Crecen al cobijo de las grandes organizaciones del tráfico de drogas, tienen a su disposición inconmensurables fortunas y los aparatos de seguridad de las empresas criminales; viven en lujosas residencias, visten ropa de marca y lucen exclusivas joyas; algunos de ellos han aprovechado estas ventajas para acceder a colegios privados en México, donde conviven con hijos de empresarios o altos ejecutivos o bien realizan estudios en el extranjero Son los hijos de los grandes capos y, muchos de ellos, son la próxima generación del narco en México, expone Proceso en su edición de este domingo 5 de junio Igual a como sucedió en Colombia, muchos de los herederos del negocio del tráfico de drogas en México, tienen un perfil muy distinto al de sus padres La mayoría de estos jóvenes desarrollan su vida en el medio urbano y algunos viajan por el mundo “A partir de lo que ha sucedido en otros países y ahora en México, el cambio generacional dentro de las familias del crimen organizado, permite que la generación entrante tenga un mayor nivel educativo, más facilidad para acceder a los recursos educativos, al conocimiento de los movimientos financieros, una apropiación del entorno tecnológico, una comprensión del entorno político y de herramientas más sofisticadas para el uso de armamento y del poder”, opina el sociólogo Luis Astorga, director de la Cátedra Transformaciones Económicas y Sociales sobre el Fenómeno Internacional de las Drogas de la UNESCO, en el reportaje que publica Proceso este domingo 5 de junio