San Salvador, (apro) - En El Salvador, durante la décadas de 1970 y 1980, las camionetas Jeep del tipo Cheroke provocaban terror Por lo general, estos vehículos tenían sus vidrios polarizados, sin números de matrículas ni instintivos de instituciones Sus tripulantes eran atléticos, vestían de civil, usaban lentes oscuros, pistolas debajo de las camisas y subametralladoras para contingencias Se desplazaban por las ciudades a alta velocidad y por lo general realizaban sus “actividades” transportándose en dos o tres de aquellas “naves” Realizaban raptos y no se sabía de la suerte de sus víctimas A lo sumo, los cadáveres de éstos aparecían en algún terreno baldío con un tiro de gracia y con señas de tortura Eran los “Escuadrones de la Muerte” que eliminaban a los adversarios de las dictaduras militares En los últimos días se ha disparado la alerta: existen grandes probabilidades de que los “Escuadrones de la Muerte”, bajo nuevas modalidades y con nuevos objetivos, estén de regreso Sus nuevas víctimas: los miembros de las maras, como se conocen aquí a las pandillas juveniles La Iglesia católica empieza a denunciar estos hechos Para algunos sectores conservadores tales denuncias son infundadas y hasta podrían reflejar cierta paranoia por el hecho de que los religiosos fueron duramente golpeados por la represión dictatorial, baste recordar el asesinato del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, en marzo de 1980 Sin embargo, como lo expresa María Julia Hernández, directora de Tutela Legal del Arzobispado “hay exterminio de jóvenes pandilleros La tendencia lo está indicando y el modus operandi es igual al de años pasados En otra época fueron escuadrones de la muerte, hace unos años Sombra Negra, y en la actualidad no tiene nombre La policía no investiga estos hechos a pesar de que el concepto de derechos humanos está incluido como un deber del Estado al la hora de investigar Si los crímenes no se investigan, se están fomentando” Hernández fue asistente legal del arzobispo Romero, en la década de 1970 y hasta su asesinato el 24 de marzo de 1980 Ella asegura que la institución que dirige está recogiendo datos y pruebas para analizar este problema “Se nota que hay una tendencia para eliminar a los cabecillas de las maras, por ejemplo, lo cual llama mucho la atención”, dice Todo esto sucede, a su vez, en el marco de la implementación de proyectos antipandillas, denominados Mano Dura “Mareros” asesinados “Miguel Cruz, experto internacional en temas de violencia y autor de Barrio adentro –libro que analiza el fenómeno de las maras en El Salvador-- dice que “en la actualidad están matando a más pandilleros” Explica: “Esto tiene dos posibilidades: que los pandilleros mismos se continúan matando entre sí o que hay más gente matando a los mareros y ejecutando una limpieza social” Pide considerar muy seriamente esta segunda hipótesis “Cuando uno ve que aparece el cadáver de un marero en un barranco, con un tiro en la cabeza, con las manos amarradas Eso no es la manera de operar de los pandilleros No, los pandilleros se agarran a balazos entre ellos, pasan un carro y unos ametrallan a otros o se enfrentan unos de una pandilla con otros y resultan muertos y lesionados Los pandilleros no tienen esa operatividad de buscar a un individuo, de secuestrarlo, llevarlo a torturar y de tirarlo ya muerto en una barranca”, agrega Las investigaciones de Cruz, así como las de Tutela Legal, revelan una tendencia preocupante Por ejemplo, los organismos de Medicina Legal --la fuente más confiable en caso de homicidios-- reportan que los crímenes se han incrementado desde hace año y medio Ello coincide con la implementación de los planes de Mano Dura y Ley Antimaras “Los servicios de emergencias de hospitales indican que hoy hay más muertos que lesionados, porque tiran más a matar”, apunta el investigador Antes del impulso del Plan Mano Dura, durante el periodo del expresidente Francisco Flores, existía un promedio de siete homicidios al día En la actualidad es de diez De acuerdo con Cruz, la tasa de homicidios en 2002 era de 37 por cada 100 mil habitantes Ahora, con el gobierno de Antonio Saca y con la aplicación del Plan Súper Mano Dura, la tasa llega a 45 por 100 mil habitantes La Procuraduría para la Defensa de Derechos Humanos (PDDH) y el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana (IDHUCA), aseguran que los asesinatos de mareros, a través de posibles escuadrones o sicarios dedicados a la “limpieza social”, mostrarían el fracaso de los proyectos de Mano Dura, en los que se privilegia la represión y no la prevención Además, señalan, ello sería un absoluto atentado al Estado de derecho y a todo el sistema de reglas democráticas Ejecuciones sumarias Edgardo Amaya, de la Fundación para el Estudio y la Aplicación del Derecho (Fespad), es el encargado de dar seguimiento el tema de las ejecuciones extrajudiciales, sumarias y arbitrarias en El Salvador Lo hace por medio de reportes de cuatro periódicos locales En los reportes del año 2003 contabilizó 225 homicidios que reúnen dichas características; en 2002, recopiló 71 casos y en 2001, 130 “Tenemos la dificultad de que el reporte lo hacemos de una fuente muy variable, que son los periódicos Y hay que tener conciencia de que no estamos seguros de que lo que salga publicado en la prensa coincide con la realidad y que representen la totalidad de los hechos que ocurren en el país”, aclara Amaya La Fespad está ordenando los casos registrados durante 2004, informe del cual Amaya dice: “Cuando hablamos de este tipo de muerte nos referimos a casos en los cuales existe algún nivel de responsabilidad estatal, sea porque se ha otorgado un permiso a agentes del Estado para hacerlo o porque hay negligencia u omisiones en este tipo de hechos” El investigador reporta que aproximadamente el 85 por ciento de estas muertes sumarias se podrían atribuir a casos en el que la víctima es un marero o pandillero “Las características en estos casos son personas que han sido previamente secuestradas, que ejecutadas con un tiro detrás de la cabeza, que aparecen amarrados de pies y manos con alambres, muy parecido a los Escuadrones de la Muerte del pasado Quiero aclarar que este año nuestro reporte contempla sólo casos entre enero y septiembre y que por el momento tenemos contabilizados 100 casos Hemos acudido a los órganos de justicia para investigar cómo van sus procesos judiciales y si están abandonados o archivados”, señala De acuerdo con los reportes de 2003, los casos de ejecuciones extrajudiciales abundaron en la ciudad capital de San Salvador y en las provincias occidentales de La Libertad, Santa Ana, Sonsonate y Ahuachapán En contraste, en la región oriental se verificaron pocos casos Ciertamente, coincide en que la región oriental es más poblada, con más sectores urbanos y por ende, también mayor presencia de maras