Anclado en París (II y última)

lunes, 23 de mayo de 2005 · 01:00
México, D F, 23 de mayo (apro)- Casi 20 años atrás, frente al férreo portón de la rue Spontini número 51, mi excompañero preparatoriano Julián Viernes me repitió la frase que le tomé a broma cuando llegué a su “depa”, en el exclusivo distrito XVI de “La Ciudad Luz”: --Aquí mismo vivió Carlitos Gardel y alguna vez voy a sacar mi libro de tangos, pues cada noche oigo que me habla su fantasma A lo largo de una década, mes tras mes y sin fallar me enviaba una carta “rollera” más: que su historia del tango era poesía pura e iba muy, muy avanzada; que sería best-seller mundial bajo el título con mayúsculas de Gardel en Francia, y que casi, o que ya casi estaba lista, pulidita y fresquecita imprimiéndola esa semana o cuando mucho en dos, un eminente editor suizo, pues, hombre, se la venía dictando por entregas personales a Julián ¡el mismísimo fantasma del mejor cantor argentino de todas las épocas desde el firmamento bonaerense de su mausoleo en La Chacarita! En una palabra: que era la biografía definitiva para revelar cualquier verdad, mito y milagros de El zorzal criollo Al fin me ganó la risa y le mandé a París hace tres años un telegrama burlón o como dicen los argentinos, “mi fideo pa’l titeo”: “¡Dejáte de pendejadas, Julián! ¡Andá a cantarle a Gardel!” Sin duda que mi amigo había perdido el seso Poco duró el alborozo de mi travesura, y en el invierno del 2003 caí en profunda “depre”, cuando sus colegas músicos parisinos me avisaron que Julián (“El dentudo”, por tocar pianoforte) se hallaba en coma y en cama, oyendo tangos, así, solito con Gardel, “morfando” apenas entre su boca “cantamusa” ligeros ragutines o diminutos trozos de preparados por el bandoneón chef de la barra parisina que nunca lo olvidó, aunque eso sí, bien “mamao” y atorado en su habitual “chupandina” de Bordeux oscuro, mientras la rodaja vinilo del comal disc iba vuelta que vuelta toque y toque Yira, Yira Me llegó entonces un grueso legajo de folios tecleados a máquina; un póster en blanco y negro del París 1930 con multitud de sitios marcados por cruz roja y en un tris, como estaba, postrado en su lecho sombrío, el puño ensangrentado de aquel fiel “cumpa” redactó para mí una dedicatoria sobre la cumbre del papeleo: “Cuate del alma, este guantón lo dedico a ti, mi hermano reo, latero y tupido lunfardólogo, por no creer que la privilegiada garganta de El mudo me habla en celeste vérsico porteño, ¡flor de macho! Vayan para vos cual mistongo bouquet estas coplas de Carlitos Gardel en París, con todo el afecto de mi cuore y loca añoranza por nuestras infinitas caminatas a la orilla izquierda del Sena Acompañe, piadoso, a su filisteo rascabuche Julián Viernes, quien de sentada a sentada hizo sapo en su escritura y sea, nuevamente, mi ladero vago en el pucho de mi existencia cuando he de entregar el rosquete Corrija, haga prólogo y publique pronto, queda de vos” Las páginas con tachones por doquier conjuntaban una confusa narración de paseos con El mudo parloteando, pero tenían la virtud de que Julián las numeró del uno al ocho como guía a las ocasiones cuando Gardel anduvo Anclao en París “UNO: 1923-1924- ¡Oh, París de mi ensueño, ciudad del placer, yo nunca te olvidaré y muy pronto volveré! Así cantaba El troesma cuando grabó en Buenos Aires a su regreso de aquel primer viaje que comenzara en España por noviembre del 23, como parte de la compañía de Matilde Rivera con el dueto Gardel-Razzano Forrados de plata, José Razzano y El zorzal cruzaron a mediados de febrero del 24 la frontera, pasaron por Toulouse para saludar a la familia de su javie madre, Berta Gardés, llegando un día frío pero soleado a la Gare Montparnasse El recorrido comienza en un pequeño hotelito de Pont-Louis-Philippe, atrás de Notre Dame, bajando por la iglesia de St-Séverin, Cluny y la Sorbonne hasta la zona maleva de taitas y ladrones en Place de la Conterscarpe y rue Mouffetard Le birlan la cartera a Razzano y éste comienza a odiar a su compañero musical pues se da cuenta que no habla francés La promenade sigue por Jardines de Luxemburgo hacia los cafetines de St-Suplice y St-Germain des Pres Comen en Brasserie Lipp, 151 boulevard Saint Germain, conocen a Luis Pierotti quien los lleva a Montmartre y les ofrece conseguir presentaciones ahí “DOS: 1925-1926- Gardel llega a España donde permanece cantando hasta marzo del 26 En Barcelona (anunciado como Gardell) se reúne con Pierotti, ahora su administrador, y proyectan una gira parisina al año siguiente “TRES: 1927-1928- Vuelve en octubre El mudo y al terminar actuaciones en España, aparece por Montmartre firmando, el 18 de mayo del año 28, un contrato en su cuarto del número 23, boulevard des Batignolles, para el verano Salimos en el subte Villiers de aquel suceso y rumbeo al cementerio Montmartre De ahí, a algunos de los sitios de su predilección futura: la Place de Clichy, el Moulin Rouge y al Pigalle, para ascender hasta la basílica Sagrado Corazón de Montmartre Cena en Lapin Agile, café legendario que todavía está en 22, rue de Saules “CUATRO: 1928-1929- Salí, boti Julián, de la estación Franklin D Roosvelt y verás la maravilla, che, acá principia la historia, en esta glorieta que mira al Arco del Triunfo Aquella esquina de la Rond Point des Champs Elysées, ahí en el Fémina fue mi debut que me consiguiera Pierotti con el mafioso apodado Santo, una función de beneficencia por los desastres en isla Guadalupe, la macanuda noche del domingo 30 de septiembre y ya no me olvidaría nadie, pibe; El Fígaro me llamó la “celébre vedette sudamericaine” y declaré: “Mi patria es el tango” Aquí enfilemos por la avenida Champs Elysées, derecho, a unos pasos del Sena hasta Place de la Concorde y el Museo de Louvre, todos los cafetines de mis días gloriosos Pero volvamos a Montmartre, al hotel Reynita donde paré el martes 2 de octubre para comenzar mi temporada en el Florida de Santo, en rue de Clichy Una noche me abordó la cincuentona gringa y platuda Sadie Baron Wakefield, la famosa Madame Chesterfield de mis biografías que me pidió una mineta al piernar conmigo y pagó la producción de mis películas en París ¡Ya no me la quité de encima, Julián, pero me hizo tanto bien! Me llevó diez días a su palacio en Niza donde me presentó a Chaplin, tras verme arrollar en La Ópera de París acá, mirá, bajando por la Gare St-Lazare y galerías Lafayette que vendían mis discos de 78 revoluciones por minuto como pan caliente Fue el 5 de febrero del 29 ante la crema y nata del gobierno francés, imaginate vos, me felicitó Maurice Chevalier, Mistingett, Luciene Boyer y el presidente Gastón Doumergue Te llevo al último recorrido que comienza en el metro Wagram, bajamos a la sala Empire pues aquí en la avenida de Wagram inicié temporada en abril; pasemos por el Arco del Triunfo y subamos a Ternes, barrio de los paisanos gauchos, pasando por el bar de la avenue Mac Mahon a echar el copetín con los fratelos Juan, Gabriel y el jockey Mingo Torterolo Siga el corso por avenida Víctor Hugo y mirá, llegamos al cotorro del edificio de siete pisos donde vos vivís y que renté en el 51, rue Spontini Si vos te animás crucemos el verde Bois de Boulogne al hipódromo de Longchamp, ahí dejé todos los mangos que había ganado con mi voz en París Ahora ya vos sabés por qué regresé con la soga al cuello a Mi Buenos Aires querido y tantas deudas, Julián, Por una cabeza, nueve meses lejos; pero qué le voy a hacer si como dice el tango, soy un jugador “CINCO: 1930-1931- Enfundado en frac y con gomina bajo el ala del sombrero trilby volvió como el macanudo enfant gaté de París, en diciembre del año 30 para cantar en el Empire hasta el 8 de enero del 31 y entonces, las manos magas de Sadie Baron Wakenfield lo envuelven dos meses al casino Palais de la Mediterranée en Niza, con la orquesta de Julio de Caro El dinero de Madame Chesterfield convence a la distribuidora Paramount para que Gardel filme cuatro películas y retorna a Montmartre el 9 de mayo a París, se hospeda en el hotel Merice; muy cerca, en el Palace de Pigalle será la figura central de la revista Parade des Femmes, llenos absolutos hasta el 18 de julio Nuestros pasos van al extremo parisino del Bois de Vincennes, a los lejanos estudios Joinville le-Pont donde rueda su primera película, Luces de Buenos Aires Graba canciones en francés, asiste al Gran Prix de Longchamp, canta en el Empire y en fugaz escapada a Milán se encuentra con su novia oficial Isabelita del Valle para romper su relación amorosa Regresa el 20 de agosto a Argentina “SEIS: 1931 y 1932- Este es el viaje más largo a París, un año y cuatro meses ‘de vacaciones’ donde se ganará fama en Buenos Aires de gigoló y se dice, es ‘mantenido por una vieja aristócrata’; curiosamente, su protectora gringa Sadie Baron Wakenfield nunca sería entrevistada por nadie El morocho del Abasto ha llegado solo, con la promesa a su amigo y futuro representante Armando Delfino: ‘Este año salgo a flote’ Cerca de Lyon toma clases con Ninón Vallin en un cuarto de su casa La sauvagerie en Millery, que ella bautizó como ‘la habitación Gardel’ Se le ve con Edmundo Guilbourg buscando bronca con los borrachos en rue Mouffetard; pero también más lejos: Niza, Nápoles, Londres y Barcelona, donde graba 11 canciones, las únicas de esta visita misteriosa En el bar Gavarni de rue Chaptal, conoce a Alfredo Le Pera, juntos componen el tango Melodía de Arrabal para la película del mismo nombre (la mejor en Parìs), que comienza a rodarse en Joinville entre septiembre y noviembre del 32, al lado de la actriz española Imperio Argentina Recorriendo las tumbas del cementerio Pere Lachaise se inspira El troesma para Silencio Filma un mal corto, La cosa es seria y otro largometraje, Espérame En Niza le renuevan su pasaporte argentino (llevaba uno uruguayo) para tornar a la capital argentina donde peleará definitivamente con Razzano; encarga sus asuntos a Defino, quien lo convence de redactar su testamento: ‘Soy francés, nací en Toulouse’ En Paysandú le preguntan sobre su verdadera nacionalidad y afirma, antes de abandonar Buenos Aires: ‘Uruguayo De Tacuarembó’, frase que el historiador Erasmo Silva Cabrera, alias Avlis tomó muy en serio poniéndose a investigar y a atar sorprendentes cabos; pero eso es otro cuento Carlitos ya jamás verá Argentina luego de embarcarse a Europa por séptima vez “SIETE: 1933-1934- Atraca en su cumpleaños del 33 con Defino por Barcelona, actúa en Aragón y antes de París, pasa por Toulouse El mudo se aloja en el 14 de rue L’Arcade, entre la Madeleine y la Gare St-Lazare --donde hay una placa conmemorando su estadía--, a unos pasos de La Ópera de París y demás escenarios de su estrellato parisino en Montmartre Termina sus farras en el Pigalle y acude muy frecuentemente a matear con Le Pera, en su depa de Colonel Moll, cerca de L´Étoile Ya piensa en el retiro, cede la parte de su cuadra hípica que compró a Mingo Tortelino y pianya cómo acomodar el rompecabezas de su vida pasada, ante las demasiadas interrogantes que abruman a la prensa; pero quiere todavía filmar en Estados Unidos y acepta una gira que tentativamente lo llevaría en el verano del 35 por Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Cuba y México Es hora de separarse de Madame Chesterfield, quien le organiza despedida de gala con una cena exquisita e íntima en el legendario Café de París, rue Taibut número 1, para tomar el tren a Cherbourg y zarpar rumbo a Nueva York, el 28 de diciembre del 34 Al café de aquel adiós en milonga sentimental fui con Gardel, o Gardés, o Gardell, o Gorderes, o Garden, o Garderes, esos apellidos que usó en documentos a lo largo de medio siglo; estuve trinando Volver con la frente marchita por aquel boulevard Des Italiens cerca de La Ópera, con el fantasma de mi ídolo, entre la bruma del Cafè de París que todavía está en pie El troesma fumaba triste, desencajado El final estaba cerca “OCHO: 1934- Y Adiós muchachos El zorzal criollo vería por última ocasión París entre el 25 de agosto y el 15 de octubre, en viaje relámpago desde Nueva York Mientras: Niza, Toulouse y, tal vez, los brazos de una marquesita, Gaby Morlay, la adolescente francesa a quien se le ligó pa’acallar rumores Hoy sé, porque El mudo me lo confesó que él no era francés ni argentino, sino de Tacuarembó, Gardel pibe producto de la violación de un hacendado uruguayo de apellido Escayola a su cuñada, así pues El zorzal tuvo que escupir mentiras a granel para tapar el miedo del encuentro con el pasado de su vida Estaba atrapado y ya no quiso quedarse en París, donde pudo muy bien establecerse y refrendar su carrera, al fin en su testamento era francés, ¿no? El 24 de junio de 1935, el mayor mito del tango se incendió para siempre al perecer Carlitos Gardel en un avionazo en Medellín, Colombia ¿Una bomba de Wakefield? De eso y más me hablaría El mudo” Hasta aquí los fragmentos Cuando organicé todo el escrito de Julián Viernes y pedí a un tangófilo redactara el prólogo, ya mi amigo se había repuesto Le reclamé por teléfono: --¿No estabas moribundo? ¡Andá a cantarle a Gardel! Julián me respondió, riendo: --Exactamente eso hice, cumpa, fui a cantarle a Gardel y él mismo vino a cantar conmigo estas Añoranzas Pero te oigo, boti, y me imagino por qué la gente prefiere a El troesma muerto que si lo tuviera vivo, arrugado y afónico El troesma venció la partida, pues ya hoy lo sabes, rana, al menos para mi corazón, el buen Carlitos Gardel cada día canta mejor ¿Aun lo dudás?

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