Rebusca
México, D F, 21 de febrero (apro)- ¡Ay, amor, amor! ¡Qué farsas y necedades se montan, se cometen y repiten en tu nombre! Como, por ejemplo, esa de dedicarle un día al año y encima exaltarlo, a bombo y platillo por la publicidad, con la machacona incitación de comprar, que no es más que a consumir cosas, de añadidura al mayor precio de las mismas accesible a nuestro bolsillo con el manejo avieso de la idea de que cuanto más alto sea su importe, mayor será el amor que se tiene a la persona que se obsequia
¿Queeé? ¿Acaso el amor es flor de un día o es prostituto, o sea, sujeto a tarifas? ¡Qué ideas!
Lectores y lectoras: esta fue una de las conclusiones a que llegamos un reducido grupo de amigos reunidos el 14 de febrero con el fin de tratar sobre el amor Hubo otras Hablamos de Abelardo y Eloísa, Tristán e Isolda, Don Juan, Werther, Otelo, Romeo y Julieta, Alcestes y otros muchos arquetipos que engrandecen, celebran y quintaesencian los variados aspectos de la pulsión amorosa de la que todos, quien más quien menos, somos sujeto y objeto de alguno de ellos en nuestra vida Discutimos Se defendió, se condenó esta o aquella faceta de amor y terminamos riéndonos de las mismas en conjunto por considerar que los dichos modelos que las encarnan, poco a nula orientación amorosa podían darnos en este tiempo en que el individualismo, la igualdad y la libertad que vamos conquistando posibilitan, fomentan y hasta justifican la búsqueda, persecución y captura del hedonismo, el placer como fin de vida, en tal medida que en eso del amor al menos y se traduce por la libre, esto es, superando su machismo, lícito de repetir de la manera siguiente lo que escribió en su “Philosophia dans le boudoir” el Marqués de Sade: “El sino de los hombres y mujeres es ser como el perro y la perra, que es del darse a cuantos los deseen y el tomar al que se apetezca”
Ustedes, lectores y lectoras, después de ver y reflexionar sobre lo ya conseguido y lo que se propone alcanzar la revolución sexual que estamos llevando a cabo, juzguen si este pensar a que llegamos es errado o no
Por nuestra parte, les informo que el mismo no nos satisfizo del todo Lo vimos cojo, consideramos que la filosofía de “boudoir” del Marqués de Sade, que asumimos con la corrección de su actitud machista, algo le faltaba, por lo que nos vimos de nuevo enzarzados en otra discusión que no nos abría puertas
En esas estábamos cuando otro común amigo, que había prometido asistir a nuestra reunión, llegó por fin Lo hizo con una supuesta esquela y un libro, que por la luz que dieron a la rebusca del amor y estábamos haciendo, ofrecemos como cierre de la presente a ustedes, lectoras y lectores
Ojalá que también les sirvan, como a nosotros, para que aclaren, por vía de la reflexión, su personal concepto de la pulsión que a todos nos afecta
Ahí les va la citada esquela, en la que encontrarán el título del libro mencionado:
“En aquesto que es el amor, también es mi amado amante espejo de lo humano, ¿pues quién, en amando, como él no pinta en su imaginación tal como desea a la persona amada? Y eso, con ser mucho, no es suficiente para él, pues si me da, también toma de mí, ¿pues no antes de sus desaforadas hazañas no me invoca y me pide aliento y socorro? Es más, según su propia confesión, yo soy su amparo e infundo vigor, esfuerzo y valor a su corazón cuando los inexorables hechos de la realidad se lo debilitan, por lo que puede decir sin mentir: Ella pelea en mí, y vence en mí, y yo vivo y respiro en ella, y tengo vida y ser”, palabras que muestran y comprueban que ese amoroso toma y daca mutuo, ese amoroso irradiarnos recíproco metamorfoseó a los dos en uno en el pensar y obrar para hacer mejor el mundo, y si por ello mi amado es el Caballero del Ideal, con no menos justicia bien puedo yo llevar el título de Dama y Señora del mismo, ya que en ese quehacer a mí tampoco ni atemorizó ni me detuvo la incomprensión, la burla y risa de los cuerdos y llegué hasta el sacrificio de mi vida, por no querer volver a ser la que fui antes de que mi amado amante Don Quijote me tocara con su amor, como consta en la tragicomedia que, trabucando algunos datos de mi existir, compuso Gastón Baty, francés él, y que lleva el nombre tan evocador, músico y significativo que me dio mi amado y con el cual firmo la presente
DULCINEA