"El retorno del marroquí Alain Souchon"

lunes, 31 de octubre de 2005 · 01:00
México, D F, 31 de octubre (apro)- El compositor e intérprete Alain Souchon nació en 1945, en Casablanca, Marruecos Su verdadero apellido era Kienast Poseedor de una mirada de embeleso a la Jean Cocteau, Alain Souchon ha desarrollado a lo largo de tres décadas un arte de maestría singular gracias a su sincopada versificación e intimismos inigualables en la canción de lengua francesa, ejemplo total de notable dicción y una precisión a prueba de los vaivenes efímeros de la moda En plena adolescencia, éste cantautor de "Alló maman bobo" quedó marcado por el infortunio: su padre falleció en un accidente automovilístico, y entre los muros lúgubres del colegio Cluses de Haute-Savoie, el huérfano Souchon desarrollaría un spleen de amargura que reflejaría en sus registros Alumno distraído y soñador, Souchon dejó la escuela en tres ocasiones Trabajaba de noche en algún pub londinense, donde quedó impresionado por la música anglosajona de los Beatles y los Rolling Stones En Inglaterra comenzó a tocar la guitarra y, de vuelta a París, impulsado por Georges Brassens, eligió como oficio ser autor de baladas y, por fin, en 1971, Pathé Marconi le ofreció el tan esperado contrato disquero Grabó tres platos de 45 RPM y, como no obtuvo éxito en las ventas, optó por ofrecer algunas de sus piezas a celebridades de la época Dos años más tarde se encontró con Bob Socquet, director artístico de RCA quien en 1974 le presentaría a Laurent Voulzy, consolidándose una amistad que cambió su destino Voulzy se encargó de los arreglos para el primer álbum de Souchon, que incluía "J?ai dix ans" ("Tengo diez años") A partir de la segunda grabación, ambos amigos dividieron su trabajo, con Voulzy en los créditos musicales, y Souchon armando letras innovadoras y textos de giros rebeldes que lo distanciaban de cualquier condicionamiento superficial tan propio de cierta juventud parisina en los setentas ("Bidon" o "S?asseoir par terre") Para 1977, los dos produjeron su exitoso disco Jamais content ("Jamás contento") con los temas "Y a d?la rumba dans l?air" ("Hay una rumba en el viento") pero, sobre todo, "Alló maman bobo", cuyo coro detonaba hartazgo por la existencia y el sufrimiento que sería el motor fundamental en la obra posterior de Souchon: Ella me dice que yo siempre estoy llorando, que soy como un niñito que ama a su mamita, sus ojos, su vida, y que nunca estoy contento? Aquel registro contenía "Poulalier?s Song", cómica denuncia sobre los inmigrantes africanos víctimas del racismo en Europa Hacia 1978, la mancuerna alcanzó el cenit con Toto 30ans, un disco en que destaca "L?Amour en fuite", la pieza que brindó título a una importante cinta del cine "negro", El amor en huida, de Françoise Truffaut Para 1980, con su quinta grabación, Rame, Souchon redondeó aquella imagen melancólica y resignada que ya no lo dejaría, entregándose al mundo del celuloide Jean Becker le otorgó su primer papel en la pantalla grande como pareja de la actriz Isabelle Adjani en L`´Eté meurtier, película seleccionada del Festival de Cannes 1983, Así mismo, en ese año, el tamdem Souchon-Voulzy se dio una pausita para el disco On avance, donde Souchon rendía tributo a su tierra natal ("Casablanca"), cantaba el homenaje al difunto beatle John Lennon ("Lennon Kaput Valse" o "Lennon detiene su vals") y redactó tristes cortes de soledad susurrante al piano ("Lettre aux dames", "Lily Peter") El año de 1985 vio a un tímido Souchon realizando giras con la famosa pianista y cantante Véronique Sanson por toda Francia con el espectáculo Chacun mon tour En sus comentarios, la crítica aludía a su talento, pero extrañamente ligaba el parecido del artista marroquí con el rostro de Jean Coucteau Volvieron sus colaboraciones con Voulzy en el álbum C?est comme vous voulez ("Sea como usted quiera") y en 1989, registraría su Ultra-moderne solitude En 1993, su trayectoria solista llegó a la cumbre con C?est déjà ça, sin duda el mejor álbum de su carrera (Virgin) con la magnífica balada post-romántica "Foule sentimental" ("Tontería sentimental"), una protestosa "L?amour à la machine" ("El amor a la máquina"), el comentario político y ecológico "Sans queu ni tete" ("Sin pies ni cabeza"), amén de nostalgias como "Regrets" ("Remordimientos") Ahora, tras años de ausencia por los estudios de grabación, el marroquí Alain Souchon ha vuelto y no decepciona a sus seguidores con La vie Theodore, su nuevo plato láser de 2005, once canciones con música de su hijo Pierre Souchon y Voulzy, más letras y melodías del propio Alain Souchon, grabado en Virgen (y que puede consultarse en la red Internet por wwwalainsouchonnet) Souchon da la bienvenida al llanto con "Bonjour tristesse" ("Buenos días, tristeza"); se alegra del amor en "Á cause d?elle" ("Por culpa de ella"); afina el corazón "En collant l?oreille sur l?appareil" ("Colgando la oreja al aparato"); escucha el sonido de la muerte en el alma por "Le mystère" ("El misterio"); sucumbe al canto de sirenas por "Le marin" ("El marinero") y canta a los colores de Leonardo Da Vinci con "Lisa" Tal vez sea Alain Souchon, a sus 60 años de edad, el baladista del siglo pasado que más venera la canción francesa de Francia en esta nueva centuria, al lado de un Henri Salvador, Nougaro, Véronique Sanson y Francis Cabrel, entre otros, al tiempo que él goza de un sitio predilecto entre los melómanos junto a reputaciones privilegiadas como, por poner un botón de muestra, la leyenda Charles Aznavour Su sonido azul, lleno de emociones y añoranzas "reggae", la tierna sencillez melódica y los suaves fraseos eróticos iluminan una página brillante de la música hecha en Francia que hace de Souchon un pilar, un filón del arte galo del siglo XXI que merece nuestra reverencia al audicionar su nuevo CD, "La vie Theodore", como si desterrando las nubes que pueblan nuestra mente con tantas telarañas anglosajonas Souchon ha vuelto Viva el marroquí

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