¿Misión?

lunes, 24 de octubre de 2005 · 01:00
México, D F, 24 de octubre (apro)- "Estoy impulsado por una misión de Dios Dios me diría, ?George, ve y lucha contra esos terroristas en Afganistán? Y lo hice Y entonces Dios me diría, ?George, ve y acaba con la tiranía en Irak? Y lo hice" Palabras pronunciadas, según noticia de pasados días en diversos medios, por quien es considerado el hombre más poderoso del mundo, G W Bush, presidente de los USA ¡Ah, desgraciados mortales! Veo con sorpresa y horror que todavía hay entre ustedes individuos que justifican sus decisiones, aunque las mismas propicien dolor y muerte a sus semejantes, como el cumplimiento de una misión encomendada por la divinidad, ¡y que no faltan quienes los apoyen! ¿Guía de tales personas y las que la siguen en esa idea tan peregrina del fundamentalismo religioso? El que sea Ahí están los sucesos de la historia ?las despiadadas y sanguinarias guerras entre religiones distintas y las guerras entre creyentes de la misma divinidad por diferencias fútiles no pocas veces? que demuestran que el mismo es uno de los hechos más perniciosos y degradantes, por embrutecedor y deshumanizador, para los individuos y las sociedades que lo cultivan y ejercen? así como para la divinidad que dicen obedecer con sus actos Bueno, eso pienso yo ¿Y ustedes? De acuerdo, el mal existe en el mundo, pero los que practican tan peregrino fundamentalismo religioso, ¿no contribuyen grandemente a multiplicarlo? Y los tales, con sus acciones, considero que no hacen más que poner piedras, cavar zanjas e incluso poner trampas a la siempre difícil teodicea, a la disciplina filosófica que trata de conciliar el problema de la existencia del mal con la bondad divina ¿O no es así? Por otra parte, tengo para mí la convicción que quien practica el fundamentalismo religioso al punto de justificar la guerra como voluntad de la deidad, más bien sufre de megalomanía o lo que es lo mismo de afirmación morbosa de su propia persona ¿Qué piensan ustedes al respecto? También considero que los que deciden una guerra que multiplica el dolor, llanto, mutilación y muerte entre mujeres, niños y ancianos, que poco o nada tienen que ver con la misma, y justifican tan espantosa barbarie como misión encomendada por la divinidad; misión que hay que llevar a cabo, incluso, usando de la felona mentira, si es preciso, o bien son unos obscenos rufianes o bien su megalomanía está a punto de convertirlos, si es que no lo son ya, en teomaniacos, en la morbosa manía de identificarse de algún modo con la naturaleza divina Bien, eso es lo que un servidor piensa: Ustedes dirán si me equivoco Teniendo en cuenta que lo expuesto está relacionado íntima y problemáticamente con la teodicea y que la misma es vieja en la vida de nuestra especie, creo que no está de más recordar cómo intentó resolver servidor los conflictos que provoca Hace dos mil trescientos años, sin ser ateo, pues siempre reconocí su existencia, dije que nuestros dioses eran seres superiores, brillantes, felices pero que no se ocupaban del mundo ni intervenían para nada en sus asuntos y menos se interesaban especialmente en el quehacer de los humanos; y afirmé que los mismos no habían creado el mundo ¿Para qué iban a hacerlo? ¿Por bondad, como decía Platón? ¡Absurdo! Pues hay tanto mal en el mundo del hombre que si ellos lo habían creado por bondad, se equivocaron, ¿por impotencia o bien por tontería, imbecilidad? Y si los dioses, esos seres omnipotentes, felices y bondadosos permitían voluntariamente el mal, ellos eran malvados Ante tal conflictiva situación, saqué en consecuencia que lo más lógico, sereno e incluso conveniente para las divinidades y los hombres, era pensar que los dioses no habían creado el mundo Posiblemente me equivoqué en esta mi solución, pues desde esa fecha me persigue la mala fama de impío, ateo y materialista Pero reflexionen Ese mi intento de liberar a los dioses de ser los autores del mal, dejaba a los megalómanos teomaniacos sin coartada divina para sus fechorías, mostrándolos como lo que son, simples hombres responsables de sus actos, con lo que daba a sus víctimas la posibilidad de enfrentarlos y combatirlos sin la mala conciencia d estar actuando contra la voluntad divina ni caer en la impiedad del rencor contra la misma, lo que no es poco Desafortunados mortales: considerando que a pesar de los enormes progresos alcanzados en todos los aspectos desde mis días en la Tierra nuestra especie sigue angustiada por la problemática de la teodicea, es por lo que les escribo la presente con la esperanza de que su lectura les sea de alguna utilidad en tan grave conflicto Con mi afecto y solidaridad de siempre hacia ustedes, los vivos EPICURO

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