Modales

lunes, 3 de abril de 2006 · 01:00
México, D F, 3 de abril (apro)- ¡Ah, esos sus políticos, desafortunados humanos! Podrán ganar el mundo, es decir, conseguir sus ambiciones de conquistas de mando y poder Ni quién se los discuta, pero, a juzgar por sus conductas en las campañas electorales en que participan para conseguirlos, pocos son los que pueden ser tomados como ejemplos de buenas costumbres, de dignas posiciones, de cortesía, de ecuanimidad ¿Será por eso que así les va y están como están? Digo y sostengo lo anterior, estimados lectores de la presente, porque según los que entre ustedes estudian el tema, tienen que tener en cuenta y no perder de vista que existe un conjunto de puntos que constituyen las bases de la urbanidad, la buena educación, que son expresión de la atención, respeto o afecto recíproco que deben tener y demostrar los humanos ¿Por qué? Porque la cortesía, los buenos modales, el buen tono, la buena voluntad y como quieran llamarlo, son hilos necesarios e imprescindibles del tejido, de la trama social Imprescindibles, porque su práctica es obligada para la armonía entre los humanos, tanto en su vida privada como pública y profesional; imprescindibles, porque los buenos modales, el que traten con cortesía a sus prójimos, es ejercicio indispensable para que logren, si no una buena, al menos una soportable convivencia con sus congéneres, los hombres, con los cuales se ven obligados a llevar una existencia en común Por lo anterior, es que insisto lo asentado en el inicio de la presente: que es una lástima, y más aún, un peligro, que esos sus principales tejedores de su trama social, sus políticos, no sean ejemplos dignos a seguir, ya que con sus palabras y hechos, salvo honrosas excepciones, faltan a todas, o casi, reglas de cortesía; transgreden groseramente toda pauta del buen tono; violan brutalmente todo principio de buenos modales e infringen paganamente todo precepto del comedimiento, con lo cual, ¿se darán cuenta o les vale?, cometen actos que van más allá del respeto debido a uno mismo y contribuyen que poco o nada se den a respetar ¡Y luego se asombran y se quejan que no los tomen en serio! ¡Por el pabellón negro! Con la clase de principales tejedores que se gastan para su trama social, esos sus políticos, ¿Por qué se quejan que la misma les resulte tan lamentable, tan poco satisfactoria para la mayoría de ustedes, hombres? Y lo más risible, por llevarla por la leve, de esos de sus principales tejedores de su para tantos de ustedes deplorable trama social, es cuando algunos de ellos, llevando al extremo esa posición, la de faltar a las reglas de la cortesía, va y califica de cínico, mentiroso, desvergonzado entrometido y genocida a la encarnación suprema y símbolo de los políticos sobre los que he venido escribiendo, esto es, del señor George W Bush, del que todo mundo sabe que sí, que recurrió a la felona mentira para detonar una injusta guerra y a la ocupación de un país por intereses económicos y geopolíticos; guerra que costó la vida a miles, ocupación que sigue sobrando muertos, esos tales políticos mentados, que lo consideran y hasta lo defienden llamándolo demócrata, se escandalizan y se rasgan las vestiduras ¡en nombre de la corrección de los modales! sin tener para nada en cuenta a los muertos que han resultado y siguen resultando de los actos y decisiones del señor G W Bush Ante estas realidades tan evidentemente contradictorias, de manejos tan cínicos de la doble moral, de tanta hipocresía por conveniencia, pregunto: ¿Es eso lógico? Si me dicen que sí, lo lamento por ustedes, ya que con ello, según mi humilde parecer y salvo su mejor opinión, se ponen en la misma posición que la de los políticos que hemos venido examinando, lo que no les da mucho derecho a quejarse ni a reclamar los malos zurcidos que los mismos hacen en la trama social, entre los que se cuentan que la riqueza se esté concentrando cada vez más en menos manos, que la brecha entre ricos y pobres sea cada vez más ancha y profunda, el que se esté globalizando el considerar criminales a los que desesperadamente buscan trabajo donde, como y el que sea, en fin, el que se justifique la ley de Herodes, la de te quitas o te jodes y la ley de Caifás, la de al jodido, joderlo más Espero que la presente no les incomode y no la tomen a mal, pues el bípedo emplumado que la firma es su amigo y ha contribuido a dar color y ambiente a una de las aventuras que más felices momentos les ha dado y seguramente seguirá dando a sus descendientes ¡Por el buen viento de popa!, que la felicidad sea con ustedes CAPITAN FLINT

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