El libertario Richie Havens

lunes, 10 de enero de 2005 · 01:00
México, D F, 10 de enero (apro)- La historia lo inmortalizó al comienzo del célebre Festival de las Ferias y las Artes Woodstock, celebrado en Bethel, Nueva York, entre el 15 y el 17 de agosto de 1969, en plena era jipi El inolvidable Richie Havens aparece en aquella magna película llamada simplemente “Woodstock”, ante más de 400 asistentes al aire libre: con su túnica de príncipe africano, aporreando las cuerdas de metal en una guitarra y violentando los trastes con el pulgar de su mano izquierda en el cuello del instrumento, acompañado de otro negro en las percusiones; al fin, vociferando a pleno pulmón y sin dientes su grito de “Libertad” e “Hijo desamparado” ¡Libertad, libertad! A veces me siento como un hijo desamparado Cuando se cumplieron los 25 años del Festival y se armó otro para recordarlo, llamé por teléfono a Havens para que me diera su opinión y él simplemente respondió que no deseaba saber nada de un acto cuyo objetivo era el dinero En cambio, asistió a un festejo alternativo, Bethyl’94, en la granja de Max Yasgar y los organizadores originales del legendario Woodstock Fue una rememoración que duró ocho días con entrada gratuita y que, para bien o para mal, no tuvo el mismo impacto comercial; pero que a él y a los asistentes agradó más que el primero Richard P Havens nació el 21 de enero de 1941 en Brooklyn y como artista tuvo sus momentos de mayor popularidad en aquellos inmediatamente posteriores a Woodstock Creció en el barrio humilde llamado Bedford-Stuvesant; fue el mayor de nueve hermanos en una familia cuyo padre era pianista A los 14 tarareaba las vocalizaciones woo-dop con el coro religioso de McCrea Gospel Singers, de Brooklyn, y tres años más tarde abandonó la escuela para seguir su verdadera pasión: la música Su carrera la inició en los circuitos de música folklórica de Greenwich Village (“comencé mi gira desde diciembre de 1967 en todos los campus universitarios y desde entonces no he parado”, me contó este sonriente moreno barbado en 1994) y grabó sus dos primeros discos para la firma International-Trasatlantic Debutó en el Festival Newport de 1966 Luego siguieron: el Monterrey Jazz Festival 1967, el Miami Pop Festival 1968, el inglés Isla de Wight 1969 y, por supuesto, el mítico Woodstock Empero, nunca logró que aquella presencia artística y multitudinaria convenciera a comprar muchos de sus discos a un séquito de fieles seguidores, cambiando constantemente de grabadoras (“jamás me ha importado estar en el negocio comercial de la música, lo que me gusta es el triunfo de la comunicación musical”, expresó al autor de esta columna) Conformó su repertorio con piezas de Bob Dylan, James Taylor, Van Morrison o Lennon y McCartney; pero su único éxito de aquellos tiempos fue Here Comes The Sun (“Aquí viene el sol”, del difunto George Harrison), un disco que logró escalar hasta la posición 16 del desfile de sencillos musicales Aquella década, Richie Havens ofreció varios conciertos en países europeos, africanos y del Medio Oriente; y firmó un contrato para su primer disco (el decimoquinto en su historial) con la disquera de Las Puertas, de Jim Morrison, la tristemente célebre compañía Elektra Records: Conecciones, en 1979 También intentó sobresalir como actor y fundó un museo oceanográfico para niños del Bronx En 1987 fue a Italia y grabó un disco con Pino Danniele Sus Simple Things (“Cosas sencillas”) es de 1988 y Now (“Ahora”) de 1991 Fue la década en que participó en el homenaje a los 30 años de la carrera de Bob Dylan, con su versión a Just Like A Woman (“Exactamente como una mujer”); el dalai lama lo invitó al Tibet en 1993, año en que juntó sus grabaciones en The Best Of Richie Avenís (“Lo mejor de Richie Havens”), para Rhino Records Para algunos, la mancha en la trayectoria de Richie es haber vendido su voz para promoción de artículos de la hoy olvidada cámara Brownie Fiesta, de Kodak; la chafa cerveza Budweisser y las no menos nefandas hamburguesas McDonald’s, en radio y televisión De cuando en cuando, en sus presentaciones ofrece una pizca de sabiduría pacifista y experiencias a través de los años, como cuando actuó ante seis mil personas en el UCLA Auditórium y nadie lo dejaba ir Ha mencionado: “No hay demasiado que aprender, ya sabemos lo que puede hacer de este mundo un lugar mejor Y para aquellos muchachos que piensan que su futuro está en el espacio sideral, bueno, debo decirles que nosotros estamos en el espacio sideral Estamos ahí como cualquier otro planeta Lo que pasa es que hay sangre en los cables y no debemos olvidar que no hemos acabado con la guerra, el sufrimiento y el hambre “Son cosas de las que debemos estar siempre alerta Para ustedes canto mi triste canción Alone Together (“Solos juntos”), acerca del hambre en África” Hace algunos años, el músico publicó un libro: They Can’t Hide Us Anywhere (“No pueden escondernos en ninguna parte”, Harper-Collins, 1999), relatos de su puño y letra acerca de los días de infancia en el Greenwich Village, sus recuerdos de Woodstock y algunas aventuras de su vida, contadas por cuates colegas, vecinos y otras amigas Peter Gabriel lo llamó para su proyecto Ovo; y con Groove Amanda hizo Goodbye Country, Hello Nightclub (“Adiós, pueblito; hola, antro nocturno”) Para marzo del 2002 salió su esperado plato láser Wishing Well (Deseándote bien”), con sus canciones en vivo Paraíso y On The Turning Hawai (“A la vuelta de la esquina”) Richie Havens acaba de reeditar muchos de sus tantos registros legendarios, como: Stormy Forest (“Bosque tormentoso”), Stonehenge, Alarm Clock (“Despertador”), Portafolio, The Great Blind Degree (“El gran grado ciego”), Mixed Bag (“Bolsa mezclada”) y Richie Havens On Stage (“En vivo”), prueba de que tener a este artista es un privilegio para todos los seres humanos vivientes Resuenan en “Canto rodado” sus palabras risueñas, mientras acaricia su barba con sus dedos ensortijados y entrega sus pensamientos del corazón: “Mis discos significan una visión cronológica de los duros tiempos que vivimos, las épocas que hemos superado y sufrido, aquellas cosas que hemos hecho para crecer y cambiar Hay una cuestión universal que nos concierne a todos, pues son canciones que aplican a todos nosotros Es la misma onda que vengo diciendo desde 1967, cuando comencé esta gira maravillosa por la música en concierto Mi mensaje es el mismo hasta el día de hoy”

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