Misterios del cónclave

martes, 5 de abril de 2005 · 01:00
Los secretos del cónclave cardenalicio en el que se elegirá al sucesor del Papa Juan Pablo II son los mejor guardados El proceso electoral para decidir quién será el Papa número 266 data de hace casi mil años Aparentemente, Juan Pablo II dejó bien amarrada su sucesión al nombrar a 130 cardenales durante sus 26 años de pontificado, con lo que habría asegurado una influencia ideológica en la elección del nuevo pontífice Los cardenales electores deberían representar a más de mil 100 millones de católicos de 180 países, pero el Papa polaco se encargó, con sus ocho consistorios, de que sólo 55 países formen parte del colegio cardenalicio Por ejemplo, algunos países del antiguo bloque comunista están legitimados en el mismo rango que países históricamente católicos, situación que crea un ambiente geopolítico inédito en estas elecciones, con 50% de los electores provenientes de Europa y sólo 17% de Latinoamérica La elección del próximo pontífice está marcada también por el notorio crecimiento que experimentaron con Juan Pablo II los movimientos religiosos conservadores como el Opus Dei, los Legionarios de Cristo y Comunión y Liberación --todos ellos con cardenales candidatos al trono de Pedro--, en detrimento de las congregaciones tradicionales, como jesuitas y franciscanos, que ejercieron su poder en anteriores cónclaves Más allá de la división entre progresistas y conservadores, esta vez dos grandes bloques influirán en la designación: los “continuistas”, que están a favor de que el Papa siga ejerciendo el poder absoluto al lado de la Curia romana y cubierto por el dogma de la infalibilidad, y los “reformistas” que desean la distribución de ese poder hacia las Conferencias episcopales Los primeros prevén pocos cambios de política en torno de la moral sexual, social y ecuménica, mientras los segundos buscan darle un giro importante a la conducción de la Iglesia Por primera vez, los cardenales no pensarán en un enemigo concreto de la Iglesia como el comunismo Ahora los electores se centrarán en temas que afectan el desarrollo del catolicismo, como el avance de otras religiones que han provocado el éxodo de fieles La elección, al parecer, se debatirá entre un candidato europeo y uno del llamado Tercer Mundo También es posible que lo haga entre un candidato con experiencia curial, es decir, proveniente del aparato del Estado Vaticano, y otro con experiencia pastoral y trabajo con las comunidades de base El vaticanista José Manuel Vidal, autor de Habemus Papam De Juan Pablo II al Papa del olivo, dice en entrevista que según la historia nunca se elige un Papa proveniente de un país con gran influencia política De acuerdo con su análisis, el Vaticano no está listo para un Papa latinoamericano: “No lo veo Este Papa se ha convertido en el mensaje Un Papa latinoamericano sería un mensaje en sí mismo Hay muchos cardenales cansados del experimento de haber elegido a un Papa no italiano Los italianos por sabiduría, cultura, historia, y por estar empapados de ese espíritu universalista que les da el haber tenido siempre al Papa en Roma, son gente con mucha fineza, capaces de equilibrar Este Papa polaco, eslavo, muy unidireccional, ha sido un Papa que se ha decantado mucho por unos, en contra de los otros Eso un Papa italiano nunca lo haría Eso es lo que está deseando la mayoría de los cardenales electores, que vuelva la diplomacia, la fineza italiana” A sus 80 años, el vaticanista Benny Lai ha analizado de cerca los últimos cuatro cónclaves y asegura que desde hace tempo hay encuentros entre obispos y cardenales con “conciliábulos restringidos” para determinar las tendencias, aunque advierte que generalmente los llamados “papables” no suelen ser elegidos: “Es una regla no escrita, ligada a los mecanismos, a los acuerdos, a las alianzas y a todos esos movimientos impredecibles que contribuyen a crear el clima particular de misterio de los cónclaves” Lai cree que, además de los aspectos ya mencionados, la logística será un factor determinante para la elección, ya que por primera vez los cardenales se alojarán en la Casa de Santa Marta, una especie de hotel de lujo del Vaticano donde se relacionarán mejor que en el pasado: “Se podrán formar auténticos grupos, partidos basados en influencias geopolíticas” Elección sellada La Constitución del Papa polaco contiene las normas más estrictas en la historia de la Iglesia sobre este proceso de sucesión El artículo 59 de la Constitución de 1996 dice: “Está prohibido a los cardenales electores revelar a cualquier otra persona noticias que, directa o indirectamente, se refieran a las votaciones, como también lo que se ha tratado o decidido sobre la elección del pontífice en las reuniones de los cardenales, tanto antes como durante el tiempo de la elección Tal obligación del secreto concierne también a los cardenales no electores participantes en las congregaciones generales, según la norma del número 7 de la presente Constitución” Además juran secreto las personas de servicio que ingresan al recinto del cónclave: médicos, cocineros, funcionarios, empleados en los escrutinios, liturgistas para las ceremonias, el asistente del decano y los confesores en varios idiomas Los cardenales tienen prohibido introducir teléfonos celulares o computadoras y cualquier otro medio de captación o transmisión audiovisual: “De manera especial, se prohíbe a los cardenales electores, por todo el tiempo que duren las operaciones de la elección, recibir prensa diaria o periódica de cualquier naturaleza, así como oír transmisiones radiofónicas o ver transmisiones de televisión” El mismo día del Extra omnes comienzan las votaciones A cada cardenal se le entregan las papeletas blancas y rectangulares que llevan en la parte superior el texto: Eligo in summum pontificem (“Elijo como Sumo Pontífice”) y enseguida un espacio para escribir el nombre del candidato; después los cardenales se acercan hasta el altar con ellas en la mano y las depositan en un cáliz Tres interventores comienzan el recuento: uno dice en voz alta el nombre de cada papeleta, mientras el otro anota en silencio y el tercero atraviesa la papeleta correspondiente con el hilo de una aguja Cuando termina el conteo se hace un nodo con las papeletas cosidas y se realiza una fumata El humo negro, logrado con una sustancia especial, es señal de que no se ha alcanzado la mayoría necesaria Para ser elegido Papa se necesita obtener dos tercios de los votos A partir de la segunda jornada, se hacen dos votaciones por la mañana y dos por la tarde durante tres días Si a la decimotercera votación ningún candidato ha obtenido la proporción de votos requerida, se decreta una jornada de reflexión y “clérigos de gran sabiduría” predican a los cardenales para que se esfuercen en ponerse de acuerdo Y si el decimoquinto día no se ha designado Papa, los cardenales tendrían que elegirlo por mayoría simple En este caso, Ratzinger le pregunta al triunfador si acepta la elección y qué nombre va a usar, luego el nuevo Papa pasa a la llamada “sala de lágrimas”, un cuarto contiguo donde el sastre aguarda y tiene preparadas tres sotanas blancas de distintas tallas, donde por los nervios el nuevo Papa suele llorar Entonces se prepara la “fumata bianca”, la columna de humo blanco que anuncia públicamente que los católicos tienen nuevo Papa El balcón central de la Basílica de San Pedro se abre y el cardenal protodiácono –ahora el chileno Jorge Arturo Medina Estévez-- dice: “Os anuncio una gran alegría: ¡Habemus Papam! Su nombre es…” ( Texto editado de Proceso1483/ 3 de abril de 2005)

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