El patrimonio gastronómico y la "Ley Monsanto"
* Conaculta promueve una declaratoria de la UNESCO; pero guardó silencio cuando se aprobó la ley de transgénicos
México, D F, 16 de mayo (apro)- Tal parece que para el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) inscribir sitios o temas a la Lista del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO), es un objetivo y no un compromiso
En forma triunfal el organismo anuncia en su página web que “continúan las gestiones ante la UNESCO para la defensa y valoración de nuestro patrimonio” Y destaca como una de sus acciones que la integración del expediente Pueblo de maíz La cocina ancestral de México Ritos, ceremonias y prácticas culturales de la cocina de los mexicanos fue presentado ante el organismo como candidatura de Obra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad
El larguísimo título se refiere a la pretensión del Conaculta de incluir a la gastronomía mexicana como patrimonio de la humanidad Presto creó para ello una nueva área administrativa en 2001, la Coordinación de Patrimonio Cultural y Turismo, que dirige Gloria López Morales, curiosamente hermana de Francisco López Morales, director de Patrimonio Mundial del Instituto Nacional del Antropología e Historia (INAH), área también creada en esta administración
La coordinación realizó recientemente un atlas de la infraestructura cultural de los estados y organiza anualmente el Congreso sobre Patrimonio Gastronómico y Turismo Cultural, en la ciudad de Puebla, al cual --según el Conaculta-- asiste un promedio de 20 mil personas
Todas estas acciones, destaca el informe, “están sirviendo como modelo para la revaloración del patrimonio gastronómico en otros países”
Lo cierto es que luego de la aprobación, el pasado mes de diciembre, de la llamada “Ley Monsanto” por las Cámaras de Diputados y en febrero en la de Senadores, se antoja difícil que México sea “modelo” en materia de preservación del patrimonio gastronómico
Numerosos especialistas y organismos como Greenpeace han señalado que la legislación titulada en realidad Ley de Bioseguridad para Organismos Genéticamente Modificados contaminará el maíz con transgénicos, “acabando así con procesos culturales y tecnológicos desarrollados por generaciones de campesinos en su centro de origen, México, a través de los siglos”, según consignó el reportero Roberto Ponce en el semanario Proceso, en febrero pasado
La ley, que podría haber brindado protección al maíz, base de la alimentación de los mexicanos, beneficia a cinco empresas trasnacionales que controlan los transgénicos: Dupont, Aventis, Syngenta, BASF y Monsanto (de ahí el nombre que se le ha dado), la cual, según informes de la prensa, controla el 90% de este mercado
Hace un par de años, cuando apenas comenzaba a trabajarse en la elaboración del expediente sobre la gastronomía, la maestra en literatura Cristina Barros, quien impulsó la propuesta, dijo en entrevista con Proceso que el maíz y la cocina tradicional mexicana debían ser considerados cuestiones de seguridad nacional Y alertó sobre los efectos de los transgénicos en las 42 razas de maíz existentes en México:
“Los maicitos chiquitos de los rarámuris les pueden parecer a estos revolucionarios de los transgénicos una mazorquita pobre, pero esa mazorquita se da en las sequías fuertes que a veces hay en la sierra de Chihuahua, y el maíz transgénico que nos quieren vender no se da ahí”
Añadió que podrían ahora obligar a los campesinos a comprar semillas de marca, “¡cuando son un invento nuestro y es colectivo, no es de nadie, es de todos!” Y enfatizó:
“El asunto este del maíz transgénico es de una extraordinaria gravedad, algo tan delicado que todos deberíamos estar ahorita con la mirada puesta en defender nuestras razas de maíz y para que no exista maíz transgénico
“Imagínese que de repente la creación de los indios mexicanos a través de varios miles de años se convierta en un producto de una marca que lo tiene para sí que sólo lo va a dar, si quiere, al precio que quiera, cuando quiera y atado a otra serie de dependencias económicas Esto es desquiciar completamente nuestra situación y es una amenaza, puede ser nuestro fin como país independiente con una cultura propia, y palabra de honor que lo digo sin ser alarmista sino, de verdad, realista”
La misma López Morales dijo en el mismo reportaje:
“No quiero imaginar el día en que no tengamos más que una variedad de maíz y sea importada, cuando ya no tengamos más que tomates de California o de Arizona, cuando tengamos que traer los camarones de otras costas”
Pero cuando en las cámaras se discutió y aprobó la “Ley Monsanto” el Conaculta guardó silencio No participó tampoco en las discusiones que académicos, intelectuales y ambientalistas tuvieron cuando la ley se discutía en el Senado ¿Cómo entonces pretende que se preserve la gastronomía mexicana?