Silent Hill
México, D F, 10 de julio (apro)- Luego de la serie de remakes provenientes del Japón (léase El aro o La maldición), podría pensarse que cualquier cinta de terror estadunidense saldría sobrando --a excepción del remake de La profecía, y eso porque estuvo bastante apegado al clásico de los setenta--, y más si la película en cuestión está basada en un juego de video: pocas veces sale algo interesante Sin embargo, esta vez, las cosas son diferentes
Silent Hill cuenta la historia de una niña llamada Sharon (Jodelle Ferland), quien suele caminar dormida mientras balbucea el nombre de un poblado fantasma llamado Silent Hill Su madre, Rose (Radha Mitchell), preocupada por esta situación, decide ir a dicho lugar para averiguar qué es lo que sucede y así poder ayudar a su hija; sobra decir que Silent Hill es un lugar maldito y que ambas sufrirán cosas espantosas
En un principio, todo es incertidumbre; la información se nos da a cuentagotas pero, eso sí, el peligro es constante El director Christophe Gans se las arregla para crear una atmósfera sofocante y claustrofóbica --sumamente impresionante--, poblada de criaturas asquerosas y terroríficas que amenazan segundo a segundo a los protagonistas Desde el principio quedamos sumidos en la convención de Gans
Mientras lo visual y lo terrorífico son los reyes de la pantalla, la historia, como suele ocurrir en este tipo de cintas, no es tan importante, pero estamos tan ocupados (y tensos), tratando de descifrar el misterio detrás de Silent Hill, que es difícil reparar en ello
Los personajes no sufren cambio alguno, son prácticamente los mismos de principio a fin, simplemente se ven amenazados por diferentes peligros a la manera de un juego de video; gana en acción pero pierde prácticamente todo en drama Casi al final, gran parte del misterio se resuelve en una larga explicación, más o menos satisfactoria, puesto que quedan varios huecos Un recurso poco ingenioso
Y el final, final --a diferencia de otras cintas en donde la puerta para el "terror" queda abierta-- concluye de manera desconcertante y desesperanzadora, pero con la fuerza suficiente para que Silent Hill se convierta en una película relevante dentro de su género