Claman justicia las víctimas de Castaños

jueves, 14 de diciembre de 2006 · 01:00
Monclova, Coah , 13 de diciembre (apro-cimac)- Al menos cinco de los ocho militares detenidos por la violación a 13 mujeres en el municipio de Castaños, Coahuila, en julio pasado, han sido plenamente identificados por las víctimas, pero sobre ellas y sus testigos persiste el temor de que los hechos queden impunes, pues cuatro de los agresores ?según las autoridades-- o seis ?de acuerdo con las víctimas--, aún no son detenidos En Castaños, el frío y la fina lluvia no paralizan las actividades La zona de diversión sigue igual que como hace cinco meses Una luminaria entre dos antros no alcanza a disipar la penumbra de los baldíos que los rodean La calle casi ha desaparecido y el paso lento de los vehículos hace evidente la dificultad del acceso Los elementos de seguridad que cuidan el lugar enfrentan el clima resignadamente y están como ellas, inermes La temperatura alcanza los cero grados centígrados y la lluvia cesa por momentos, para volver después sin detener el movimiento de los hombres que buscan diversión, mientras algunas parejas bailan sobre una pista lúgubre En el rincón están todas juntas, beben cervezas y fuman El panorama parece normal, pero detrás de sus máscaras de maquillaje y actitud serena, esconden el miedo Días antes habían visto de nuevo a sus agresores en la ventanilla de prácticas del segundo juzgado penal, donde se realizaron las confrontaciones con los soldados, que son enjuiciados por el fuero común, luego de haber sido entregados por la Procuraduría de Justicia Militar a la procuraduría del estado "Nos dice la abogada que las cosas van bien, que hay muchas probabilidades de que sean condenados a varios años de prisión", señala Kathy, quien sostiene, temblorosa de frío, un cigarro entre sus dedos Añade: "De todos modos, en este momento no podemos estar tranquilas Seis de los `huercos` siguen prófugos No tenemos paz Ahora estamos a la defensiva Cuando entra un desconocido, tomamos precauciones "Ayer o antier llegó una persona que se parece a ellos, y nos preguntábamos quién era Ya conocemos a los clientes Este señor nada más estaba observando" "Dicen que los anda buscando la INTERPOL", tercia "Chely" "Pero de todos modos no estaremos tranquilas hasta que estén todos en la cárcel" --¿No fueron cuatro los prófugos? ?se le pregunta --No, al principio nosotras supimos que fueron seis Después, ellos dijeron que fueron cuatro De todos modos, uno que fuera, tenemos miedo de que hagan algo no contra nosotras, no, sino contra nuestras familias y amigos Desde antes y después del careo, Kathy ha tenido gastritis y una serie de problemas de salud "He estado muy enferma de la gastritis Fui a dar a la Cruz Roja Me sentía como el Pípila El doctor me dijo que era por la tensión", dice Cuenta lo difícil que ha sido ver de nuevo a Juan José Gaytán Santiago, su agresor, a quien considera "el líder" del grupo de más de 20 soldados del Ejército mexicano, que la madrugada del pasado 11 de julio entró a la zona de diversión, para violar a 13 mujeres, agredir a los policías, meseros y parroquianos Kathy relata que, además de muchas preguntas ?entre 90 y 100 confirmaría Sandra de los Santos, la abogada que lleva el caso-- en las audiencias, la defensa de los soldados es dura Afirma que lo peor fue "verle la cara a Gaytán, que iba y venía de un lado a otro Al verlo, sentí mucho coraje, odio, impotencia Empecé a temblar Al momento en que me pusieron a cinco pelados iguales a él, me volvió el coraje Sentí asco, pero no tuve duda; sabía quién era y luego lo señalé" A Kathy, como a sus demás compañeras, le cuesta trabajo aceptar que una mujer abogada esté defendiendo a los soldados que las agredieron en julio pasado "Me preguntó por qué, si tengo miedo, luego regresé a trabajar Le respondí: porque quería saber qué íbamos a hacer Además, tengo que mantener a mi familia", señala Añade que ella y sus compañeras han intentado llevar una vida normal, lo que no han podido Señala que no podrán hacerlo hasta que todos los culpables estén en la cárcel Chely fue la primera en presentar una denuncia el 11 de julio y, casualmente, fue la primera en ser careada con su agresor, Juan José Santiago Gaytán "Imagínese, la impresión que sentí de volver a verlo Me sentía nerviosa e insegura, porque no estamos seguras de que se quede en la cárcel Tenemos miedo a las represalias Es un cínico Te ve como si no hubiera hecho nada Da mucho coraje verlo tan tranquilo, que alguien lo defienda", añade Chelo, de unos 30 años de edad, es madre, como la mayoría de las mujeres que hoy defienden su derecho a vivir sin violencia y a decidir con quien estar Dice que, por eso, fue la primera en tomar la decisión de denunciar a los soldados "Sabía que iba a ser difícil, que sería un proceso largo, más aún porque son militares y porque había escuchado noticias de que nunca se les ha hecho nada Quizá lo más terrible que iba a enfrentar era que tenía que compartir esta decisión con mis hijas, a las que primero les tuve que decir a qué me dedicaba", señala Kathy interrumpe: "Todavía no podemos estar en paz Sabemos cómo hacen con las indígenas de Oaxaca, Chiapas o Guerrero Esas mujeres muchas veces no dicen nada y cuándo lo hicieron, tampoco hubo justicia para ellas" Agrega Chelo: "Con nosotras, pensaron que iba a ser lo mismo, más porque trabajamos en este ambiente Abusan de su poder, de su uniforme Los ojetes tienen que pagar? Supuestamente, el Ejército nos cuida Entonces, ¿qué está pasando?"

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