En el seno de la Organización de las Naciones Unidas se realizan complejas negociaciones con el fin de crear, a principios de 2006, el Consejo de Derechos Humanos, expone Proceso en su edición de este domingo 25 de diciembre Este será el primer Consejo que se establezca en la ONU después de la fundación del organismo mundial en 1945 Su creación permitirá elevar el nivel jerárquico de los derechos humanos, a la altura de los asuntos de seguridad y desarrollo Era un paso largamente esperado por la comunidad internacional El Consejo sustituirá a la desprestigiada y obsoleta Comisión de Derechos Humanos que sesiona seis semanas al año en Ginebra Sería difícil afirmar en estos momentos si existe mayor regocijo por ver el fin de la Comisión o por ver la creación del nuevo Consejo de Derechos Humanos En los últimos años, la Comisión había logrado la hazaña de unificar al mundo en su decepción y desencanto por el tratamiento multilateral del tema Tanto los países condenados periódicamente, como los más activos promotores y defensores de las libertades y garantías del ser humano, encontraban razones de peso para sentirse frustrados ante el desempeño de la Comisión La dinámica era patética: en medio de agitadas pugnas, se llegaban a aprobar resoluciones y llamados a países específicos para que, finalmente, las recomendaciones fueran ignoradas simple y llanamente por el país destinatario El sistema se convirtió en una mofa Bajo el nuevo esquema, el Consejo de Derechos Humanos podrá alertar a la Asamblea General, al Consejo de Seguridad o al Consejo Económico y Social (Ecosoc) para que tomen las medidas necesarias con el fin de que los destinatarios atiendan sus recomendaciones Esta vinculación dará mayor seriedad a la ONU en materia de derechos humanos, especialmente en casos de genocidio o de violaciones graves y sistemáticas Un grupo de países, casi todos acusados de violar las garantías fundamentales, se resisten al establecimiento de medidas que garanticen la efectividad de ese Consejo Por ello, la nueva instancia corre el riesgo de repetir los vicios de la vieja Comisión de Derechos Humanos, puntualiza Proceso en su edición que circula a partir de este domingo 25 de diciembre