Cementerio de papel, ficción que supera la realidad

martes, 8 de junio de 2004 · 01:00
* En su nuevo libro, Fritz Glockner desentraña los secretos del AGN* Narra hechos ficticios en un ambiente real, con personajes de carne y hueso México, D F, 7 de junio (apro)- Poseído por el ansia de saber, historiador seducido por la literatura, Fritz Glockner Corte bajó del autobús en la central camionera TAPO de la Ciudad de México y se echó andar por calles que le eran familiares desde su niñez remota Ese martes 18 de junio del 2002, frente a la fachada de la antigua penitenciaría de Lecumberri, se le agolparon las imágenes de su padre preso, Napoleón Glockner Carreto, guerrillero de las Fuerzas de Liberación Nacional, el embrión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) “Qué hijos de la chingada Cuánto trabajo que nos costó sacar a mi padre en vida de este lugar, en 1974, para que ahora nos lo regresen convertido en papel”, pensó Fritz al adentrarse a la cárcel convertida en sede del Archivo General de la Nación (AGN) Así nació Cementerio de papel, la más reciente novela de Fritz Glockner, quien desde hace casi dos años se ha sumergido en los miles, millones, de documentos de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), entre los cuales se registran las andazas insurgentes de su padre, asesinado tras salir de Lecumberri, en octubre de 1976 A diferencia de una anterior novela, Veinte de cobre Memoria de la clandestinidadCementerio de papel, que esta semana pone en circulación Ediciones B, los personajes son otros, reales; pero sujetos a la imaginación de su autor El martes 8, el autor presentará el libro en el salón Tarkovosky, de la Casa Lamm, con la participación de Rosario Ibarra, Carlos Montemayor y Vito Taibo Por las páginas de esta novela policial, en la que hay un asesinato en las instalaciones del vetusto Lecumberri, desfilan personajes como Miguel Nazar Haro, Rosario Ibarra, Fernando Gutiérrez Barrios, Luis Echeverría Álvarez, el fiscal especial para delitos del pasado, Ignacio Carrillo Prieto Aunque Fritz concibió la novela en junio del 2002, fue hasta enero del año pasado cuando se propuso escribirla, una vez que se frustró un proyecto que presentaría en la Semana Negra, de Gijón, España, y cuando no había sido capturado Nazar En menos de tres meses, el 27 de marzo del año pasado –“lo sé muy bien porque es el cumpleaños de mi madre”--, Cementerio de papel llegó a su fin con una trama que descansa en cuatro elementos: La historia de Lecumberri, “símbolo de la represión porfirista y del priismo”; la historia pasada y actual de Nazar Haro, “un personaje que de repente puede sentir miedo por su impotencia ante un ajuste de cuentas histórico”; la actitud del Estado mexicano “de convertir la tragedia de la guerrilla en historia ligth”, y Rosario Ibarra, quien ha sostenido sin concesiones su lucha por los desaparecidos Cuatro personajes son claves en la trama de la novela, tomados de la realidad, pero también en situaciones de ficción: Un reportero desempleado --Jacinto Murguía--, un historiador frustrado –Primitivo Rodríguez Oceguera--, una tesista de doctorado --una amiga del autor--, y el hijo de un desaparecido, que en realidad es una fusión de Fritz y su hermano Enrique “Estos cuatro personajes comienzan a convivir al interior del Archivo General de la Nación, se hacen amigos, se platican qué han encontrado y qué no, como ha sucedido en la vida real entre quienes hemos participado en este tipo de investigaciones”, explica Fritz Conocidos entre sí como “Los cuatro fantásticos”, estos personajes se proponen averiguar quién y porqué se cometió el asesinato de una mujer custodia de los documentos de la DFS, se entrevistan con Rosario Ibarra de Piedra y ponen en entredicho la actuación del Estado mexicano para esclarecer la represión “Todo esto dentro del campo de la ficción” --¿Por qué la ficción y no la realidad? --Porque estamos acostumbrados en México a que la realidad supera la ficción Son los casos de Luis Donaldo Colosio, del zapatismo, de los escándalos de los videos “Pero como escritor que pretendo ser, estoy hasta la madre de que la realidad supere a la ficción Y por primera vez quise que la ficción supere a la realidad Estos elementos de la realidad me permitían jugar con ellos para convertirlos en ficción, y que por primera vez triunfe la ficción sobre la pinche realidad” Fritz Glockner ha escrito, en 2002, Coleccionista de estrellas (Fernando Benítez en Tonanzintla), donde recrea las estancias de ese periodista cultural en el observatorio de Puebla, y Un pueblo en campaña, en 1995, una crónica del recorrido proselitista de Cuauhtémoc Cárdenas en las elecciones de 1994, cuando formó parte del equipo de prensa del candidato perredista, al lado de Adolfo Aguilar Zinser, ahora en el desempleo; Rubén Aguilar, coordinador de la secretaría particular de Vicente Fox, y Andrea Dabrowski --Si has hurgado en los archivos, ¿Por qué no documentar la represión? --Porque la tragedia es tanta, tan dolorosa, que de repente puede parecer que ya no hay tragedia Cuando abrieron los archivos, en el 2002, toda la prensa se volcó durante 15 días ¿Y quién va hoy en día? La tragedia se convierte en costumbre Se rutiniza o se asume como cotidianeidad Por eso hay que irnos a la ficción ¿Cuál es el problema? Explica: “Como librero, siempre me gusta meter en el mismo anaquel historia, periodismo y literatura Son lo mismo, por más que la academia histórica se enoje o los periodistas y los periodistas de ficción digan que no es cierto Es lo mismo: es el dominio del lenguaje, contar una historia, ir a las fuentes, preguntarle a los documentos, es armar ambientes Por lo tanto, es el mismo oficio, con todo respeto que me merecen historiadores, periodistas y literatos” En ese sentido, explica, “acudir a la ficción para contar esta historia era tener la libertad completa para jugar con personajes como Miguel Nazar Haro, que en la novela se llama solamente Miguel, o con Rosario Ibarra, que se llama igual Aquí los nombres son verdaderos, aunque haya situaciones que no lo son, como el asesinato en Lecumberri” En su novela, Fritz retrata a un Nazar Haro angustiado, temeroso de que por fin llegó a su fin la impunidad que disfrutó durante décadas como uno de los principales represores de México, aunque pone en entredicho las acciones de del Estado mexicano, como la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la fiscalía especial que encabeza Carrillo Prieto Cuidadoso de no caer en el panfletarismo, el escritor poblano considera positiva la apertura pública de los archivos de la DFS, “como una forma de deslinde con el pasado del que tenía necesidad el gobierno foxista”, pero clara: “No fue una simpatía con el investigador, con los familiares de los desaparecidos Todo esto fue un pretexto que tenía que llevar a cabo el Estado mexicano actual, con el PAN en el poder, para deslindarse del partido anterior No se han podido deslindar en el plano económico, político y social --han sido peores, han jodido más al pueblo--, pero tenían que deslindarse de alguna manera Y era colocando la historia negra del priismo en manos de la opinión pública” --¿Cómo juzgas el desempeño de la fiscalía especial? --No ha tenido resultados, por favor Se puede decir que se detuvo a Nazar Haro, ¿y? Nazar Haro está mejor que en su casa Los amigos de Monterrey le mandan comida con champaña y caviar Come mejor que en su casa El papel de la fiscalía ha sido totalmente débil, como merengue del pastel --¿Cómo concluirá la fiscalía? --En el juego de seguir mostrando una cara ligth del pasado y de la represión que se cometió No hay que olvidar que el fiscal tiene jefes, cuya historia no está muy bien esclarecida Cualquiera que haya pertenecido a una corporación o a un club de amigos, los va a cubrir Eso es humanamente entendible Me refiero a Rafael Macedo de la Concha y toda la estructura “No es una fiscalía independiente, que tenga poder de decisión autónomo Se mueve en la legalidad, entre comillas, del sistema político mexicano, que no ha cambiado Y sentenciar a los verdaderos represores sería sentenciar a los antiguos compañeros Son del mismo club”

Comentarios