Don Quijote

lunes, 7 de noviembre de 2005 · 01:00
México, D F, 7 de noviembre (apro)- Aportar algo novedoso al cúmulo iconográfico y escrito en torno a la máxima obra de la literatura española desde el siglo XVII, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, es una tarea que resulta difícil y se complica aún más si la intención es hacerlo desde un escenario teatral, considerando la vastedad y complejidad de los contenidos de una novela de estas dimensiones para intentar "resumirla" en un texto dramático Por ello, en principio es de agradecer el interés de la Compañía Nacional de Teatro de unirse a las celebraciones del 400 centenario de la aparición de El Quijote, cuya primera parte vio la luz en Madrid, en 1605 Para ello decidieron recurrir a la adaptación del escritor Ruso Mijail Afanasievch Bulgákov, en una traducción de Armando Partida, bajo la dirección de Germán Castillo La novela de Cervantes ha sido analizada desde puntos de vista lógicos, filológicos, biográficos, sociológicos, históricos, estéticos, objetivos y subjetivos Por ello no es de extrañarse que un escritor ruso, aparentemente ajeno a la tradición literaria española, quien desarrolló su obra al interior del régimen soviético presidido por José Stalin, haya decidido abordar una adaptación teatral de Don Quijote El texto de Bulgákov --exmédico morfinómano, luego escritor acallado por el gobierno estalinista al que imploró por su exilio--, es una propuesta bastante fiel a la obra original de Cervantes y, al mismo tiempo, muy ingeniosa en la forma de contar la totalidad de la historia a partir de la selección de las principales líneas narrativas, para transformarlas en expresiones escénicas y de esta forma constituir y construir el conflicto dramático generador de la acción Al respecto Armando Partida, traductor del texto de Bulgákov al español, afirma: "La concepción de Don Quijote como personaje es de respeto y admiración, casi de culto en su interpretación, en la que indudablemente no se escapa el propósito de rendirle homenaje a esta figura de la literatura mundial, como lo hicieran a su vez infinidad de literatos rusos "Bulgákov, además, subraya amorosamente la relación entre las personalidades tan opuestas de ambos protagonistas (Don Quijote y Sancho) Es precisamente en el discurso de éstos donde escuchamos el pensamiento filosófico cervantino", Armando Partida De la propuesta de Germán Castillo destaca el alejamiento de los estereotipos de la iconografía del Quijote: caballos, molinos, etcétera, elementos que son reducidos al mínimo para ofrecer una visión contemporánea, centrada en el actor, en el texto, que intenta romper con lo aburrido que resultan las repeticiones en una y otra puesta del Quijote, dejando a un lado los lugares comunes para ir más a la esencia del personaje y de la historia, en un montaje escenográficamente austero De esta forma la interpretación ideológica que hace Bulgákov de Cervantes y, al mismo tiempo, el paralelismo que establece entre su propio destino como creador, cuyo rasgo fundamental fue la falta de libertad, es rescatada por Armando Partida y Germán Castillo para mostrar la imagen de un Quijote fuerte que trasciende la imagen del viejo loco y que lucha por el derecho a la libertad Después de su estreno en el pasado Festival Internacional Cervantino y de dos funciones el Palacio de Bellas Artes, Don Quijote, de Mijail Bulgákov, realiza temporada en el teatro Julio Castillo

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