Edad chatarra

lunes, 18 de diciembre de 2006 · 01:00
México, D F, 18 de diciembre (apro)- Queridos lectores: estimulada por la opinión expresada en varias cartas aparecidas en este buzón, en las que se afirma que los humanos están condenados a vivir en una eterna Edad de Hierro, esta servidora les escribe para decirles que no se dejen marear, que no les digan, que no les cuenten el cuento de la buena pipa, pues hay motivos suficientes para comprobar que no vivimos en sociedad tal y, desafortunadamente, más bien lo hacemos en una Edad Chatarra Sí, aunque nos duela, tenemos que admitir que este nuestro hoy es algo así como una enorme chatarrería, o sea, algo así como un inmenso almacén global donde se compra y se vende chatarra y en el que todos nosotros, quien más, quien menos, como chatarreros, es decir, que recogemos, compramos, vendemos e incluso consumimos chatarra Para una mejor comprensión de lo que estoy diciendo, bueno será ver lo que dice el diccionario sobre la palabra chatarra: escoria que deja el mineral de hierro/ Hierro viejo/ Máquinas y aparatos que no funcionan/ Conjunto de monedas de escaso valor/ Adorno personal de poco valor Teniendo en cuenta los diferentes significados de la palabra chatarra, considero que los mismos van muy bien al momento en que vivimos y si hay alguna duda, no hay más que mirar alrededor para comprobar que la globalidad en la que nos movemos, administrada por la visión empresarial de la historia, es una globalidad, donde, en la mayoría de los casos, chatarra es la información, la economía, el ocio, la educación, la política; chatarra, la moral; y chatarra, no pocas veces, la ley y la justicia Díganme si la globalidad en que vivimos no confirma lo que sus críticos le achacan: que sabe el precio de todo, pero ignora el valor de cada cosa Si en la misma no se valora más y mejor a las personas por lo que tienen y no por lo que son Si la vida familiar y comunitaria globalizada, por lo general, no responde a una necia credulidad en la publicidad comercial y nieguen, si pueden, si muchos de los globalizados no son en esencia seres interesados y movidos mayormente por el status o rango, el protocolo y el ritual del exhibicionismo competitivo ¿Y la política, los políticos, no son chatarra al prometer el oro y el moro para obtener votos y, al llegar al poder, relegan y hasta traicionan dichas promesas al someterlas, al subordinarlas al poder económico? Y la economía, la de las grandes empresas transnacionales, al explotar hasta la depredación los recursos de la naturaleza, al punto de poner en peligro la vida sobre la tierra, ¿no es también una economía chatarra? Y la ley, al condenar conforme a derecho al que roba un pan al tiempo que, por tener buenos abogados, deja libre a delincuentes de cuello blanco o a individuos que por nepotismo se enriquecen repentinamente, tantas veces legaliza esos hechos, ¿no otras tantas veces se convierte en chatarra? Y todos estos hechos, cuando se dan --¡y vaya si se dan!--, ¿no convierten en chatarra la libertad, la igualdad y la moralidad? Y todo lo señalado ocurre no porque nuestra especie tenga más de animal que de humana, ni tampoco porque la verdad no nos sirva para nada o porque estemos sujetos al a Ley de Murphy y al Principio de Meter, como equivocadamente afirman los firmantes de las cartas mencionadas al principio de la presente De ningún modo es por eso La Edad Chatarra que padecemos se debe a que en esta globalidad que cargamos hay millones humanos que mueren de hambre, otros más que mal sobreviven por no comer lo suficiente y millones que se alimentan con la llamada comida chatarra, que ponen en el mercado tantas empresas transnacionales, que cada día sirven en sus mesas las cadenas de restaurantes internacionales Ya lo dijo de manera llana y directa el buen Sancho, escudero de Don Quijote: "de la panza sale la danza" ¿Y qué danzas pueden salir de las panzas vacías o mal alimentadas? ¿De panzas nunca satisfechas, de panzas rellenas de comida que, en lo fisiológico, propician la obesidad y enfermedades crónicas degenerativas relacionadas con ella, como la diabetes y la hipertensión? Eso en lo fisiológico, ¡imagínense qué repercusiones tendrán en lo anímico las panzas crónicamente insatisfechas o las panzas rellenas de comida chatarra! Al respecto, bueno es recordar y no echar en el olvido la sentencia del maestro Brillat-Savarin: "dime lo que comes y te diré lo que eres", y el refrán que dice: "la hambre es mala consejera" Como verán, por lo expuesto, hay razones suficientes para pensar que esta globalidad de hoy, administrada por la visión empresarial de la historia, tiene los méritos suficientes para ser considerada la Edad Chatarra ¿O no es así? Por supuesto, queridos lectores, de ustedes es la última palabra Con afecto MARICHU LA COCINERA

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