La "doctrina francesa" de la tortura

domingo, 28 de noviembre de 2004 · 01:00
A raíz de la difusión de un documental y un libro de la periodista Marie Monique Robin, la "patria de los derechos humanos", Francia, se ha visto encarada recientemente con su propio pasado: el de los métodos de guerra sucia desarrollados por sus fuerzas armadas, los cuales legitiman el uso de la tortura Se trata de la llamada "doctrina francesa", que fue exportada incluso a medios castrenses de Estados Unidos y Latinoamérica PARÍS- El documental y el libro de Marie Monique Robin llevan el mismo título: Escuadrones de la Muerte, la escuela francesa El documental dura una hora; el libro tiene 433 páginas El primero fue difundido, por vez primera, el año pasado por la televisión gala El segundo salió publicado hace pocas semanas Ambos generaron un profundo malestar en Francia Tocan temas tabú en este país: la guerra sucia llevada por las fuerzas armadas francesas, primero en Indochina y luego en Argelia; la elaboración, a partir de estas experiencias, de la teoría de la "guerra revolucionaria" que legitima el uso de la tortura, considerada como arma absoluta de la lucha antisubversiva, y la amplia difusión de esa "doctrina francesa" en medios castrenses de Estados Unidos y Latinoamérica Documental y libro evidencian el papel determinante de dicha doctrina en la génesis de las dictaduras militares del cono sur y la guerra sucia que, a su vez, llevaron en sus países Si bien se conoce el rol de Estados Unidos en estos procesos fascistas, nunca antes se había exhibido con tanta fuerza el de Francia En el último capítulo de su libro, la periodista va más lejos aún: demuestra que la "doctrina francesa", plasmada en La guerra moderna, trabajo publicado en 1961 por el entonces teniente coronel Roger Trinquier, fue y sigue siendo la referencia absoluta -la biblia- de todas las fuerzas armadas involucradas en guerras sucias en el mundo: la del ejército británico contra Irlanda del Norte, la de Slobodan Milosevic, en Bosnia; de Yeltsin y Putin, en Chechenia; de los generales argelinos en su propio país, en los años noventa, e inclusive la cruzada antiterrorista de George W Bush Uno de los objetivos de Marie Monique Robin era obligar a los franceses a enfrentar ese capítulo oscuro de la historia de la patria de los derechos humanos Aún no logra su cometido: pocos políticos y medios de prensa de este país se atrevieron a comentar su trabajo, tan apasionante como explosivo Renombrada periodista de investigación, galardonada con numerosos premios internacionales y el Prix Albert Londres -el Pulitzer galo- en 1995 por un reportaje exhaustivo sobre tráfico de órganos, Robin dedicó casi tres años a Escuadrones de la Muerte, la escuela francesa La reportera se inspiró en trabajos de historiadores e investigadores franceses, argentinos, chilenos y estadunidenses, descubrió documentos inéditos en archivos militares galos que confirman la "institucionalización de facto" de los peores medios de coerción; pero, sobre todo, logró entrevistar a militares y civiles ultraderechistas franceses y sudamericanos que defienden abiertamente la tortura Destacan las intervenciones de tres generales argentinos -Albano Harguindéguy, Benito Reynaldo Bignone y Ramón Díaz Bessone- que nunca antes habían aceptado hablar con la prensa Todos recalcaron la importancia de la "doctrina francesa" Bessone, además, confirmó y justificó la desaparición de alrededor de 7 mil personas en Argentina Esos testimonios dan una fuerza excepcional a esa densa investigación El libro está dividido en dos grandes partes: La primera está dedicada a la historia gala; empieza al final de la Segunda Guerra Mundial y describe los "esfuerzos militares" desplegados por Francia a partir de 1945 para conservar su imperio colonial en Indochina Entonces, las fuerzas armadas francesas no tardaron en percatarse de que enfrentaban un tipo de conflicto distinto en el que su superioridad técnica y militar no les garantizaba victoria alguna Empezaron a elaborar y aplicar nuevas ideas y métodos de guerra Uno de sus principales teóricos, el coronel Charles Lacheroy, fue el primero en hablar de "guerra revolucionaria", concepto que pronto se convertiría en la clave de bóveda de la famosa "doctrina francesa" Su punto de partida era muy sencillo: al recurrir a la guerra de guerrillas, el Viet-minh había tomado la iniciativa de usar un arma "prohibida por la reglamentación internacional" En consecuencia, para derrotarlo resultaba imprescindible buscar armas y técnicas militares nuevas, sin preocuparse de su compatibilidad con la "conciencia humana" Recalca Robin: "En 1948, apareció una expresión que, invertida, se convertirá en la triste panacea de las dictaduras latinoamericanas En un artículo publicado por el vespertino Le Monde, se habló de la 'sucia guerra indochina'" Se empezó a denunciar excesos perpetrados por las fuerzas armadas francesas: torturas, asesinatos, ejecuciones arbitrarias, secuestros, cadáveres lastrados botados en los ríos, desplazamientos forzados de poblaciones El 7 de mayo de 1954, derrotado en Dien Bien Phu, el ejército francés se rindió La humillación de la tropa fue indescriptible Los oficiales tenían una sola obsesión: vengarse Tuvieron la oportunidad de hacerlo muy pronto en Argelia, en donde "perfeccionaron" teórica y prácticamente su concepto de "guerra revolucionaria" Uno de los pilares de esa nueva doctrina era el concepto del "enemigo interior" o de la "quinta columna", manejado por primera vez en 1940 en España por los franquistas: El enemigo está por todas partes, entremezclado en la población, al acecho, casi indetectable Sólo un trabajo intenso de inteligencia puede desenmascararlo "Pero quien dice inteligencia dice interrogatorios, y quien dice interrogatorios dice tortura, y quien dice tortura dice desapariciones para borrar las huellas de los torturados", enfatiza Robin antes de apuntar que la teoría del enemigo interior fue el eje de la represión desatada contra los pueblos del cono sur en la década de los setenta La experiencia en Argel La periodista Marie Monique Robin dedica largas páginas a la batalla de Argel, que se llevó a cabo de enero a marzo y de junio a octubre de 1957, por considerarla como la demostración más cruda de los métodos de lucha antisubversiva urbana preconizada por la "doctrina francesa" La meta de las fuerzas armadas galas era aniquilar por completo las redes rebeldes en la capital argelina Lo lograron, pero con un costo humano exorbitante: 24 mil detenciones, 3 mil desapariciones La reportera compara esos métodos con los aplicados en Argentina y Chile La semejanza es abrumadora Según recalca Marie Monique Robin, la batalla de Argel marcó una evolución fundamental en la "doctrina francesa": la sumisión total de las fuerzas policiacas a las castrenses generó un modelo político-militar que sirvió de matriz al terrorismo de Estado praticado a gran escala por las dictaduras del cono sur dos décadas más tarde Ese funesto episodio de la guerra en Argelia fue inmortalizado por una película extraordinaria, filmada en 1966 por el realizador italiano Gillo Pontecorvo La obra -La batalla de Argel- fue galardonada con el León de Oro en la muestra de Venecia y compitió por los Oscar en Hollywood Sin embargo, durante casi 40 años fue imposible verla en Francia Se "estrenó" hace sólo tres meses en algunas salas de cine comercial de este país El destino de La batalla de Argel es sumamente paradójico Gillo Pontecorvo concibió su película para denunciar el infierno de la guerra sucia llevada por el ejército francés contra la población de la ciudad a lo largo de ocho meses Logró su cometido Pero nunca sospechó que entre sus más ardientes admiradores destacarían los mismos responsables de esa cruenta represión El general Paul Aussaresses, el más cruel de todos, entrevistado en 2002 por Robin, exclamó: "¡Magnífico! ¡Es tan cerca de la verdad! ¡No se puede hacer nada mejor!" Aussaresses causó conmoción en Francia al publicar, hace tres años, un libro en el que justificó el uso de la tortura durante las guerras coloniales galas El libro, traducido al inglés, fue el centro de reflexión de un seminario militar excepcional, celebrado en Fort Myers en los alrededores de Washington el 21 de enero de 2003 El 27 de agosto del mismo año, la dirección de Operativos Especiales y de Conflictos de Baja Intensidad del Pentágono organizó una proyección de La batalla de Argel a la que fueron invitados oficiales del Estado Mayor y civiles Oficialmente, esa iniciativa buscaba analizar por qué los franceses acabaron perdiendo la guerra, a pesar de haber obtenido un éxito táctico en Argel A la luz de la publicación de las fotos de las torturas perpetradas en la prisión iraquí de Abu Ghraib y de la muy exitosa proyección de la película de Pontecorvo en salas comerciales de Estados Unidos, la periodista ya no cree en la justificación oficial "Estoy convencida de que el Pentágono buscó preparar a los oficiales estadunidenses y a una parte de la opinión pública estadunidense para que aceptaran los inevitables estragos de 'las labores de inteligencia' que implica la lucha antiterrorista", dice En la segunda parte del libro, basándose en múltiples documentos de archivos y testimonios de militares de alto rango, Marie Monique Robin cuenta cómo muy pronto la doctrina francesa encontró adeptos en todo el continente Americano Su difusión empezó a principios de la década de los cincuenta En 1956, se convirtió en una de las principales materias enseñadas en la Escuela Superior de Guerra (ESG) de París, que acogía cada año a un centenar de oficiales superiores de 35 países Los de América Latina eran brasileños, argentinos, venezolanos y chilenos Robin no señala presencia alguna de mexicanos Definida como una respuesta concreta a las amenazas universales generadas por la Guerra Fría, la doctrina francesa fascinó a todos los Estados mayores del mundo occidental Además de cursos teóricos, algunos alumnos de la ESG no tardaron en realizar "viajes de estudio" a Argelia Según contó a Robin el exministro de Defensa y exprimer ministro galo, Pierre Mesmer, las autoridades castrenses de Estados Unidos empantanadas en Vietnam solicitaron la asesoría de expertos franceses en "guerra revolucionaria" Fue así como el entonces comandante Paul Aussaresses, junto con varios otros oficiales, se convirtió en instructor del centro de formación de las fuerzas especiales de Fort Bragg (Carolina del Norte) en 1961 De inmediato, la doctrina francesa fue integrada al programa de estudio de las grandes escuelas militares estadunidenses: Fort Benning y Fort Gordon (Georgia), Fort Leavenworth (Kansas), Colegio Interamericano de Defensa (Washington), Fort Belvoir (Virginia) y Fort Gulick, más conocido como Escuela de las Américas, en la zona del Canal de Panamá Subraya la periodista: "En la Escuela de las Américas, existían manuales de guerra antisubversiva redactados por el Pentágono y la CIA Uno de ellos, Terrorismo y guerilla urbana, reproducía casi textualmente las instrucciones que daba Roger Trinquier en su libro La guerra moderna Fue así como el concepto de la 'guerra revolucionaria' se difundió aún más ampliamente en América Latina" Recalca: "En ese período, Washington redefinió el papel de las fuerzas armadas latinoamericanas pidiéndoles vigilar su frente interno, dar prioridad a su propia seguridad interna y aprestarse a luchar contra el 'enemigo subversivo' o 'enemigo interior', tal como lo venían recomendando los teóricos de la 'doctrina francesa' desde hacía casi una década" Entrevistado el 20 de mayo de 2003 por la investigadora, el general Manuel Contreras, quien encabezó la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina), policía política de la dictadura pinochetista, reconoció la influencia de la "doctrina francesa" en Chile Confió inclusive que numerosos oficiales superiores chilenos habían sido formados directamente por Aussaresses En octubre de 1973, Paul Aussaresses llegó a Brasil, en donde se desempeñó como encargado militar de la embajada de Francia Según le contó a Marie Monique Robin, aprovechó la oportunidad para volver a enseñar los métodos de lucha antisubversiva a oficiales brasileños, argentinos y chilenos reunidos en la Escuela Militar de Manaus Así, pues, un mes después del golpe militar perpetrado por Pinochet, el gobierno francés envió a Brasil a uno de los peores verdugos de Argelia que "dictó cátedra de guerra sucia" a oficiales chilenos "Eso no le impidió al gobierno francés criticar oficialmente ese golpe Es el doble lenguaje de nuestra clase política -comenta Robin- No se debe olvidar que Francia es uno de los mayores proveedores de armas del cono sur" Contreras explicó, además, que la Dina llevaba buenas relaciones con los servicios de inteligencia galos, que la mantenían informada sobre los movimientos de refugiados políticos chilenos exiliados en Francia Fue en Argentina, sin embargo, en donde la influencia de la doctrina francesa resultó más fuerte Eso le aseguraron a Robin, entre otros, tres personajes clave del régimen fascista: el general Albano Harguindéguy, exministro del Interior de la dictadura; el general Reynaldo Bignone, quien encabezó la Junta Militar en 1982, y el general Ramón Díaz Bessone, uno de los más feroces ideólogos de la dictadura El 13 de mayo de 2003, ese último recibió a la reportera francesa Habló largo Entre otras muchas cosas, afirmó: "En materia de guerra revolucionaria, la influencia de sus compatriotas fue absolutamente capital () Fue gracias a lo que se nos enseñó sobre la guerra revolucionaria argelina que pudimos llevar nuestra propia guerra en Argentina () ¡La batalla de Argel fue el modelo! Fue lo que nos permitió aprender a desmontar las redes revolucionarias" -¿Es inevitable la tortura en una guerra antisubversiva? -le preguntó Robin a Díaz Bessone Éste contestó: -Exactamente Quiero decir con eso que en una guerra clásica, el preso uniformado está protegido por las leyes internacionales Debe ser respetado y sólo se le puede preguntar su nombre y su apellido -En cambio, ¿por qué se tendrían que aplicar las leyes internacionales a un preso que precisamente no respeta ley alguna? A su juicio, ¿qué hacen los estadunidenses con los presos de Al Qaeda en Guantánamo o los rusos en Chechenia? -Hacen exactamente lo que hicieron los franceses en Argelia Los franceses fueron los primeros en haberlo entendido todo En Argentina, eso funcionó muy bien: aniquilamos la subversión en sólo tres años

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