Cuadernos mexicanos, de Henri Cartier-Bresson
México, DF, 5 de agosto (apro) - En noviembre de 1995, con motivo de la exposición Cuadernos mexicanos, el fotógrafo Henri Cartier-Bresson concedió a Proceso una entrevista, realizada en París por la reportera Anne Marie Mergier, que a continuación se reproduce
Henri Cartier-Bresson define así la cámara fotográfica: "Para mí es un cuaderno de esbozos, el instrumento de la intuición y de la espontaneidad, el maestro del instante que, en términos visuales, cuestiona y decide a la vez Para `significar' el mundo, es preciso sentirse implicado en lo que uno recorta a través del lente Esa actitud exige concentración, sensibilidad y sentido de la geometría Ahorrando los medios y sobre todo olvidándose de sí mismo, uno llega a la simplicidad de expresión"
Y sobre el acto de tomar fotografías, Cartier-Bresson dice: "Fotografiar es aguantar el soplo cuando todas nuestras facultades convergen para captar la realidad huidiza; entonces la toma de una imagen se convierte en una gran alegría física e intelectual Fotografiar es reconocer, en un mismo instante y en una fracción de segundo, un hecho y la organización rigurosa de las formas percibidas visualmente que expresan y significan ese hecho Es poner en la misma línea de mira la cabeza, el ojo y el corazón Es un modo de vivir"
Sus Cuadernos mexicanos ilustran a la perfección esa ósmosis entre la cabeza, el ojo y el corazón Publicados por la editorial francesa Hazan, especializada en libros de arte, los Cuadernos de Henri Cartier-Bresson son una recopilación de 54 fotografías tomadas durante las dos largas estadías del artista en México, en 1934 y 1964 Tres de ellas fueron entregadas para su publicación en Proceso
Algunas son muy conocidas y muchas otras totalmente inéditas El libro, cuyo prefacio está firmado por Carlos Fuentes, se encontrará en los estantes de las librerías de Francia el próximo 8 de noviembre Ese mismo día se inaugurará en el Centro Nacional de Fotografía de París una exposición con estas mismas 54 fotos en las que Henri Cartier-Bresson logró captar "la eternidad mexicana a partir del instante mexicano", afirma Carlos Fuentes El novelista agrega:
"El artista se detiene en la cresta de la ola de la duración con un instrumento del tamaño de su propia mano, en la mano Las heridas de México se cierran por un momento para que el mundo se constituya bajo la mirada del artista La pregunta de Bachelard es la nuestra: ¿Tendría el hombre un destino poético? La respuesta se encuentra en esta suma de instantes descubiertos por la mariposa invisible que es el fotógrafo, a fin de apuntar, sin quererlo, un retrato de la eternidad– pues el tiempo, dijo Platón, no es sino la eternidad que se mueve Restituir, a la vez, el movimiento del instante y la inmovilidad de lo eterno, podría ser la manera de figurar un destino poético"
Amor a México
Henri Cartier-Bresson ama a México Profunda y secretamente Su primer encuentro con ese país tuvo lugar en 1934 En ese entonces era un joven fotógrafo de 27 años, cuyo talento había llamado la atención de la galería Julien Levy de Nueva York y del Club Ateneo de Madrid donde expuso sus obras en 1932
La emoción que invadió al artista en México es fácilmente perceptible en las fotos en blanco y negro que tomó a lo largo del año que pasó recorriendo todo el país junto con un grupo de etnógrafos y algunas de las cuales fueron expuestas en el Palacio de Bellas Artes en ese mismo año de 1934 En ellas, escribe Carlos Fuentes, "las heridas de México se asomaron por todas partes Unas son muy antiguas y parecen haber cicatrizado Otras, a pesar de su antigüedad, aún no se cierran Las más recientes se confunden con las más viejas Las más dolorosas son las que laten debajo de la piel del país, a punto de brotar y mezclar su sangre con las de las demás"
Durante los treinta años que siguieron a ese coup de foudre (amor a primera vista) el joven "Enrique" se convirtió en el gran Cartier-Bresson Después de su estadía en México vivió un año en Estados Unidos, donde dejó la fotografía para iniciarse en el arte cinematográfico De regreso a Francia trabajó como asistente del cineasta Jean Renoir, de 1936 a 1939 En 1937 realizó una película documental Victoria de la vida, sobre los hospitales en la España republicana
Explotó la Segunda Guerra Mundial Detenido y apresado por las fuerzas nazis en 1940 Henri Cartier-Bresson logró escaparse tres años más tarde, después de dos intentos fracasados de evasión
En 1943 ingresó al movimiento clandestino MNPGD, que ayudaba a los franceses presos de los alemanes y escondía a los que habían logrado escaparse de sus lugares de detención Paralelamente a esa actividad militante retomó su oficio de fotógrafo y realizó para la editorial Braun una serie de retratos de artistas y escritores Entre éstos destacan los de los pintores Matisse, Bonnard y Rouault
Durante los dos años siguientes Henri Cartier-Bresson compartió su tiempo entre la fotografía y el cine Junto con un grupo de profesionales tomó centenares de fotos de la Liberación de París y, solo, realizó el documental El Regreso, sobre la repatriación a Francia de los presos y de los deportados
En 1946 el fotógrafo volvió a pasar un año en Estados Unidos, trabajó intensamente en la organización de una exposición "póstuma" de su obra: era una iniciativa del Museo de Arte Moderno de Nueva York, cuyos directivos estaban convencidos que Cartier-Bresson había muerto en la guerra Fascinado desde su juventud por la pintura y los desplantes de los surrealistas, Cartier-Bresson se entusiasmó con ese proyecto
Un año más tarde fundó la agencia de fotografía Magnum, junto con otros tres grandes profesionales: Robert Capa, David Seymour y George Rodger, y durante los tres años siguientes realizó grandes reportajes fotográficos en la India –donde "cubrió" la muerte de Gandhi--; en China, donde vivió los seis últimos meses del Kuomintang, y los seis primeros meses de la República Popular China, y en Indonesia –donde vivió cámara en mano la proclamación de independencia de ese país
En 1954, a raíz de la política de "distensión" entre Este y Oeste, la URSS entreabrió sus puertas y Cartier-Bresson fue el primer fotógrafo occidental autorizado a viajar y tomar fotos en la Unión Soviética
Después de otro largo viaje a China y de un extenso reportaje en Cuba, regresó a México en 1964 Llevaba 30 años soñando con ese viaje El reencuentro fue tan denso como el primero Lo demuestran las fotografías tomadas durante esa segunda estadía de cuatro meses en las que el artista plasma con delicadeza y respeto las "heridas" de ese país que tanto quiere
En 1965 Cartier-Bresson pasó seis meses en la India y tres en Japón, y un año más tarde se separó de la agencia Magnum, pero le dejó la explotación de sus archivos En 1969 dedicó varios meses a la preparación de una gran retrospectiva de su obra presentada en el Gran Palais de París y realizó dos documentales para la cadena de televisión norteamericana CBS News
En 1974 dejó la fotografía para dedicarse al dibujo Ahora, a los 87 años, vive bastante retirado de la vida pública, y aparta con una gentileza exquisita a los periodistas que intentan acercársele
Al enterarse de la próxima publicación de sus Cuadernos, la corresponsal solicitó entrevista con él
“¿Por qué los periodistas quieren hacer hablar a un fotógrafo? –se asombró Cartier-Bresson– ¿Por qué quieren que hable?, lo que tengo que decir lo digo en mis fotos”
Algunos días más tarde el artista hizo llegar a la corresponsal su libro que aún olía a tinta, con una dedicatoria sumamente delicada: "Para AMM, con mis disculpas por quedarme mudo, pero los recuerdos personales son secretos maravillosos Muy cordialmente un hijo de franceses, Enrique (en español en la dedicatoria), alias Henri Cartier-Bresson"