Opiniones

lunes, 11 de abril de 2005 · 01:00
México, D F, 11 de abril (apro)- Aprensivos y por ello divertidos vivientes: me refocila el que una novela policíaca, EL CODIGO DA VINCI, sea para ustedes motivo de escándalo y les genere sorpresa, inquietudes y hasta indignación ¡Bien! Les felicito por todo ello, pues eso de muestra que están vivos y se mueven, aunque sea por frivolidades, como verán más adelante: Servidor, fiel a la esencia de mi naturaleza, malévola y hasta insidiosa, de la que estoy orgulloso, pues gracias a la misma perduro en la memoria de la República de las Letras desde mis críticas a Homero, les va a dar algunas opiniones sobre dicha novela De inicio, para que vean que no soy tan mal intencionado como dicen, admito que Dan Brown, su autor, sabe y maneja con habilidad envidiable su oficio de escritor ¡Ahí es nada! Con una serie de temas, conocidos ya por cualquier curioso lector (ese ser cada vez más raro en ese su tiempo, vivientes), que comprendan los enigmas religiosos, el esoterismo, sociedades secretas, el Grial, las matemáticas aplicadas al arte y la ciencia; lo masculino y lo femenino en su viejísima lucha por el poder y/o la igualdad, ha montado una ingeniosa trama de creciente suspenso y tensión ¡Bravo! Lástima que haya lectores de la misma que, al terminarla, se sientan defraudados por no encontrar el secreto que supuestamente prometía desentrañar el autor en su obra En lo personal, como dije, me refocila que EL CODIGO DA VINCI, no vaya más allá de lo que cualquier lector medianamente curioso no conociera ya, esto es, que no aporte nada nuevo, y, que lo sabido, no lo levante ni rebase ese nivel de chisme o rumor de lavadero al que deben su popularidad no pocos de los programas de TV que los cautivan, donde se hace cera y pabilo, y se balconea a todo lo habido y por haber ¡Bien! Ustedes dirán si eso es mérito o defecto Me refocila, repito, que Dan Brown maneje y presente como verdades evidentes que Cristo tuvo una compañera, esposa o amante, no se aclare, y que la misma fue María Magdalena; que la sangre de Jesús todavía está entre ustedes, lectores en los descendientes de un hijo que tuvo con la de Magdalena; hijo fundador de la dinastía merovingia, la de los primeros reyes de la Galia; que esos ocultos descendientes son protegidos por una antiquísima sociedad secreta, la del Priorato de Sión ¡Que bien! Claro, para una novela policíaca, pues si se va a los hechos, resulta que esas pretendidas verdades evidentes son tanto o más sospechosas que las afirmaciones que se intenta refutar Veamos al respecto algunos botones de muestra La presunta vieja y secretísima Orden del Priorato de Sión, ni es tan vieja ni secreta, pues fue fundada y registrada ante las autoridades francesas en 1956, por cuatro individuos de esa nacionalidad, uno de los cuales con antecedentes de simpatías filonazis y partidario de Franco, y en sus estatutos, no dice para nada que tenga por objeto el salvaguardar el linaje de Jesús Por lo anterior, es de risa loca, por decir lo menos, que haya quien se tome en serio, diga y sostenga que, “según los documentos del Priorato de Sión”, los regios descendientes de la estirpe cristiano-merovingia han sobrevivido en la sombra hasta hoy Y la risa loca crece cuando se sabe que los textos de la historia registran que el último rey merovingio fue asesinado en el 679 y su hijo, niño de cinco años, los historiadores estiman que corrió la misma suerte, entre ellos, uno solo le supone larga vida… pero sin descendencia No es nuevo, como ya dije, lo de que Jesús tuvo una compañera Eso se viene manejando desde el descubrimiento del evangelio de Tomás, ocurrido en 1897 en Egipto… pero Tomás afirma que dicha mujer era Salomé… y para nada menciona que tuvieran un hijo Todo lo expuesto me refocila, insisto, porque muestra, demuestra y confirma el persistente poder que tiene hasta esos sus días, lectores, el vilipendiado sofisma de la Grecia clásica, que enseñaba, por dinero, a defender cualquier causa independientemente de la justicia o verdad que pudiera haber en ella, utilizando audaces suposiciones en los casos de duda por falta de datos u otros motivos, convirtiendo así a la duda en verdad evidente Y esa gran faena, perdón por este término taurino, como sofista que fui, me llena de orgullo Para terminar, tengo que decir que a mi reconocimiento de sus habilidades como escritor, debo añadir que a Dan Brown, por su capacidad de hacer de las mismas un exitoso negocio comercial, lo veo como un destacado hombre de su tiempo, el tiempo de sensacionalismos mercantiles De ustedes sin más ZOILO PD- Si algún curioso lector se interesara por saber más sobre lo tratado en la presente, puede hacerlo en el libro EL MISTERIO DE RENNES-LE-CHATEAU, del francés Gérard de Sede Hay traducción al inglés, italiano, alemán, castellano y otros idiomas

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