Carta a Sgrena

lunes, 28 de marzo de 2005 · 01:00
México, D F, 28 de marzo (apro)- Miss Giuliana Sgrena de toda mi consideración: no sé si le sirva de algo, pero permítame que le diga que cuenta con mi solidaridad También la admiro, pues hay que tener valor para meterse al manicomio que la globalidad que se cargan ustedes, los vivientes, ha convertido a Irak en manicomio en el que tienen lugar los más atroces horrores, y al que la promesa y firme determinación de llevar a cabo más “guerras preventivas”, amenaza hacerse más y más grande Estoy consciente, igualmente, de lo terrible que debe haber sido para usted que, simplemente por cumplir con su profesión de periodista, el buscar y dar a conocer al público los hechos, haya sido víctima del terrorismo de fanáticos islamistas y del terrorismo de la ultraderecha occidental Sólo le faltó serlo del de izquierda para, en lo personal, conocer y sufrir todos los lados y ángulos de estupidez, ineptitud y perversa hipocresía de ese siniestro triángulo de las Bermudas que amaga, con “la guerra preventiva”, convertir en dementes a los habitantes de la gran aldea que están haciendo del planeta Sí, terriblemente angustioso debe haber sido para usted, admirada Sgrena, ser por semanas rehén de fanáticos; por días, sufrir el miedo que la degollaran; ser víctima de la agresión asesina de los paladines de la libertad, el orden y la justicia duradera; el salvar su vida gracias al sacrificio heroico de uno de sus liberadores Así mismo, comprendo su estupor ante ese último suceso y su desconfianza en la investigación conjunta que realizarán autoridades italianas y estadunidenses para esclarecer las circunstancias trágicas de su liberación Hace bien en no fiarse de esa indagación ítalo-estadunidense Por mi parte, la veo como a las que, en el pasado condenaron a Juana de Arco, Giordiano Bruno, Miguel Server y otros inocentes No lo digo de gratis, sino teniendo en cuenta que el loquero mayor de ese manicomio que es hoy Irak, esa especie de Ubú rey, mister G W, Bush, y sus galopines, es decir, sus fieles servidores, tanto connacionales como extranjeros, ejemplos Berlusconi, Aznar y Blair, usan y abusan de la infame mentira para disimular, ocultar y justificar sus íntimos pensamientos, palabras y obras, como sabe todo el mundo Usaron la infame mentira para justificar la ilegal agresión que costó la vida a 100 mil iraquís, mienten para legalizar la ocupación de Irak, que sigue sumando muertos y siguen mintiendo para ocultar, negar o restarle importancia a las obscenas vejaciones, brutales torturas, incluso asesinatos que cometen los prisioneros Qué amargo y descorazonador es saber que la apasionada retórica sobre la libertad, la democracia y la justicia, puede muy bien servir de hipócrita máscara para muy particulares intereses petroleros, para extender y asegura afanes hegemónicos, de poder Qué triste e indignante comprobar que, descubiertas sus infames mentiras, los autores de las mismas intenten que sigamos comulgando con sus ruedas de molino Ante tantas, insistentes y abyectas falacias, repito, le asiste toda la razón para dudar de la investigación ítalo-estadunidense para aclarar el incidente que por poco le cuesta la vida Ante tantos, continuados y viles --por interesados--, engaños, usted me perdonará el exabrupto; digo y sostengo que no tiene madre que el ultraderechista ministro de ¡Justicia! italiano, salopín del salopín Berlusconi, haya dicho que usted, mi admirada Sgrena, “se expresa en forma imprudente, actúa en forma imprudente Ha causado enormes problemas al gobierno, así como duelos que más hubiera valido evitar” ¡Qué cosa! Resulta que en esa globalidad en que se mueven ustedes, los vivientes, estructurada y regida, más que por otra cosa, por la ideología de la ultraderecha, que lo político y socialmente correcto es que las víctimas, los jodidos, no hagan olas y sin chistar siquiera, se sometan y acepten con resignación el fallo o la sentencia que resulte de una investigación o juicio legal, por más que una y otro puedan estar sujetos a dudas que los vicien por principio ¡No la frieguen! Miss Giuliana de toda mi consideración: aunque mi vida no fue para nada ejemplar y, por lo tanto, pueda descalificar mi sentimiento hacia su persona, de todos modos, insisto, cuenta con mi firme solidaridad; y deseo y espero que ese manicomio que amaga con extenderse, que es hoy Irak, no la convierta en un ser atrapado y sin salida, y mucho menos la lleve al lamentable fin de este su sincero admirador, como lo reseña la película que sobre mi se hiciera Con todo mi afecto RANDLE MCMURHY

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