Irak: Elecciones y guerra

lunes, 19 de diciembre de 2005 · 01:00
México, D F, 19 de diciembre (apro)- Algunas cifras preliminares indican que, en las elecciones iraquíes de ayer, acudieron a las urnas para elegir un parlamento 10 millones más de personas que las que se presentaron a las votaciones para refrendar la Constitución Como en anteriores ocasiones, las elecciones se realizaron en medio de un enorme despliegue militar controlado por las tropas de Estados Unidos y con participación militar iraquí Además, las fronteras fueron cerradas días antes y se adelantó el toque de queda No se reportaron actos de violencia espectaculares Los votos están siendo contados y los resultados finales del nuevo balance del poder en Irak se conocerán hasta la semana próxima Pero el presidente estadunidense Geroge W Bush adelantó que se siente satisfecho y que lo importante es el aumento de la participación de los sunitas Pero ello no significa el fin de los problemas sobre la integración política de este grupo étnico que constituye el 20% de la población y que gobernó con Sadam Hussein, el dictador cuyo juicio corre en paralelo al proceso electoral Este proceso se realiza en el marco del sangriento desorden que priva en Irak Sin embargo, habría que preguntarse por qué aumentó la participación en las urnas Según el semanario británico The Economist, sondeos anteriores a la elección sugieren que los ciudadanos en Irak tienen sólo un débil compromiso con el país, en comparación con su compromiso con la tribu, la etnia y la religión Pero están también ampliamente concientes de que el proceso que inició el voto de ayer y terminará con la formación de un gobierno, debe continuar si quieren algún día disfrutar la paz Es incierto, sin embargo, que pueda crearse una coalición amplia y representativa de las distintas etnias y grupos para formar un nuevo gobierno Lo es más aún por la presencia del ejército estadunidense y por la enorme influencia de Washington en todas las decisiones A diferencia de otras elecciones, la de ayer es la primera para un periodo completo, de cuatro años, enmarcadas dentro de una nueva Constitución, apenas aprobada en octubre Estados Unidos y los chiitas en el poder aspiran a que un gobierno legítimo pueda comenzar a disminuir el apoyo a la insurgencia Es difícil pensar que eso suceda en el corto o mediano plazo, lo que plantea un problema adicional para la Casa Blanca, presionada por la opinión pública estadunidense para el retiro inmediato o gradual ?pero retiro al fin-- de sus tropas en Irak Las elecciones parlamentarias de ayer no son más que el principio de una recomposición o una descomposición del poder político en Irak El parlamento tendrá que formar un nuevo gobierno para todo un periodo constitucional pero, al mismo tiempo, está presente la demanda de modificaciones de fondo a la Constitución, por las que pugnan los sunitas en desacuerdo con el federalismo que podría dividir al país y la creación de regiones poderosas de chiitas, por un lado, y kurdos, por otro Los sunitas quieren un gobierno secular, sin tintes teocráticos, y rechazan la influencia política determinante de los chiitas Los sunitas también quieren revisar la Constitución Argumentan que hubo un compromiso poco transparente y confiable para elaborarla Y no están de acuerdo con la forma en que se repartirán los ingresos petroleros de los yacimientos que se ubican en provincias donde se asientan chiitas y kurdos Aun así, una parte de ellos hace esfuerzos por ganar asientos en el Parlamento La insurgencia sunita ha enfrentado también a los chiitas que consideran su enemigo histórico El referéndum de la Constitución realizado en octubre pasado dejó cuestiones pendientes No está claro hasta qué punto la presión de Washington podrá lograr que la mayoría chiita acepte compartir una cierta parte del poder con los sunitas ¿Puede la democracia construirse en un país en guerra, invadido, ocupado por tropas extranjeras? Habrá que ver qué clase de "régimen democrático" puede construirse con la tutela del invasor Las elecciones parlamentarias del jueves en Irak han tenido importantes componentes étnicos y religiosos, incluso tribales Eso explica que en las boletas hayan participado 220 partidos con alrededor de 7 mil candidatos La política imperial de la Casa Blanca se enfrenta con un obstáculo: la política tribal de Irak Los secularistas y los sunitas no confían en los chiitas, y esa desconfianza permanecerá también después de las elecciones Se espera que la Alianza Unida Iraquí mantenga la mayoría No es un grupo nacional, sino un grupo religioso que incluye al actual primer ministro Ibrahim al Jaafari, y que en enero obtuvo el 48% de la votación Se espera que, con la participación de los sunitas, disminuya la influencia de la Alianza, pero no para cambiar sustancialmente la correlación de fuerzas El Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak también forma parte de la Alianza Uno de sus miembros Adel Abd al Mahdi, islamista moderado que actualmente es uno de los vicepresidentes del país y que se dice podría convertirse en primer ministro Sin embargo, al Mahdi tiene vínculos con Irán y destacados miembros de esta organización vivieron en Irán durante el gobierno de Hussein Otro punto de fricción de los sunitas con los chiitas: el reciente descubrimiento de que presos sunitas habían sufrido torturas por parte de sus captores, en su mayoría chiitas Jaafari dijo que habría una investigación a fondo y que la situación era inaceptable Pero de cualquier manera las torturas tienen un tufo a venganza chiita, ya sea por sus sufrimientos durante la era de Hussein o por los ataques recientes de la insurgencia sunita El marco amplio de las elecciones en Irak está definido por un país en guerra, que no terminó como se tenía previsto, en mayo de 2003 Las acciones militares ofensivas continúan, en un desigual combate entre el ejército más poderoso del planeta y sus aliados iraquíes y una insurgencia que, como toda guerrilla, no pretende triunfar, sino simplemente permanecer Irak es hoy un país destruido, donde ya ni siquiera se habla de reconstrucción Es un país en acelerada descomposición social y étnica Los choques entre sunitas y chiitas presagian una guerra civil que no ha quedado solucionada por las elecciones Un país en el que tienen lugar explosiones de carros bomba un día sí y otro también; en el que hay una insurgencia que se extiende y que Estados Unidos atribuye a terroristas que vienen de fuera El hecho es que los ataques insurgentes a las tropas estadunidenses y a las vulnerables fuerzas de seguridad iraquíes, crecieron de unas 150 a 700 por semana Hoy, el Pentágono dice que han disminuido a 500 por semana La respuesta de Estados Unidos ha sido el asesinato de miles y miles de supuestos insurgentes La población civil iraquí ha pagado los costos más elevados, según reconoció públicamente Bush la semana pasada Desde marzo de 2003 han muerto 2 mil 140 estadounidenses y 30 mil iraquíes ¿Puede Estados Unidos, en las actuales circunstancias, convertirse en un país con una democracia y una estabilidad normales? Bush esperaría que así fuera, pero todo presagia que las complicaciones y la violencia continuarán, como también continuarán las presiones internas para la salida de las tropas estadunidenses La Casa Blanca considera que las elecciones en Irak pueden darle un respiro El asunto que tiene que definir de inmediato es cómo lidiar con la cuestión política para lograr construir un gobierno estable Y, en el terreno de la guerra, tiene que definir cómo va a lidiar con la insurgencia Tal vez quiera aprovechar el respiro para acelerar la ofensiva desde el aire ?como ha empezado a hacerlo ya-- y dejar a las tropas iraquíes que se enfrenten en el terreno, en el cuerpo a cuerpo, con los insurgentes No hay indicios, por ahora, de que las elecciones vayan a debilitar la resistencia Habría que alertar sobre la posibilidad de que el Pentágono considere que la participación de los sunitas en las elecciones es elemento suficiente para derrotar a sangre y fuego y con altísimos costos de vidas humanas a la insurgencia, principalmente sunita Todas las guerras son diferentes, pero Washington tiene que definir una estrategia de contra-insurgencia, en una dimensión en que no lo había hecho desde la guerra de Vietnam Aunque Estados Unidos ha combatido a docenas de insurgencias, el escenario actual en Irak tiene otra dimensión Tiene que lidiar con los insurgentes, con los civiles que los apoyan y que son los que ponen la mayoría de los muertos Tiene que hacerlo, además, en un escenario inédito por sus componentes étnicos y religiosos, en una región volátil y rica en petróleo Al mismo tiempo, la Casa Blanca tendrá que lidiar también con Irán, país que puede construir armas nucleares, y con Israel, que amenaza con bombardear al primero Así, con todo y elecciones, el escenario iraquí no deja de ser complicado tanto en el terreno político como en el militar Irak es hoy un país que, por obra y gracia de la invasión de Estados Unidos, construye una "democracia" de partidos-tribus/partidos-etnias/partidos-religiones

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