Real ID: Real racismo

lunes, 16 de mayo de 2005 · 01:00
San Francisco, Cal , 16 de mayo (apro)- La aprobación en el Senado estadunidense del proyecto de gastos de guerra que contiene la controversial medida Real ID Act o “identificación real”, que endurece la emisión de licencias de conducir para inmigrantes mexicanos, restringe las leyes de asilo y autoriza la construcción de un nuevo muro fronterizo entre México y Estados Unidos, es una nueva muestra de xenofobia y racismo contra los connacionales que contribuyen a la economía del vecino país Forma parte de la escalada antiinmigrante dirigida desde la administración Bush: desde la tolerancia y estímulo a los grupos cazainmigrantes, hasta el consentimiento de la explotación laboral en condiciones de esclavitud de miles de inmigrantes que radican en territorio estadunidense La medida no colabora a las buenas relaciones de ambos países México como de costumbre se ha concretado a enviar una “nota diplomática” y no una protesta formal ¿Cuántas notas diplomáticas tendrán los archivos del presidente George Bush? Decenas y decenas que van a parar al cesto de basura, porque los beneficios de una “nota diplomática” son tan invisibles, como efímeros El presidente Vicente Fox no quiere defender a sus connacionales y actúa con perfil débil Finalmente es un reflejo de un gobierno que en sus últimos momentos de vida muestra su extrema fragilidad y falta de autoridad; aunado a una deslegitimación social que va en aumento Republicanos y Demócratas aprobaron la Real ID por unanimidad, un proyecto que de convertirse en ley obligará a los estados a aplicarla en el transcurso de tres años, de lo contrario, las licencias de conducir estatales perderán la validez federal: “La Real ID está a punto de convertirse en ley no porque haya sido discutida en el Senado, sino porque la Cámara de Representantes abusó de su privilegio para agregar esta medida no examinada a una legislación que es esencial aprobar”, dijo en forma de disculpa, el senador demócrata Barack Obama, de Illinois, quien finalmente acabó dando su voto favorable Son las típicas estratagemas de la gente de Bush, pero los demócratas son partícipes igualmente No hay que olvidar este dato en las próximas elecciones Ante el embate de republicanos y demócratas contra los mexicanos, mejor será votar en blanco en un país bipartidista Por supuesto, los demócratas tienen el pretexto de argumentar su voto bajo el disfraz del presupuesto enviado a Irak y Afganistán de 82 mil millones de dólares: “Voté a favor para proteger a los soldados que represento en mi distrito, sobre todo esos once soldados que han muerto en Irak y a sus familias”, dijo la congresista demócrata por California, Hilda Solís, cuyos orígenes son mexicanos La señora Solís se dedica a acordarse de los muertos y no de los vivos; fomenta el matadero que significa las invasiones estadunidenses a Irak y Afganistán, en lugar de salvar vidas de los mexicanos que están en el frente de batalla en esos países y en la trinchera cotidiana de Estados Unidos, donde hay que defenderse de las medidas antiinmigrantes todos los días La señora Solís se olvida de que su compromiso también son los miles de votantes mexicanos que viven aquí y que la llevaron al poder Y como de costumbre, cuando las cosas se ponen feas en materia de inmigración, surge la tan cacareada propuesta de reforma migratoria de los senadores John McCain (republicano) y Edward Kennedy (demócrata) para acallar las protestas de los mexicanos Es un proyecto tan bueno que difícilmente tiene cabida en la administración Bush, al menos eso es lo que han demostrado, ya que la propuesta tiene varios años siendo “propuesta” y de allí no pasa El senador McCain puede tener buenas intenciones en materia de inmigración, pero hay que dudar de sus actitudes loables, ya que no ha movido un dedo para detener a los cazainmigrantes de Arizona Se ha convertido en un testigo de los atropellos que estos delincuentes vienen realizando desde hace ocho o diez años; mientras el senador Kennedy, con todas sus buenas intenciones, se queda solo en eso, sin efectividad, mucho proyecto, pero nada de realidades De manera vergonzosa funcionarios estadunidenses y mexicanos, con el canciller Luis Ernesto Derbez a la cabeza, se dedican a recrearse permanentemente en este tipo de juegos de pelota de pin-pon y “declaracionitis” inservibles, bajo el detrimento de la vida de los mexicanos del otro lado del río Bravo El objetivo final de esta medida es controlar a medio mundo, espiar a sus ciudadanos hasta en el baño, seguir los pasos de cada uno de los habitantes de este país, bajo el pretexto amañado de la famosa “seguridad nacional” ante el peligro terrorista Los organismos de derechos humanos han mostrado su desaprobación a la Real ID principalmente porque supone un déficit en las libertades civiles La organización Fondo para la Defensa Legal México-Americano, con sus siglas en inglés Maldef, ya anunció que recurrirá la medida para evitar su implementación El proyecto tampoco favorece a la seguridad cotidiana de los ciudadanos estadunidenses, principalmente porque obliga a más de diez millones de habitantes de este país a conducir sin una licencia y por consiguiente sin un seguro vehicular La Asociación americana de Administradores de Departamentos de Vehículos de Motor (AAMVA) ya anunció que recurrirá a los tribunales si es necesario para oponerse a un proyecto que consideran será estableado bajo mandato federal, pero sin los suficientes fondos para implementarlo y con el consiguiente prejuicio para su organización Pero si de defensores falsos se trata, a los mexicanos que viven en Estados Unidos les han salido dos simuladores: el empresario regiomontano miembro del Opus Dei, Lorenzo Zambrano Treviño, presidente del poderoso y millonario Grupo Cemex, y del también multimillonario Carlos Slim Helú, dueño de Teléfonos de México, ambos concentran una buena parte de la riqueza mal distribuida de México Dándose baños de pureza, Zambrano Treviño comentó que la medida de la Real ID, que contempla la construcción de un nuevo muro no constituye una solución óptima: “El gobierno estadunidense debe entender que sin la mano de obra de los indocumentados, su economía no hubiera crecido en forma tan extraordinaria como lo hizo en años recientes” ¡Bravo al dueño de Cementos Mexicanos! Lo que pasa es que este honorable señor debe de preguntarse por qué hay diez millones de indocumentados mexicanos en Estados Unidos Debería cuestionarse a sí mismo sobre los sueldos de miseria que existen en México establecidos por el sector empresarial mexicano Sueldos tan ridículos como los mil 500 pesos al mes que cada trabajar cobra dentro del tabulador de salario mínimo establecido Sueldos que en definitiva le han servido para acumular de manera desmesurada su abultada fortuna ¿A cuánto asciende el salario que paga Lorenzo Zambrano Treviño y Carlos Slim Helú a sus trabajadores obreros? ¿Cuánto se ahorran al no darles un pago digno mensual? ¿Cuántos millones ganan mensualmente gracias a estas ridículas remuneraciones que la oligarquía mexicana ha establecido a través de los siglos, para pagar a los trabajadores y mantenerlos en condiciones de esclavitud moderna? Esta situación no cambiará hasta cuando llegue un gobierno de izquierda a México que se atreva a terminar con los privilegios de los industriales, empresarios y comerciantes multimillonarios que medio matan de hambre a sus trabajadores; una clase protegida por el presidente Vicente Fox ahora, y durante 70 años por el PRI Zambrano Treviño y Carlos Slim Helú tienen sus respectivas fundaciones para curarse sus culpas --si es que sus conciencias se lo permiten-- y por tanto se sienten unos empresarios filántropos ¿Por qué no muestran su filantropía pagando sueldos decentes a sus trabajadores e intentando cambiar los salarios de miseria que perciben los mexicanos? Es la única manera de evitar la fuga de mano de obra que día a día cruza la frontera hacia Estados Unidos para buscar salarios dignos El empresariado mexicano tiene una gran responsabilidad en la actual situación de marginación y xenofobia que padecen los indocumentados connacionales que viven en Estados Unidos Un problema que no va a solventar con base en “declaraciones amables” Los trabajadores de México necesitan hechos, no palabras

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