De la pasividad al activismo político
México, D F, 1 de mayo (apro)- En octubre de 1994, más de 70 mil personas protestaron en las calles de Los Ángeles, California, contra la inminente aprobación de la Propuesta 187, que tenía como fin impedir a los migrantes indocumentados el acceso a servicios públicos, incluidos los de salud y educación, y obligar a funcionarios públicos y a la policía local a reportar a cualquier persona sospechosa de residir ilegalmente en Estados Unidos
Esa marcha, a la que acudieron un gran número de migrantes mexicanos, fue considerada como histórica Desde el final de la Guerra de Vietnam, pocas protestas habían juntado a tanta gente en esa ciudad Por tal motivo, se tuvo la impresión de que ese evento representaba un parteaguas en la forma de participación política de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, los cuales se habían mantenido, salvo excepciones, al margen de la vida política de su país de adopción
Una vez que la Propuesta 187 fue detenida por la Corte, se volvió evidente que el acontecimiento respondió sólo a una coyuntura específica y que, al desaparecer ésta, la gente simplemente volvió a su vida cotidiana Aunque esa medida anti-inmigrante había movilizado a la población hispana, todavía habría que esperar más tiempo para que ésta se organizara y luchara por sus derechos políticos
Incluso, un documento presentado en 1998 por el Aspen Institute, cuyo objetivo fue estudiar a las organizaciones mexicanas de inmigrantes en Los Ángeles, reveló que algunos presidentes de federaciones y clubes de oriundos --las formas de organización más comunes entre migrantes mexicanos y enfocadas en sus comunidades de origen? habían participado activamente en la campaña política contra la Propuesta 187
Después, no habían participado en ningún otro acto político en Estados Unidos y, además, mostraban una gran desconfianza hacia la política Probablemente, dicha desconfianza fue heredada de su experiencia previa en México
La reciente marcha de protesta en Los Ángeles, que reunió a cerca de 500 mil personas, y las otras que se realizaron en al menos 100 ciudades estadunidenses, representan, de nueva cuenta, un evento histórico
Nunca en Estados Unidos los migrantes y, especialmente los mexicanos, habían salido a las calles en ese número para pedir que se les escuchara y se les ofreciera una vía para residir de forma legal en ese país, aunque fuera sólo en forma temporal
Analistas políticos de ambos lados de la frontera han sostenido que el "gigante hispano" ha despertado, y que estos acontecimientos representan el inicio de un nuevo movimiento social, similar al que ocurrió a finales de los años 60
Evidentemente, el tamaño y el número de las marchas de protesta, no reflejan una estrategia calculada de un liderazgo unificado y maduro, sino un disgusto generalizado y una reacción espontánea a una proyecto de ley, el HR4437, que intenta convertir en criminales no sólo a los indocumentados, sino a quienes los emplean y ayudan
Justo porque el liderazgo todavía no está definido y porque aún no existe una meta clara, la organización del boicot del próximo 1 de mayo presenta divisiones
Por ejemplo, el Cardenal Roger Mahony, de la arquidiócesis de Los Ángeles --cuyo apoyo explícito ha sido fundamental en la realización de las protestas--, declaró que no apoya el boicot, pues podría repercutir negativamente contra los migrantes
Tampoco las organizaciones centroamericanas, que jugaron un papel activo en su convocatoria, participarán en dicho evento, lo mismo que algunos locutores de radio y televisión, que unas semanas antes llamaron a su público a salir a las calles
En ese sentido, es difícil hablar todavía de la existencia de un movimiento social, al menos de uno organizado y con posibilidades de éxito, aunque ciertamente el enojo con el que salió la gente a la calle evoca las luchas sociales de décadas pasadas
Hasta ahora, lo que ha unificado a los inmigrantes y a quienes los apoyan, es el encono con que se ha tratado su situación en el Congreso de Estados Unidos y la predominante tendencia de ésta institución en la promoción de iniciativas que sólo los castigan
Todavía no ha emergido una agenda propositiva que defina cómo deben ser recibidos los inmigrantes en la sociedad estadunidense: como trabajadores huéspedes --lo que implicaría un retorno a la época de los programas bracero-- o como miembros de esta sociedad, con derechos políticos y sociales plenos
No obstante, es claro que los inmigrantes mexicanos están mucho más organizados y capacitados para participar activamente en la vida política de Estados Unidos, particularmente en California, de lo que estaban cuando la Propuesta 187 fue aprobada
De hecho, una de los aspectos más notorios de la marcha de protesta de Los Ángeles, realizada el pasado 25 de marzo, es que, entre los principales grupos que la convocaron, estaban las federaciones estatales y los clubes de oriundos, que tradicionalmente han sido percibidas por académicos y analistas políticos como enfocadas predominante hacia México
Proceso de maduración
En entrevista, el presidente del Consejo de Presidentes de Federaciones Mexicanas en Los Ángeles, Salvador García, confirmó que las federaciones habían motivado ávidamente a los clubes y a sus miembros para participar en la marcha de protesta y el boicot
Esta situación, ciertamente, refleja un cambio político y un proceso de maduración en el liderazgo de primera generación de la comunidad mexicana que se ha venido dando en los últimos años y que ya está teniendo un impacto político real a nivel local y subnacional
En gran medida, las federaciones --las organizaciones con mayor base social establecidas por los inmigrantes-- fueron una creación del gobierno mexicano Desde los años 70, y más claramente en los 80, algunos mexicanos en Estados Unidos empezaron a organizarse alrededor de clubes de oriundos, con la intención de invertir en proyectos de infraestructura para sus comunidades de origen
Después de percibir la capacidad de estos grupos para recaudar fondos e influir en la vida de sus comunidades, algunos gobernadores se acercaron a ellos Un caso notorio fue el de Genaro Borrego Estrada, quien en 1986 promovió la creación de la Federación Zacatecana del Sur de California Después del cambio de política del Estado mexicano hacia sus connacionales en el extranjero a principios de los años 90 --de una excluyente a otra incluyente--, otros gobernadores siguieron los pasos de Borrego, y también llamaron a los emigrantes de sus estados a aglutinarse alrededor de federaciones, las cuales están integradas por individuos o clubes de oriundos
También desde los consulados se motivó a los migrantes a organizarse alrededor de este tipo de clubes y federaciones Esta forma de organización parecía conveniente para el gobierno mexicano, pues su perfil, inicialmente apolítico, pero ampliamente comunitario, facilitaba la relación con aquellos migrantes que mostraban un interés en su patria, al tiempo que los involucraba activamente en el desarrollo productivo de sus lugares de origen
Con los años y la mayor experiencia de sus líderes --producto de intensos contactos con autoridades mexicanas--, las federaciones han ido adquiriendo autonomía, y algunas de ellas --como las zacatecanas y michoacanas-- se han convertido en relevantes actores políticos en sus estados de origen Al mismo tiempo, ganaron independencia, y sus dirigentes ampliaron su conocimiento de la política estadunidense
Ello las ha motivado a convertirse en actores políticos en Estados Unidos Los zacatecanos en Los Ángeles, por ejemplo, han apoyado desde hace años las campañas electorales de políticos locales y de miembros del Congreso Con ello motivan a sus miembros que tienen ciudadanía a registrarse y votar
Las federaciones de Los Ángeles, que forman ese Consejo de Presidentes de Federaciones, participan más en política De hecho, jugaron un papel activo en la campaña de Antonio Villaraigosa para la alcaldía de Los Ángeles Entre otras cosas, los líderes de las federaciones no sólo coordinaron un cuerpo de voluntarios para llamar diariamente a la gente a votar durante semanas previas a las elecciones, sino que además acompañaron al candidato en distintos momentos de su campaña
Además, estos líderes han entendido con claridad que no pueden depender del gobierno mexicano para impulsar sus intereses en Estados Unidos Así lo dijo Guadalupe Gómez, uno de los líderes que surgió de las federaciones: "Aunque Vicente Fox no ha quitado el dedo del renglón", México no ha sido tomado en cuenta en la realización de una reforma migratoria Aunque este es un error grave por parte de Estados Unidos "que nosotros tenemos que hacer notar", es claro que "el poder lo tenemos nosotros y no el gobierno de México" Por ello, son los inmigrantes los que tienen que salir a defender sus propios derechos
Todavía es prematuro hablar del surgimiento de un movimiento social de los inmigrantes Sin embargo, se puede hablar ya de una nueva clase política dentro de la diáspora mexicana, que paulatinamente jugará un papel más activo e influyente en la vida política de Estados Unidos Esto, de hecho, ya lo están entendiendo políticos republicanos, que tienen miedo de perder el apoyo del electorado latino y, con ello, también los votos de estados claves dentro del colegio electoral que define las elecciones presidenciales de este país