Inconscientes

lunes, 2 de enero de 2006 · 01:00
México, D F, 2 de enero (apro)- Estamos en gran peligro, corremos el riesgo de que nos conviertan en robots o en zombis El rumor confuso de las conversaciones de los otros clientes y unos arpegios, in crescendo y diminuendo, desgranados por el pianista en su instrumento, subrayaron el sentido expectante del repentino silencio que lo dicho por Cándido Candor hizo que envolviera a los amigos que nos habíamos reunido en la atmósfera distendida y penumbrosa del piano-bar "El túnel del tiempo" Del momentáneo y mudo asombro salimos con frases como "¿Es el día de los santos inocentes?", "!Eso es imposible!", "¿Intentas vernos la cara?", "!No nos chorees!"; y otras parecidas que no inmutaron a Cándido, quien se limitó a responder: "Me ha dicho un conocido, merecedor de toda mi confianza, que hay grupos de poder no sólo interesados, sino que ya están trabajando para hacerse de nuestra voluntad y así poder manejarnos como marionetas No se sabe quiénes integran esos grupos, pero de buena tinta se tiene conocimiento de que lo están haciendo por medio de la reprogramación y revitalización del inconsciente colectivo" La frase "no se sabe quiénes integran esos grupos", propició el burlón comentario de "!ya tenemos, una vez más, con otra careta, la socorrida teoría de la conjura, del complot, como solución y explicación de problemas!" La mención del "inconsciente colectivo", por su parte, dio puerta a una apasionada discusión a la que la aportación del conocimiento que cada uno de los participantes teníamos del mismo, nos fue llevando al convencimiento de que lo que había dicho nuestro amigo Candor, podía ser realidad, pues si Carl Jung, autor de tal concepto, tenía razón en eso de que los hombres no sólo tenemos un inconsciente individual, como opinaba Freud, sino que también poseemos un inconsciente colectivo, esto es, un conjunto de impulsos anímicos común a todos los humanos, patrimonio heredado de los antepasados; y si este inconsciente colectivo, igual que el individual, como ha descubierto el psicoanálisis, es ingobernable y no pocas veces nos gobierna y el mismo está encarnado por arquetipos (Dios, madre, padre, paraíso perdido, etcétera), como dice Jung, pues sí, si alguien supiera la forma de estimular estos arquetipos en determinados grupos étnicos, en comunidades específicas, lograría que las personas integrantes de los mismos actuaran según los impulsos movidos por los arquetipos estimulados intencionadamente Esta conclusión a la que llegamos fue subrayada, así lo sentí, burlonamente, por las notas de la canción El rey, de José Alfredo Jiménez, que en ese momento interpretaba el pianista Pienso que todos sentimos esa sensación de ridículo, ya que nos vimos mirándonos en silencio meditativo por unos instantes De él nos sacó la agria voz de Liborio D?Revueltas al decirnos: "No nos hagamos patos No hay necesidad de ese enrevesado manejo de nuestro inconsciente colectivo ¿A caso no se han dado cuenta que, al menos en momentos de nuestras vidas, ya nos hacen actuar como robots o zombis ¡Y para eso sólo usan la publicidad y la propaganda! Por ejemplo: ¿La publicidad no nos hace ridículamente nacionalistas al estimular nuestro gusto por el juego y convertirnos en fanáticos de nuestras selecciones nacionales de futbol, al punto de que lloramos si pierden, o que sintamos tal rabia que nos lleve al insulto soez y a agredir al partidario de otra selección? ¿No hay quien ha herido y hasta asesinado a un contrario de otro equipo? ¿No hay quien ha muerto de un ataque cardiaco porque su equipo ganó o perdió; o suicidado, por desesperación y pena de que perdió? Y los políticos, por su parte, refugiándose en el patriotismo, haciendo propaganda de que él mismo es la guía de todas sus acciones, aunque los hechos les desmientan, ¿no consiguen, por lo general, nuestra adhesión?" Liborio no pudo continuar con su perorata, pues Candor, vehemente, se la cortó diciéndole que los ejemplos que había dado confirmaba su dicho de la estimulación premeditada e interesada de los arquetipos por grupos de poder, pues ambos no eran más que mezcla y variantes del instinto de territorialidad, común, incluso, en el animal, y el más humano del miedo a perderlo, simbolizado por el temor a ser arrojado del paraíso Aquí unos apoyaron a Liborio, otros a Cándido y no faltó quien disintiera de uno y otro, lo que nos llevó de nuevo a una acalorada discusión Conscientes de que la misma amenazaba llegar a mayores, los más sensatos, ¿o los más tímidos o pusilánimes?, la fueron desinflando retirándose con diversos pretextos Yo fui uno de ellos ¿Hice lo correcto? Lo pregunto porque considero que, por el bien y progreso de la especie, cada humano debe saber el qué y el porqué se mueve, pues una sociedad de irreflexivos, de inconscientes por lo que gusten y manden, puede ser fácilmente robotizada, corre el peligro de que la conviertan en una colectividad de zombis, en una comunidad de marionetas ¿O no es así? A esta conclusión me ha llevado todo lo expuesto en la presente y ella es el motivo que les haya escrito la misma, estimados lectores Sin más y con mis mejores deseos para ustedes JUAN D´UDAKIS

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