"El sueño mexicano"
Campeche, Cam , 7 de junio (apro)-“Guatemaltecos por derecho de sangre y mexicanos por derecho de suelo”, como los definió Pedro Vázquez Colmenares, extitular de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), al anunciarse en 1999 el fin del programa de asilo, la comunidad chapina establecida en el estado sucumbe ahora a la tentación de ir en pos del “sueño americano” Y aunque no se tienen cifras documentadas, el fenómeno resulta bastante notorio
“Todas las casas que se ven de material, son de personas que se han ido a Estados Unidos”, comenta un grupo de personas arremolinadas en torno a la caseta telefónica del poblado Santo Domingo Kesté
La situación comenzó casi al momento en que el gobierno mexicano regularizó su situación migratoria en esta nación Generalmente son los varones los que se van al vecino país del norte, desde luego como ilegales, con la meta de ganar dólares para mejorar las condiciones de vida de la familia que aquí dejan
La delegada de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), Marlene Pozos Lanz, desestima la situación y aunque reconoce que algunas casas de material pertenecen a personas que han viajado a Estados Unidos, afirma que en la mayoría son producto del trabajo que realizan aquí
Al abrirse la posibilidad de regularizar su estatus migratorio, en la postrimería del sexenio de Ernesto Zedillo, decidieron quedarse 9 mil 508 de los guatemaltecos asentados en esta entidad, pero más de la mitad, 5 mil 396, son mexicanos por nacimiento Sólo 3 mil 686 lo son por naturalización
Antes de que concluya este año podrían ostentar ya legalmente la propiedad de las 11 mil 439 hectáreas que ocupan entre sus seis poblaciones, localizadas éstas en los municipios de Campeche y Champotón: Los Laureles, Quetzal Edzná y La Libertad, en el primero; y Santo Domingo Kesté, Mayatecum y El Triunfo, en el segundo, con lo que se dará por concluido en definitiva su proceso de integración al país
“Este mismo año debemos terminar el reparto de tierras”, dice la funcionaria federal, quien aclara que el motivo por el cual ya no son cuatro sus comunidades, sino seis, es que Mayatecum se dividió en El Triunfo, lo mismo que Quetzal Edzná, en La Libertad
De la superficie total en posesión de los exrefugiados, 6 mil 27278 hectáreas corresponde a las áreas agrícolas; 19225 ha a las urbanas; 19894 a las de crecimiento urbano y 4 mil 77503 son las de uso comunal
Con 3 mil 642 moradores, Santo Domingo Kesté es el asentamiento más grande Le siguen Laureles, con 2 mil 298 y Mayatecum, con 2 mil 88 El más pequeño es la “congregación” Quetzal Edzná con mil 466 Por cierto, este último, al dividirse, y por voluntad de su gente, bajó de la jerarquía de pueblo a la de congregación
“Así lo quisieron ellos”, comenta la funcionaria de la Comar, y menciona que 14 personas se mudaron a otras comunidades mexicanas
Así mismo, revela que en breve se titularán 3 mil 635 escrituras públicas que amparan las 5 mil 208 hectáreas que ocupa Santo Domingo Kesté, entre lotes urbanos y parcelas, y que aún están bajo fideicomiso
Menciona que en esa localidad la superficie máxima que individualmente se puede poseer son 35 hectáreas agrícolas, además del lote urbano, “y hay gente que las tiene divididas hasta en nueve lotes”, por lo que probablemente se tendrá que proceder a la reasignación En este caso la comunidad cubrirá el costo de las escrituras, mientras que la Comar y la ACNUR donarán los terrenos
Para el caso de Los Laureles explica que las partes están en negociación todavía para determinar el método que se utilizará para titular las áreas no asignadas En esta localidad se permite poseer hasta un máximo de 4 hectáreas
En cuanto a Mayatecum y Laureles, donde la posesión de la tierra se restringe a un máximo de 15 hectáreas por familia, comentó que por las condiciones del suelo fue necesario adquirir nuevos terrenos
La estrechez de las superficies productivas, argumentan los ya exrefugiados, es precisamente una de las causas de los flujos migratorios, no sólo a Estados Unidos, también a ciudades como Cancún o la isla de El Carmen
Sin embargo, Pozos Lanz destaca que la comunidad guatemalteca ha logrado consolidar varios proyectos productivos que les han resultado rentables, como la operación de autobuses para la transportación de los habitantes de sus localidades, la producción tecnificada de frutales, ganadería y apicultura orgánica, entre otros
Recuerda que apenas en abril pasado concluyó el financiamiento de proyectos productivos a través del Proyecto de Ayuda a la Integración Definitiva (PAID), que tuvo a su cargo la Unión Europea
Resaltó que, además, esas comunidades, en las que, por cierto, está prohibida la venta de alcohol, son modelo de trabajo y organización para sus vecinos
Esta dolorosa historia, que logró un aparente final feliz, se remonta a los inicios de la década de los 80 y se escribió con letras de sangre y horror Miles de indígenas guatemaltecos –de las etnias man, kanjobal, kekchí, quiché, y chuj, y alguno que otro mestizo-- irrumpieron en territorio mexicano, por Chiapas y Campeche, en un desgarrador intento por sobrevivir a la encarnizada guerra intestina que durante 40 años flageló a su país
Las cifras oficiales sólo reconocen el ingreso al país de 46 mil chapines, pero estadísticas menos conservadoras, como las del Servicio Jesuita a Refugiados, documentan más de 100 mil
Las familias sorprendidas en territorio campechano, unos 3 mil individuos tratando de ocultarse de las autoridades en comunidades rurales y rancherías, fueron confinadas en las bodegas que tenía la Conasupo en los poblados de Chiná, Tixmucuy y Ruiz Cortínez Era el sexenio de Eugenio Echeverría Castellot
Aunque hubo quien se opuso a que el gobierno les tendiera la mano, por temor a que pudieran provocar algún tipo de inestabilidad social en la entidad, no faltaron los samaritanos que se solidarizaron con ellos y les proveyeron de alimento y ropa porque en un principio ninguna autoridad federal se había hecho cargo de la situación
Fue hasta 1984, cuatro años después de creada la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), cuando el gobierno federal asumió la responsabilidad en Campeche
Financiados por la comunidad internacional por conducto del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), ese año se habilitaron cuatro campamentos para reubicar a los asilados: Los Laureles, Quetzal Edzná, Santo Domingo Kesté y Mayatecum, los dos primeros en el municipio de Campeche, y los restantes en Champotón Ahí fueron albergados también 11 mil 237 guatemaltecos que habían entrado al país por Chiapas, donde se quedaron otros 23 mil Así mismo, se acondicionaron cuatro campamentos más en Quintana Roo: San Isidro la Laguna, Mayabalam, Kuchumatán y Los Lirios, que sirvieron para alojar a 4 mil 455 chapines más
Entre 1984 y marzo de 1999, el ACNUR gastó 117 millones 894 mil 252 dólares en los diferentes programas de atención a los asilados guatemaltecos asentados en Campeche, Quintana Roo y Chiapas, y cuyo objetivo final era lograr su autosuficiencia en un plazo de diez años, al menos en los dos primeros casos, porque la situación en territorio chiapaneco era más complicada
De acuerdo con cifras globales de ese organismo, entre 1984 y junio de 1999 retornaron de manera voluntaria a su país 42 mil 488 refugiados Los mayores movimientos se dieron en 1993, 1994 y 1995 con la repatriación de 5 mil 38, 5 mil 960 y 9 mil 488 personas, respectivamente
Aunque al adoptar la nacionalidad mexicana renunciaron legalmente a su nacionalidad de origen, los guatemaltecos radicados en Campeche no están dispuestos a sacrificar sus raíces culturales, ni sus tradiciones
Para ellos, la Comar y el Instituto Nacional de Antropología e Historia pusieron en marcha un programa de identidad cultural con el propósito de rescatar sus costumbres y tradiciones Incluso, en Laureles se está montando un pequeño museo del refugio para que nunca se olvide el éxodo de miles de familias campesinas que propició la guerra fraticida en Guatemala