Las mineras: poder en Los Pinos
El sangriento enfrentamiento del jueves 20 en Sicartsa no se dio por generación espontánea Se vino gestando en el enorme poder de los consorcios mineros, que se ha hecho sentir a raíz de la tragedia ocurrida en la mina de Pasta de Conchos, en San Juan Sabinas, Coahuila, señala Proceso en su edición de este domingo 23 de abril
Casi dos meses después del accidente en la mina Pasta de Conchos, la Presidencia de la República, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), Grupo México, el sindicato minero y Altos Hornos de México se enredaron en un conflicto para culparse mutuamente del siniestro, defender sus intereses y desviar la atención sobre las malas condiciones de seguridad e higiene con que trabajan los mineros después de 15 años de que se privatizó la industria
Desde el 19 de febrero, día de la explosión del filón que sepultó a 65 mineros, los ánimos entre el gobierno federal, la empresa carbonera y el sindicato minero se caldearon El entonces líder sindical Napoleón Gómez Urrutia acusó a Grupo México de homicidio industrial; entonces, los dueños lo acusaron de desviar 55 millones de dólares de un fideicomiso que se estableció tiempo atrás para favorecer a los mineros
A lo largo del conflicto ha sido evidente el apoyo de la Presidencia de la República a las posiciones de la empresa minera Lo cual puede tener una explicación obvia: altos funcionarios de Grupo Industrial Minera México (GIMM) forman parte de la directiva de la Fundación Vamos México, presidida por Marta Sahagún de Fox, expone el reportaje que aparece este domingo 23 de abril en la edición 1538 de Proceso