¿Verdades II?

lunes, 4 de diciembre de 2006 · 01:00
México, D F, 4 de diciembre (apro)- Amigo Juan D?Udakis: Leída su carta publicada en este mismo buzón, en la que manifiesta su desencanto por la situación social que respiramos en la globalidad en que nos movemos, su amarga decepción porque la ciencia y la democracia se muestran impotentes para conformar un mundo menos injusto e inequitativo y, desesperado, termina diciendo que ni la verdad hace libre ni le sirve para mayor cosa al género humano, le aclaro los siguientes puntos: Desafortunadamente para todos, le asiste la razón en lo que señala Ni modo, mas, amigo mío, no debemos caer en la angustia, pues lo que usted indica no es sólo de ahora (conste: no lo escribo por lo de "mal de muchos y mucho tiempo, consuelo de?") A poco que se reflexione sobre la historia, luego, luego, se ve que los hombres nunca hemos vivido en una Edad de Oro, tan nostálgicamente evocada por los griegos y romanos; edad así llamada porque se suponía que en ella vivió el humano libre, feliz y sin hacer violencia a sus semejantes y, como dijo Don Quijote, no porque en ella abundara el dorado metal, tan preciado siempre, sino porque en ella se ignoraba el concepto de mío y también el de tuyo, edad tan añorada por todos, pienso, para consolarse de la Edad de Hierro en que siempre ha vivido el género humano Edad (insisto: en la que siempre hemos vivido) así denominada por los mortales por ver (y sufrir constantemente) que el fraude, la malicia, el engaño tienden trampas a la verdad, a la justicia y comprobar que si el hierro (en las armas) es infausto, no lo es menos el oro, ya que lo adora y lo persigue la humana codicia Estamos condenados a vivir en una eterna Edad de Hierro no porque la verdad, la ciencia y la democracia no sirvan para nada Es así porque nunca nos asociamos para progresar colectivamente (¡y de manera constante!) como pensó el ingenuo marqués de Condorcet, por lo que nunca hemos pasado, como ideó Augusto Comte, del estado teológico o ficticio al metafísico o abstracto y de ahí al positivo, caracterizado por el conocimiento y acatamiento de las leyes que mueven a la naturaleza y a la sociedad o del salvajismo a la civilización, como dicen otros, no es así, repito, porque más bien nos asociamos para satisfacer y cubrir nuestros muy particulares deseos y necesidades personales y no, como ya señalé, las colectivas Eso ocurre porque los individuos de nuestra especie no son las criaturas angelicales, de bondad innata que creyó el bueno de J J Rousseau y siguen creyendo sus seguidores; es así porque en esencia somos ególatras y profundamente egoístas lo que nos hace que no seamos seres sociales por naturaleza y corrobora lo que dijo T Hobbes: "cada hombre es un lobo para todo otro hombre", testificado porno pocos estudios sobre el tema Eso, por supuesto, no lo digo yo Estas interpretaciones más bien sombrías de lo que es el hombre, no es cuestión del pesimismo de los estudiosos sociales Es una verdad que confirma la religión, ¿pues no nos ve y considera la misma algo así como ángeles caídos, como pecadores por naturaleza? Es una verdad que certifica también la ciencia Los descubrimientos de la etología, por ejemplo, ciencia que estudia el comportamiento animal, confirma el llamado (y por tantos bien intencionados tan criticado) darvinismo social, que asegura y demuestra que, en la sociedad, los que tienen éxito, los que triunfan, ya sea en política, en las finanzas o el comercio, dirigiendo gobiernos o administrando empresas públicas o privadas, son los hombres mejor dotados, los vencedores en la lucha por la existencia Es más, etólogos hay que no dudan en afirmar y sostienen que el antagonismo y la agresión (tan vilipendiados por otros por peligrosos, por generadores de injusticias e incluso guerras) son benéficos en gran medida pues, dicen, hacen surgir y medrar lazos sociales, aseguran la supervivencia tanto del individuo como de grupos sociales y, bien manipulados, sirven para garantizar el orden y la estabilidad en la sociedad Insisto: eso no lo digo yo; esas son opiniones avaladas por la ciencia Amigo Juan D?Udakis: espero que todo lo expuesto en la presente le proporcione al menos el recurso de la resignación, que siempre es menos doloroso y crispante que el desencanto, la angustia y la desesperación que usted expresaba en su carta Con esa esperanza, se despide su seguro servidor y amigo Lic MAX P DANTE

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