Material de guerra

viernes, 20 de enero de 2006 · 01:00
México, D F, 19 de enero (apro)- El inicial diagnóstico de imagen de una organización o de un político, proceso en el que se basa la planeación de una campaña y que puede ser aprovechado por los mercadólogos en fase posterior, no debería ser tan determinante en la elección de los recursos de proselitismo ni, mucho menos, en la integración de una estrategia Ésta debe ser lo suficientemente crítica para establecer si la solución de los problemas de imagen realmente arrastrará a los ciudadanos a votar por aquél que se ha lavado mejor la cara con anuncios y actos propagandísticos de cualquier índole o, por el contrario, se está forzando un programa partidista en la limitada piel de un representante que aspira a ser popular Parece elemental; lo es Pero no lo entienden así todos los experimentados políticos que compiten por el cargo más importante del país El ejemplo inmediato es Roberto Madrazo, beneficiario y sostén del priismo después de su monstruosa mutación pospresidencialista, y quien lo ha convertido en una oposición cuya tara paradojal es el autoritarismo, el chantaje y el golpeteo El partido tricolor, esa reliquia de principios del siglo pasado, sigue bravo, y tanto que quien detenta algo de poder muerde, incluso a los de casa Así, a los priistas que no están de acuerdo con Madrazo les queda sólo una alternativa: emigrar a otro membrete El PRD, el PAN y el gobierno foxista, además de muchos minipartidos, han reforzado sus estructuras con exmilitantes de aquella ruda escuela política No pretenden con ello mejorar su cultura en tan desprestigiada materia ni fortalecer su cohesión doctrinaria Los priistas son material de guerra para las campañas Justamente en esta situación radica una contradicción en la que el candidato priista puede abollar su mazo: mientras él se dedica en caerle simpático a los televidentes ?porque los radioescuchas son inmunes a su voz carente de personalidad y de credibilidad--, los apóstata del PRI vaciarán su saco de recuerdos en cuarteles perredistas y panistas para volver a marcar las manchas que Madrazo se empeña en borrar con el jabón electrónico Y los estrategas bien identificados con el PAN y con el PRD pescarán votos mientras el PRI se atasca tratando de remontar la desventaja que representa el candidato que se eligió a sí mismo para "representarlo" No niego la lógica de tal empecinamiento Con el triunfo de Fox, el sistema político mexicano sólo liberó parte de las presiones que lo aquejaban y con ello benefició a grupos de poder afines a los que predominaban bajo la presidencia priista, pero con una "conectividad" o con reglas más adecuadas a la nueva circunstancia internacional De ahí los mensajes insistentes desde Hacienda y el Banco de México: la macroeconomía debe mantenerse estable De un triunfo de Roberto Madrazo depende la reconfiguración del sistema, pero de ningún modo como un proyecto nacional --para el que el "nuevo" PRI está totalmente incapacitado--, sino como un macroplan de negocios en el cual muchos, pero dispersos grupos de poder, podrían pactar la continuidad de las políticas globales a cambio de afianzar y ampliar esos cotos de poder que ninguna reforma de Estado les arrebató Sólo dentro de algunos meses se podrá leer con cierta claridad los signos derivados de las campañas; entonces podrá evaluarse la estrategia de cada partido y coalición frente a las condiciones generales de la competencia No esperemos, ingenuamente, evaluar su avance respecto de las necesidades y las expectativas de la sociedad Sin embargo, ya es evidente la canalización de una proporción mayoritaria del dinero electoral a la propaganda televisiva para dar a conocer a un candidato más que conocido y cuyos defectos no se desvanecerán con mil sonrisas alcaponescas Por supuesto, falta que los poderes que seleccionaron, hicieron elegir y manejaron a Vicente Fox, se arriesguen al ejercicio desesperado del poder que es de preverse con Madrazo en la Presidencia Pero si van a la guerra electoral con él deben estar conscientes de que el candidato puede hacer perdedizo el adjetivo "electoral" Mientras tanto, el candidato priista sigue acicalándose frente a un espejo televisivo que el elector común tiene el poder de apagar, cambiar de canal y, en última instancia, de ignorar

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