La misión del "elegido"
Después del derrame cerebral que sufrió el primer ministro israelí Ariel Sharon, muchos ?de izquierda y derecha, de dentro y fuera de Israel-- le brindan tributo, señala Proceso en su edición 1524 de este domingo 15 de enero
Es, dicen, el "gran guerrero que se convirtió en un héroe de la paz" Pero Uri Avnery ?escritor y periodista, fundador y presidente de la organización Gush Shalom, figura histórica del movimiento pacifista israelí? describe la trayectoria de Sharon para desmitificar su hoy celebrada figura
Desde su temprana juventud, Ariel Sharon estaba convencido de que él era la única persona que podía salvar al Estado de Israel Era una certeza absoluta, libre de toda duda Sólo sabía que debía adquirir poder supremo para cumplir la misión que el destino le había confiado
Esta certidumbre condujo a una total integración entre el egocentrismo personal y el egocentrismo nacional Para una persona que cree que tiene tal misión, no existe diferencia entre el interés personal y el nacional Lo que es bueno para ella, automáticamente se vuelve bueno para la nación, y viceversa Lo cual significa que cualquiera que le impida alcanzar el poder, en realidad está cometiendo un crimen contra el Estado Y cualquiera que le ayude a llegar al poder, en realidad está desarrollando una labor patriótica
Tales premisas guiaron sus acciones por décadas, y eso explica la obstinación y tenacidad inquebrantables que lo han distinguido y que le acarrearon el apodo de El Bulldozer La postura de Sharón le atrajo admiradores que cayeron completamente bajo su influencia
La ignorancia y el anhelo de paz obnubilan a la mayoría sobre el verdadero plan de Sharon: crear el gran Estado de Israel, del Mediterráneo al Jordán, misión para la que él se sentía elegido, dice Uri Avney en la colaboración que publica en Proceso, en su edición 1524, de este domingo 15 de enero