Los Halcones devienen en asaltantes (Segunda y última parte)

viernes, 11 de junio de 2004 · 01:00
* Testimonio recuperado en Los patriotas De Tlatelolco a la guerra sucia México, DF, 10 de junio (apro)- El expresidente Luis Echeverría no sólo solapó sino premió a los responsables de organizar y entrenar a Los Halcones, que participaron en la represión del 10 de junio de 1971 Así lo documenta en su libro Los patriotas De Tlatelolco a la guerra sucia”, Julio Scherer García, fundador de Proceso A continuación reproducimos la parte del texto que describe la participación de Manuel Díaz Escobar, “El Maestro”, uno de los principales responsables de Los Halcones: El 13 de enero de 1972, ante el director de la Federal de Seguridad, capitán Luis de la Barreda, rindió su declaración Ponce Sibaja Un tiempo corto fue miembro de Guardias Presidenciales, luego Halcón, más tarde malhechor a salto de mata, a continuación presidiario y hoy, probablemente, una sombra acá o allá Transcribo el documento levantado por la Federal de Seguridad: Declaración rendida ante esta dirección por Mario Efraín Ponce Sibaja, exmiembro del cuerpo de Guardias Presidenciales del Ejército Mexicano y exHalcón, en relación con sus actividades y asaltos cometidos Agrega el declarante que si bien se había aficionado a la mariguana en el tiempo que sirvió en el Cuerpo de Guardias Presidenciales, fue durante su permanencia en el grupo de los Halcones en que esa afición se volvió un vicio en él, por la facilidad que tenían para adquirir la droga en el mismo campo de entrenamiento de San Juan de Aragón, al que tenían libre acceso los vendedores de mariguana; que al parecer los comandantes no tenían intereses económicos en la venta de la droga, pero que sí pudo darse cuenta el de la voz que “a los que se las tronaban” les daban los mejores servicios Que aproximadamente el día 20 de junio de 1971 los Halcones fueron citados a los talleres que el Departamento del Distrito Federal tiene en San Andrés Tetepilco y ahí el de la voz recibió del señor Berrones la cantidad de $5,00000 como indemnización por la terminación del trabajo; que el mayor Luis Lopez Mercado se dirigió a los presentes y les dijo que el gobierno les agradecía su colaboración, pero que la organización debía desaparecer por el momento y que los instructores debían estar pendientes porque al momento de reanudarse las actividades ellos serían los primeros en ser llamados; que así mismo no les entregaban sus documentos personales que habían entregado al ingresar al grupo, porque había habido necesidad de destruirlos Que días después de haberse desintegrado el grupo de los Halcones se encontraron reunidos en el departamento que compartían, ubicado en la primera cerrada o callejón de Netzahualcóyotl entre Isabel la Católica y Bolívar, el de la voz, Candelario Madera Paz, Víctor Manuel Flores Reyes (a) “El Coreano”, Jorge Sandoval (a) “El Pastelero”, comentaron que tenían dificultades para conseguir empleo, porque en los lugares donde lo habían solicitado les exigían cartas de recomendación de su último empleo y ante la necesidad de contar con medios económicos decidieron plantear la ejecución de asaltos, sin meditar ni señalar el lugar o la forma de llevar a cabo dicha acción, pero contando con que estaban cumpliendo con las instrucciones dadas por “El Maestro”, en el sentido de realizar “acciones” que distrajeran la opinión pública Con ese motivo, a finales del mes de junio, sin poder precisar la fecha, el declarante, Víctor Manuel Flores Reyes (a) “El Coreano”, despojaron de su automóvil a una pareja de enamorados en el parque de la Unidad San Juan de Aragón, utilizando para ello una pistola revólver calibre 38 con la que “El Coreano” amenazó al conductor, en tanto que el externante portaba una pistola calibre 38, muy antigua, inservible Los mencionados se trasladaron en ese automóvil cuya marca no puede precisar, al departamento de la cerrada de Netzahualcóyotl y ahí recogieron a Candelario Madera Paz y a Jorge Sandoval (a) “El Pastelero”, quienes portaban una carabina 30M-2, propiedad de “El Pastelero”; que se dirigieron al noroeste de la ciudad, con el objeto de buscar una negociación adecuada para realizar el asalto, la cual encontraron por el rumbo de El Toreo, tratándose de una tienda de venta de licores que se encuentra sobre la Calzada San Esteban: Candelario Madera Paz y Víctor Manuel Flores Reyes fueron los encargados de realizar personalmente la “acción”, para lo cual descendieron del automóvil y entraron en la tienda portando en la mano una pistola cada uno; que salieron pocos minutos después y abordaron el vehículo que conducía el de la voz en el que se dirigieron al Anillo Periférico, hasta llegar a una colonia que se encuentra por el rumbo de Mixcoac y ahí abandonaron el carro y por parejas se trasladaron en taxi al departamento de cerrada de Netzhualcóyotl en el que contaron el dinero producto del botín, que resultó una cantidad aproximada de $4,00000, de la cual recibió el externante la suma de $80000, que utilizó en sus gastos personales Aproximadamente 10 días después, los mismos individuos mencionados se reunieron para planear la ejecución de un asalto de mayor importancia y convinieron en “pegarle” a la terminal de autobuses urbanos “Santa María Roma”, de la cual sabían que tenía mucho dinero en efectivo porque la había estado vigilando “El Pastelero” por espacio de varios días, que el día señalado para realizar la “acción” despojaron de su automóvil a un sujeto que se encontraba con una muchacha en la calle adyacente al Parque México; para ello Sergio San Martín Arrieta (a) “El Watusi”, Víctor Manuel Flores Reyes y el declarante, provistos de dos pistolas calibre 38 obligaron al conductor a que les entregara el automóvil y en él pasaron al departamento de la cerrada de Netzhualcóyotl a recoger a Candelario Madera Paz, y Jorge Sandoval Ramírez (a) “El Pastelero”, quienes iban armados de una carabina 30 M-2, y dos pistolas más calibre 38; que como a las doce de la noche llegaron a la mencionada línea de camiones, permaneciendo al volante del vehículo “El Watusi”, en tanto que los demás miembros del grupo, con las armas en la mano, entraron a las oficinas; que a la orden de que no se moviera nadie porque se trataba de un asalto el velador echó a correr por lo que el “Coreano” se vio obligado a dispararle, hiriéndolo de una pierna; que el externante obligó a dos personas que ahí se encontraban a replegarse a la pared y ese momento lo aprovecharon, “El Pastelero” obligando al cajero a que les entregara el dinero en efectivo que había en la caja fuerte; una vez conseguido esto abordaron el automóvil marca Rambler que conducía el “Watusi” y se trasladaron al departamento de cerrada de Netzhualcóyotl, donde contaron el dinero que sumó aproximadamente $20,00000, tocándole al declarante la cantidad de $4,50000 Que días después el de la voz consiguió empleo como instructor de karate del Cuerpo de Granaderos de la Dirección General de Policía y Tránsito del Distrito Federal, por lo que se retiró de las actividades delictuosas a que se dedicaban sus amigos y que se mudó de casa y por lo mismo dejó de tener contacto con aquellos Que desea manifestar el declarante que está consciente que los asaltos en que intervino son hechos delictuosos que deben ser sancionados, pero que su conducta y participación en ellos se desprende de la instrucción y entrenamiento que por el término de dos años recibió en el grupo de los Halcones y de la idea de impunidad que ahí adquirió, por lo cual considera que no es completamente responsable de su conducta individual y la prueba de ello se aprecia en que son bastantes los exHalcones, que después de la disolución de ese grupo se han dedicado a la comisión de asaltos y hechos delictuosos, aunque aclara que esta última afirmación no le consta, pero que la ha escuchado de diversas pláticas con amigos exHalcones También agrega para el caso de ser sometido a proceso desea que por su propia seguridad no se le envíe a la Cárcel Preventiva de la Ciudad (Lecumberri), por los problemas que se le presentarían con los estudiantes ahí recluidos y propone que se le envíe a las Islas Marías, donde además de su seguridad tendrá la oportunidad de practica más a fondo los ejercicios físicos y mentales de la yoga, a la cual dedica la mayor parte de su tiempo José Antonio González Aleu, director de Servicios Generales del Departamento del Distrito Federal en el año de 1970, compareció el 28 de mayo del 2003 ante la fiscalía que investiga los crímenes del pasado Fue breve El regente, Alfonso Martínez Domínguez, le hizo saber que Díaz Escobar había llegado al cargo de subdirector por disposición del presidente Echeverría En consecuencia, el oficial se manejaría con absoluta libertad González Aleu dijo también que rara vez aparecía por la regencia y que un grupo de militares acataba sus órdenes: “Era una persona (Díaz Escobar) totalmente independiente El manejaba su agenda y su archivo Después del 10 de junio de 1971, desapareció” * * * * * Amparado, el general Manuel Díaz Escobar eludió su presentación ante la fiscalía, el primero de agosto de 2003 A la reunión envió a su abogado, Salvador Hernández Ramos En el trance, debió ser complicada la relación entre ambos El militar cargaba ochenta y tres años y el abogado apenas treinta y siete Más de una generación los separaba y los dos estaban lejos de aquel Jueves de Corpus El oficial del Ejército cumplía medio siglo y el licenciado llegaba a sus primeros cinco años En Juárez 100, tercer piso, la comparecencia fue escandalosa Empezó y terminó en pleito Sin preámbulos ociosos, la Comisión, a través de Jesús Martín del Campo, fijó las llamadas posiciones jurídicas: había indicios en contra del general, acusaciones formales por su participación en los acontecimientos del 10 de junio de 1971 La respuesta de la defensa fue airada: rechazaba los excesos de la fiscalía que, abiertamente, vulneraba los derechos del general El asunto era muy grave y podía terminar en el escritorio del presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos Arguyó Hernández Ramos en el lenguaje brumoso del derecho: “En virtud que la fiscalía investigadora insiste en dar lectura a diversas preguntas a su representante, esta defensa le recuerda a la fiscalía que es un órgano técnico y que uno de los principios fundamentales del Ministerio Público es el principio de legalidad, y en su acuerdo, mediante el cual insiste en dar lectura a diversas preguntas a su defenso, cuando éste se ha reservado el derecho a declarar, establece diversas facultades excepto esta última” En resumen: “Si la fiscalía continuaba en su postura de leer las diversas preguntas a su representado, esta defensa consideraría que el fiscal federal actuante se estaría excediendo en sus funciones” En consecuencia, solicitaba “copia certificada de la diligencia para hacer valer los derechos de su representante ante los órganos internos de la Procuraduría Federal de la República” La respuesta fue terminante, ya en el tono de rompimiento La fiscalía, al dejar en claro su posición, actuaba conforme a derecho Existía un litigio y había que ventilarlo La ley así lo determinaba El caso a debate, la comisión no acusaba Exigía información La necesidad de saber era imperativa, no caprichosa, menos arbitraria El pleito ya estaba ahí, en el tercer piso de la avenida Juárez La comisión no entregaría a la defensa copia certificada alguna En dos líneas cerró el capítulo de ese día “La fiscalía insiste en llevar a cabo su cometido” y “se dicta el nuevo acuerdo por lo que hace a la copia certificada: no ha lugar” Hernández Ramos, de pie, hizo sentir su desdén antes de retirarse: “No se daba por enterado de las posiciones que se habían formulado en la comparecencia y exigía que así se insertara en la declaración correspondiente” A la diligencia había asistido el hijo mayor del general Díaz Escobar, Marco Antonio Quedó asentado en actas: “Como identificación presentó licencia particular para portar armas” Luis Echeverría fue generoso con Díaz Escobar El año 1973, revuelto Chile, a punto de aparecer en escena Augusto Pinochet, envió a Santiago al instructor de los Halcones Reforzaría nuestra embajada, ya amagada por asesinos, él, partícipe en matanzas Heine, y el exterminio de guerrilleros en Cruz Grande El nuevo sexenio, el del presidente José López Portillo, Díaz Escobar avanzó en su camino ascendente El primero de abril de 1975 fueron informados los mandos militares: “Hermosillo –El día de hoy siendo las 12:00 horas, tiempo del Pacífico, en el campo del 70/o Dtn, De Inf, sito Periférico Norte s/n, Co Loma Linda, se llevó a cabo la ceremonia de cambio de Cmte De dicho Dtn, siendo el nuevo comandante el Gral Brig DEM Roberto Heine Rancel, el cual fungía como comandante del Plan Ganador en la Cd de Culiacán, Sin, entregando dicha comandancia al C Gral de Brigada DEM Manuel Díaz Escobar Figueroa, el cual fungió como comandante Bto Durante 15 meses y quien irá a tomar posesión como comandante de la guarnición de la plaza de Villa Acuña, Coah, dándole quince días de plazo para que tome posesión de dicho asignamiento” El general Roberto Heine Rancel, comandante del 48º Batallón con sede en Cruz Grande, Gro, dirigió cruentos combates contra los guerrilleros durante la guerra sucia Ni su apellido de poeta (Heine, el alemán) pudo librarlo de la fama que lo persiguió: amigo de caciques, no ocultaba su atracción por el poder

Comentarios