Espectros

lunes, 11 de julio de 2005 · 01:00
México, D F, 6 de julio (apro)- Gentiles lectores de la presente: en días pasados, a las primeras horas de la madrugada, me encontré en medio (de lo que para mí era una aburrida, tanto que no podía evitar los bostezos) de una plática laudatoria de mercado y los medios de comunicación, pues los participantes en la misma (unos cuántos de mis amigos) eran fanáticos e incondicionales partidarios y defensores de los mismos En su transcurso, la rueda, los molinos hidráulicos y viento, los barcos de vela, las primeras máquinas de vapor, iban saliendo a colación y alabados, considerados factores decisivos de progreso, incluso como símbolos lúcidos y brillantes de la inventiva humana que, con el comercio y los mercaderes, eran en conjunto elogiados como los principales elementos civilizadores de la sociedad, endulzadotes (así decían) de sus costumbres; y hasta como los mejores y mayores contribuyentes de la felicidad y la paz entre los hombres En eso estaban, cuando en medio de un bostezo me encontré de pronto, sin saber cómo y por qué (después sí, y lo sabrán ustedes, mis estimados a su debido tiempo), sobre la cubierta de un hermoso velero, que viento en popa y a toda vela, trataba de escapar de una amenazadora tempestad que se le venía encima ¡Ah!, razón tenían mis amigos en celebrar a este medio de transporte, ya que dicho navío, con sus finas líneas y todo velamen desplegado, era una de las más bellas y románticas estampas que uno podía imaginar Mas, ¡ay, trágica y siniestra paradoja! A pesar del fresco e impetuoso aire que lo impulsaba, el pesado hedor que salía de su bodega (que casi me hace vomitar), y los ahogados gritos de miedo y desesperación procedentes de la misma, súbitamente me hicieron comprender que tal medio de comunicación, factor decisivo de progreso y civilización, lúcido y brillante símbolo de la inventiva humana, según el decir de mis amigos, estaba dedicado al hórrido tráfico de esclavos, a la atroz e inhumana "trata de negros", uno de los más grandes pecados, uno de los crímenes más repulsivos del hombre contra los de su propia especie, que sin embargo, para su vergüenza, fue fomentado, consentido, practicado legalmente, por dos siglos, por la CIVILIZACION OCCIDENTAL Y CRISTIANA A pesar de su veloz huida, el barco negrero fue finalmente alcanzado por la tormenta y terminó hundido por la misma Luego (para mi sorpresa) me encontré nadando en tranquilas aguas cercanas a un amplio muelle Atardecía Con las ropas empapadas, puse por fin pie en tierra Por la curva hacia arriba de los tejados y una lejana música, sostenida principalmente por percusiones de gong y tintineo de campanillas, supuse que me encontraba en algún puerto de la China, lo que confirmé al acercarme al punto del que provenía Ahí, unos miles de súbditos del Celeste Imperio, excitados, observaban cómo un majestuosos mandarín hacía arder en una hoguera cientos y cientos de fardos De repente, en el cielo que se iba oscureciendo, resaltaron las fantásticas maravillas luminosas de unos fuegos de artificio, a los que respondieron al poco los fogonazos, silbidos de las granadas y sus estallidos, procedentes del nutrido cañoneo de una escuadra de veleros con bandera británica Todo ello me hizo comprender que me hallaba ante algunos hechos (confundidos en mi mente) de las cínicas guerras del opio que, iniciadas por mercaderes hijos de Albión, fueron llaves que "abrieron las puertas" de China y la obligaron a comerciar con ellos, y, por medio de astutos tratados impuestos por la fuerza, asegurar que, en el futuro, ningún gobierno chino tuviera de nuevo la fuerza ni el poder suficiente para oponerse al "libre mercado" Mientras así pensaba, un proyectil estalló cerca de mí lanzándome a una larga, zigzagueante y lodosa zanja ocupada por patéticos hombres con los pies chapoteando en el fango, rostros contraídos de ojos sin vida y maltratados uniformes militares ¡Estaba en una trinchera de la primera Guerra Mundial! Esa que detonada por el estúpido y bruto imperialismo (máscara de los intereses de mercaderes, de los grandes propietarios de las industrias, minas y la Banca), llevó a la muerte a millones de hombres? En ese momento, alguien me dio unos golpecitos en el hombro al tiempo que me decía: "No ronques", con lo que me desperté Conté a mis amigos el desfile de espectros que había visionado en mi pesadilla Ello fue motivo para una acalorada discusión en la que los medios de comunicación, el comercio libre, la llamada globalización, orquestada y dirigida principalmente por los reyes de la iniciativa privada (los grupos de poder dueños de las grandes corporaciones, de las transnacionales), sucesores de los negreros, de los mercaderes causantes de las guerras del opio, la primera Guerra Mundial y otras "hazañas" semejantes, no salieron bien parados Lástima que el límite de espacio impida seguir informándoles de lo que dijimos, pues considero que así tendrían elementos para poder echar su cuarto a espadas sobre el tema, en pro o en contra, desde luego; pero si Dios lo quiere, prometo que continuaré la presente con otra carta a este buzón Con la seguridad de que siempre está al servicio de lo que gusten y manden JUAN CONTRERAS

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