A vueltas
México, D F, 13 de junio (apro)- Estimados lectores: no sé si a ustedes, pero a mí se me revuelve la bilis cuando, en este hoy que vivimos, pomposamente denominado de la información, veo y compruebo cómo la palabra es manejada tan caprichosa e irrespetuosamente
¡Inocente de mí!, lo confieso, pues creí que la palabra, suprema facultad que más nos diferencia del resto de los animales, tenía algo e incuso mucho de sagrado y, por lo tanto, merecedora de respeto, ¿pues no dijo el apóstol Juan: "En el principio era la palabra, que la misma estaba e incluso era Dios; que por ella fueron creadas todas las cosas y en ella estaba la vida?
Por supuesto, como ustedes, lectores, bien sé que las religiones reveladas hacen diferencia entre la palabra divina y la humana, pero no ignoro, como ustedes tampoco, que la palabra en el hombre ha sido y es clave de vida, de sus descubrimientos y creaciones, de su progreso Por ello no debería sorprenderme, ¡pero sí pasa y por añadidura me encorajina!, que en este hoy de la informática haya gente del poder, del que sea, que por aquello de "aquí nada más mis chicharrones truenan", digan de sus opositores: "Ni los veo ni los oigo", que no falten medios de comunicación que no dan espacio a la palabra disidente o, si lo hacen, en no pocos casos lo hagan de manera sesgada, confusa y difusa, haciendo bueno así, con la máscara de la objetividad, el dicho "ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor"? señor que la mayoría de las veces su auditorio ignora quién es También me indigna, aunque no me sorprende, que entre los aspirantes al poder, especialmente al político, haya quien considere que con sólo su palabra puede, como la divinidad, crear un mundo diferente, nuevo, por supuesto mejor y que sobren ingenuos que le crean y con su voto lo lleven al poder? para con el elegido ya en él, tengan, como dice la Biblia, darse "al llanto y crujir dientes" a causa del desencanto, frustraciones y resentimientos producidos, precisamente, por el ungido por sus votos Y el colmo, que el electo o electa, ante ese "llanto y crujir de dientes", pida que no se haga caso de la palabra de sus opositores; que alabe que no lean ni escuchen noticias en los medios, porque así se verán libres de enterarse de hechos desagradables ¡Qué cosa!
¿Cómo explicar estas vueltas y revueltas de, por y sobre la palabra?
Pienso que se pueden entender si tenemos en cuenta que, desde la antigüedad, las diversas culturas que en ella sobresalieron, como la egipcia, por ejemplo, se tenía a la palabra por sagrada, por creadora Lo confirman jeroglíficos, en los cuales se puede leer: "La lengua crea todo lo que se ama y todo lo que se detesta; la lengua crea la totalidad de las cosas Nada existe antes de haber recibido su nombre en voz alta"
Por eso esas culturas mantenían en secreto los nombres de sus divinidades respectivas o prohibían pronunciarlo, como ocurría entre los hebreos ¿Por qué esas medidas? Principalmente para que sus enemigos no conocieran su nombre y, por lo tanto, no pudieran invocarlo y apoderarse así del poder o poderes que tenían
Este culto a la palabra también hizo que se guardaran las mismas precauciones con el nombre de las personas, para evitar se ejerciera cualquier acción que, por medio de conjuros, pudiera perjudicar a la misma Por eso tenían un nombre público y otro secreto
Esta reverencia por el lenguaje, por la palabra, por inercia, todavía gira y pesa sobre nuestro subconsciente Ello, como dije, pienso que aclara en gran medida nuestras vueltas y revueltas tras y sobre la palabra Esto tiene su lógica, ¿no es así? Bien, pues para mí toda esa lógica, insisto, me angustia e indigna, pues no puedo comprender que esa inercia del culto, de la reverencia por la palabra, de la persistencia de la idea de que ella, por sí sola, puede crear y el miedo a que contrarios u opositores haga un uso igual de la misma, lleve a gente del poder, del que sea, a cometer las torpezas señaladas a inicio de la presente: a hacer promesas, a amordazar o hacer oídos sordos a la palabra que las reclama; a ocultar o enmascarar por medio de ella realidades evidentes y desagradables debidas al incumplimiento de lo prometido
¿Cómo es posible todo eso? Lo admito, por más vueltas y vueltas que doy al asunto, no logro explicármelo Ustedes, estimados lectores, ¿sí pueden? De ser así, agradeceré infinito que me lo hagan saber Gracias
Con el sincero deseo de que el futuro les sea venturoso
LIGORIO D?REVUELTAS