya va en su cuarto año de gobierno Su falta de resultados la ha achacado a la cerrazón legislativa que se niega a aprobar las famosas “reformas estructurales”: energética, laboral, hacendaria y del Estado; pero no ha dicho ni se ha visto cómo le hará para llevar al país hacia buen puerto en el penúltimo año de su gobierno, cuando el futurismo electoral cobre fuerza y se desate como huracán Los partidos políticos, sumidos en el desprestigio y en pleitos internos por la sucesión adelantada, han perdido la brújula como entes que buscan el bien común de la sociedad Se han dedicado al más primitivo canibalismo político para acabar con sus adversarios, incluso al interior de los mismos; y luchan en el Congreso de la Unión y los congresos estatales por sacar adelante propuestas acordes con sus intereses partidistas, sin pensar en el pueblo que los eligió para ser su voz en la máxima tribuna En PRI, PAN y PRD surgen ya las voces para definir las reglas para elegir a sus candidatos presidenciales; esa actitud los tiene adormilados y los principales problemas del país no están siendo atendidos adecuadamente Es necesario que cada uno defina si el interés partidista es más importante que el bien de México ¿De qué sirve ganar una elección presidencial si el país que recibirán estará sujetado con alfileres que al menor vaivén se irá al precipicio? ¿No será, acaso, más sensato que unan esfuerzos en bien del desarrollo y que sean las propuestas e idearios sobre el modelo de nación que proponen los que se impongan para que la sociedad elija quién será su nuevo gobernante? Las figuras políticas con mayores probabilidades de obtener la candidatura presidencial de los tres principales partidos políticos –Andrés Manuel López Obrador, Santiago Creel y Roberto Madrazo--, desde sus distintos ámbitos, se han dedicado a hacer –a su manera-- campaña política para ganar adeptos que los lleven a Los Pinos en el 2006, mientras se olvidan de asumir la responsabilidad que tienen conferida o lo hacen a medias Lo peor es que en esta carrera sucesoria las propuestas son las menos importantes, no así las descalificaciones y denuestos ¿Y el pueblo? Definir hacia dónde debe encaminarse el país no es difícil hacerlo Todos estamos de acuerdo en que debe ser hacia adelante Las formas y el método toca a los actores políticos –presidente, Congreso y partidos-- acordarlos, de modo que la tan trillada frase, “si le va bien al presidente, le va bien a México”, cobre sentido y los resultados puedan ser palpados por la población Comentarios: jperez@procesocommx

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