Empoderamiento, base de la planificación familiar

miércoles, 3 de noviembre de 2004 · 01:00
* Evalúa investigadora impacto de políticas en calidad de vida de chiapanecas Tuxtla Gutiérrez, Chis , 2 de noviembre (apro)- Frente el programa de planificación familiar, o de cualquiera que promueva un mejoramiento en la calidad de vida de la población, es fundamental promover la equidad de género, el empoderamiento y la elevación de las opciones de vida, advirtió la investigadora Austreberta Nazar Beutelspacher, experta en políticas de población y bienestar de las mujeres rurales de Chiapas En extenso documento, la investigadora analiza las circunstancias en las que ha operado el programa de planificación familiar en Chiapas, su impacto en la fecundidad en diferentes contextos socioculturales, el papel de la educación formal y el trabajo remunerado extradoméstico en la planificación familiar, la fecundidad y el impacto en la calidad de vida de las mujeres Para la investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), se ha asociado el crecimiento poblacional con la pobreza de la población Recuerda que en 1976 inicia la operación del programa de planificación familiar en México y, en 1978, en Chiapas Pero es desde 1983, cuando este programa opera de manera regular e intensa en los asentamientos rurales Señala que en México la proporción de usuarias de métodos anticonceptivos pasó de 302% a 685 entre 1977 y 1997, y la fecundidad disminuyó de 55 a 24 hijos por mujer En tanto que hasta 1992, Chiapas registraba la tasa más elevada de fecundidad en el país: 41 hijos por mujer en promedio, y la menor tasa de uso de métodos anticonceptivos (499%) Claro, también registraba el índice de marginación más alto del país Registra que desde 1995 se intensificaron las acciones del programa de planificación familiar en Chiapas, como combate a la pobreza extrema, enfocados a mejorar la condición y situación de las mujeres (salud, derechos sexuales y reproductivos), pero desde una perspectiva feminista se criticó la visión instrumental de estos programas Para la investigadora, en Chiapas la proporción de mujeres usuarias de métodos anticonceptivos pasó de 499% en 1992 a 535 en 1997 Refiere que el método privilegiado en la operación del programa de planificación familiar fue la esterilización quirúrgica, y actualmente ocupa el primer lugar nacional en esta práctica en todo el país: 566% Dice que la fecundidad pasó de 41 hijos por mujer en 1992, a 327 en 1997, ocupando actualmente el tercer lugar nacional en fecundidad Revela que en el contexto urbano no marginal, la fecundidad pasó de 22 a 20 hijos por mujer en los últimos 20 años, y en ese sector el uso de métodos anticonceptivos pasó de 436% a 779% En el contexto urbano marginal, la fecundidad bajó 47 a 37 hijos por mujer, y en ese sector el uso de métodos anticonceptivos ascendió de 423 a 726%; en el contexto rural mestizo, señala que la fecundidad pasó de 44 a 28 hijos por mujer, en tanto que el uso de métodos anticonceptivos subió de 514 a 690% Por último, indica que en el contexto rural indígena la fecundidad bajó de 46 a 38 hijos por mujer, y el uso de métodos anticonceptivos pasó de 157 a 218% Menciona que la operación del programa de planificación familiar ha llevado a un efecto desigual Explica que en asentamientos rurales mestizos de Chiapas, entre 756 y 950% de las mujeres de 30 a 49 años han sido esterilizadas quirúrgicamente De ese grupo, menos de la mitad, 417%, decidieron en forma conjunta con el esposo; 227% tomaron la decisión ellas solas, y 356% fue a causa de imposición de sus esposos y/o médicos, principalmente Indica la investigadora que entre las mujeres que más valoran su papel como madres y esposas, es entre quienes se ha dado la mayor imposición de la esterilización y a las que se dirige especialmente el programa de planificación familiar Agrega que entre las mujeres que no participaron en la elección anticonceptiva, 661%, expresaron el deseo de tener más hijos después de la salpingoclasia, y entre quienes sí participaron en la elección anticonceptiva, el deseo de tener más hijos fue de 353% Precisa en su investigación que la escolaridad de las mujeres es importante para mejorar su calidad de vida, pues estudios realizados en Chiapas muestran que el comportamiento reproductivo, y la posibilidad de construir un proyecto de vida complementario o diferente al de madres y esposas, solamente se logra si se concluye la educación secundaria o se registra una mayor escolaridad Si tienen algún grado de escolaridad avanzada, tienen mayor posibilidad de acceso al trabajo remunerado extradoméstico y mejores empleos; podrán tener una mayor expectativa de vida, diferente o complementaria a las de madres y esposas y, principalmente, una mayor participación en la decisión anticonceptiva, pues pueden contar con una capacidad de negociación con la pareja Explica que la anticoncepción voluntaria tiene como uno de sus componentes clave una escolaridad mínima de secundaria terminada, y la conformación de expectativas de vida diferentes o complementarias a las de madres y esposas mediada por la posibilidad de acceder a un trabajo remunerado fuera del hogar Tras su análisis concluye que una mayor tasa de uso de métodos anticonceptivos no necesariamente conlleva a un descenso en la fecundidad, y que la imposición de métodos anticonceptivos a las mujeres no disminuye la fecundidad en forma importante, pero sí afecta negativamente la calidad de vida de las mujeres Dice que la anticoncepción voluntaria es la única manera de incidir tanto en la fecundidad como en una mejor calidad de vida para las mujeres En este contexto, considera que “frente a la operación del programa de planificación familiar, y de cualquier otro que promueva un mejoramiento en la calidad de vida de la población, es fundamental promover la equidad de género, el empoderamiento de las mujeres y el mejoramiento de las opciones de vida para generar capacidades” Entre los principales retos de las políticas públicas de atención a la mujer, están los crecientes costos de operación de los programas de planificación familiar, el comportamiento reproductivo de las nuevas generaciones, el impacto de las nuevas dinámicas económicas, migratorias y de las políticas de población sobre el comportamiento reproductivo de las mujeres y, sobre todo, sus necesidades y cómo promover por ellas mismas una mejoría en su calidad de vida

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