Material de guerra
México, D F, 19 de enero (apro)- El inicial diagnóstico de imagen de una organización o de un polÃtico, proceso en el que se basa la planeación de una campaña y que puede ser aprovechado por los mercadólogos en fase posterior, no deberÃa ser tan determinante en la elección de los recursos de proselitismo ni, mucho menos, en la integración de una estrategia Ésta debe ser lo suficientemente crÃtica para establecer si la solución de los problemas de imagen realmente arrastrará a los ciudadanos a votar por aquél que se ha lavado mejor la cara con anuncios y actos propagandÃsticos de cualquier Ãndole o, por el contrario, se está forzando un programa partidista en la limitada piel de un representante que aspira a ser popular
Parece elemental; lo es Pero no lo entienden asà todos los experimentados polÃticos que compiten por el cargo más importante del paÃs El ejemplo inmediato es Roberto Madrazo, beneficiario y sostén del priismo después de su monstruosa mutación pospresidencialista, y quien lo ha convertido en una oposición cuya tara paradojal es el autoritarismo, el chantaje y el golpeteo
El partido tricolor, esa reliquia de principios del siglo pasado, sigue bravo, y tanto que quien detenta algo de poder muerde, incluso a los de casa AsÃ, a los priistas que no están de acuerdo con Madrazo les queda sólo una alternativa: emigrar a otro membrete
El PRD, el PAN y el gobierno foxista, además de muchos minipartidos, han reforzado sus estructuras con exmilitantes de aquella ruda escuela polÃtica No pretenden con ello mejorar su cultura en tan desprestigiada materia ni fortalecer su cohesión doctrinaria Los priistas son material de guerra para las campañas
Justamente en esta situación radica una contradicción en la que el candidato priista puede abollar su mazo: mientras él se dedica en caerle simpático a los televidentes ?porque los radioescuchas son inmunes a su voz carente de personalidad y de credibilidad--, los apóstata del PRI vaciarán su saco de recuerdos en cuarteles perredistas y panistas para volver a marcar las manchas que Madrazo se empeña en borrar con el jabón electrónico Y los estrategas bien identificados con el PAN y con el PRD pescarán votos mientras el PRI se atasca tratando de remontar la desventaja que representa el candidato que se eligió a sà mismo para "representarlo"
No niego la lógica de tal empecinamiento Con el triunfo de Fox, el sistema polÃtico mexicano sólo liberó parte de las presiones que lo aquejaban y con ello benefició a grupos de poder afines a los que predominaban bajo la presidencia priista, pero con una "conectividad" o con reglas más adecuadas a la nueva circunstancia internacional
De ahà los mensajes insistentes desde Hacienda y el Banco de México: la macroeconomÃa debe mantenerse estable De un triunfo de Roberto Madrazo depende la reconfiguración del sistema, pero de ningún modo como un proyecto nacional --para el que el "nuevo" PRI está totalmente incapacitado--, sino como un macroplan de negocios en el cual muchos, pero dispersos grupos de poder, podrÃan pactar la continuidad de las polÃticas globales a cambio de afianzar y ampliar esos cotos de poder que ninguna reforma de Estado les arrebató
Sólo dentro de algunos meses se podrá leer con cierta claridad los signos derivados de las campañas; entonces podrá evaluarse la estrategia de cada partido y coalición frente a las condiciones generales de la competencia No esperemos, ingenuamente, evaluar su avance respecto de las necesidades y las expectativas de la sociedad Sin embargo, ya es evidente la canalización de una proporción mayoritaria del dinero electoral a la propaganda televisiva para dar a conocer a un candidato más que conocido y cuyos defectos no se desvanecerán con mil sonrisas alcaponescas
Por supuesto, falta que los poderes que seleccionaron, hicieron elegir y manejaron a Vicente Fox, se arriesguen al ejercicio desesperado del poder que es de preverse con Madrazo en la Presidencia Pero si van a la guerra electoral con él deben estar conscientes de que el candidato puede hacer perdedizo el adjetivo "electoral" Mientras tanto, el candidato priista sigue acicalándose frente a un espejo televisivo que el elector común tiene el poder de apagar, cambiar de canal y, en última instancia, de ignorar