Hedda Gabler

lunes, 5 de junio de 2006 · 01:00
México, D F, 5 de junio (apro)- La introspección psicológica y la observación de los aspectos desconocidos de la vida interior del ser humano, pocas veces alcanzaron la profundidad de análisis dramático que logró con la llegada de Henrik Ibsen a la escena del teatro universal Un ejemplo de ello es Hedda Gabler, obra prácticamente desconocida en México que ahora llega al escenario del teatro El Granero, dirigida por Enrique Singer, como parte del homenaje internacional al célebre autor noruego en el centenario de su muerte Creador del drama moderno, Ibsen fue un artista universal, como lo demuestra en Hedda Gabler, obra en la que el dramaturgo combina la reflexión sobre la sociedad de su tiempo con un análisis del individuo prototipo del egoísmo autodestructivo La incapacidad de amar es uno de los denominadores comunes del grupo de personajes que observamos en escena, seres privilegiados social y económicamente, encabezados por una mujer aristócrata, inmersa en su mundo pequeño-burgués, con un ego enorme que acaba por destruirla Las relaciones humanas en un contexto donde no existe el amor, donde la compasión se inhibe ante la ambición, el egoísmo y la necesidad de poder, son el leit motiv de esta obra en donde los vínculos entre Hedda y su entorno funcionan en un juego de simulaciones Las acciones suceden entre tazas de té, en un ambiente de propiedad absoluta y una supuesta cotidianeidad, mientras lo verdaderamente importante ocurre en un subtexto, que se manifiesta a través de seres que se dejan llevar por sus impulsos hasta volverse espectros, aristócratas inmersos en sus pequeños mundos, poseedores de un ego inconmensurable Hedda Gabler es una mujer que trae la herencia de un peso y un deber ser de su padre, un famoso general noruego Sin embargo, es un personaje que va más allá de lo exclusivamente femenino, porque muchas de sus características pueden ser también muy masculinas, las de seres volcados totalmente hacia sí mismos, con la fuerza destructiva que esto puede provocar Todas estas emociones y sentimientos incontrolados llevan al espectador, en el mejor de los casos, a cuestionar su propia naturaleza a través del espejo teatral La soledad y el vacío son los denominadores comunes de estos caracteres ibsenianos que en la escena se vuelven aterradoramente similares a la mayoría de los humanos En su momento se trató de una obra con una fuerte crítica social a los usos y costumbres de la burguesía de su tiempo, pero con el paso de los años lo más vigente del texto es su profundo análisis de la esencia del ser humano a través de temas como la envidia, el egocentrismo, la banalidad y la lucha por el status Por otra parte, la adaptación de Enrique Singer está hecha para que los actores puedan decir el texto con fluidez y para que el público lo pueda escuchar sin problemas, pero respetando la estructura y conflicto originales, según explica el director de esta puesta en la que lo más destacado es el trabajo actoral del elenco, en el que participan Concepción Márquez, Ana Graham, Roberto Soto, Lisa Owen, Carmen Madrid, Arturo Ríos y Carlos Aragón, todo ellos de primer nivel Como parte del homenaje a Visen, actualmente también se presentan La dama del mar, dirigida por Ignacio Ferreyra, en el Centro Cultural Helénico, y El enemigo del pueblo, bajo la dirección de Raquel Seoane, en el Foro Contigo América

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