De carros y vida

lunes, 17 de julio de 2006 · 01:00
México, D F, 17 de julio (apro)- Queridos lectores: esto de la deshumanización, no sólo del arte, es una verdadera tragedia Ni quién lo dude, sobre todo cuando alcanza al hombre mismo Pero a veces puede tener máscara de comedia o farsa ¿Piensan que no? Pues van a ver que sí A mí me lo demostró mi viejo teléfono de disco, del que ya les he hablado en este mismo buzón en anteriores cartas Resulta que, en días pasados, al levantar la voluminosa y pesada bocina del mentado para comunicarme con un amigo, un cruce de líneas me hizo testigo involuntario e invisible de una conversación entre dos amigas Por curiosidad, no por chismoso (¡Dios me libre de tal vicio!) me puse a escuchar Por considerarla interesante y digna de reflexionar sobre la misma, les ofrezco a continuación una síntesis A): (indignada) ¡Pues lo que es a mí, me tienen hasta la maceta! ¿Creerán que me enorgullece que me digan que tengo una espléndida carrocería? ¿O el que poseo unas increíbles defensas? ¡Qué hombres! ¿Pensarán que me envanecen chuleándome con un ?¡que parachoques trasero!?? ¡Y se creen ingeniosos! ¡Cretinos! B): (resignada) Ni te quejes, chulés Hay cosas peores A): (escandalizada) ¿Peores? A ver, explícate B): Sí, peores Cuando te cambian por un carro de verdad; cuando todo el amor que decían tenerte, lo trasladan a él A): (incrédula) ¿Quéee?? B): Mira, recuerdo que, de novios y recién casados, Carlos me presumía a sus amigos y a otros Creo que eso le daba un estatus de buen gusto o cosa así Ya sabes de su manía de cambiar de modelo casi cada año Y sin casi Ahora el estatus se lo da, más y mejor, el carro que conduce A): (desolada) ¡Pobrecita de ti! Eso es indignante Eso humilla? B): Dices bien Con decirte que hay ocasiones que no sé si echarme a llorar o abandonar la casa Eso ocurre los días, sábados y domingos por lo general, en que se pone a limpiar el carro Se pone sus ?pants?, una gorra de beisbolista, se arma de aspiradora, escobeta, cubo para agua y bayeta; sube a todo volumen el radio del carro y dale a barrer, aspirar los interiores, a enjabonar y frotar y frotar y frotar la superficie exterior hasta dejarla reluciente como un sol? Si, a qué negarlo, te confieso que hay momentos en que siento celos del mugroso carro? A): (intentando consolarla) ¡Ay, chulés, ni lo digas! B): (con patético suspiro) ¡Ay! Tu no sabes, pero cómo quisiera que el canijo frotara, frotara y refrotara con el amor y consideración con que lo hace a su pinchurriento carro? Esto fue lo substancial de la conversación que escuche, repito, no por chismoso, sino por considerarla digna de reflexión Ustedes, mis estimados, dirán si la misma confirma o no lo que ya han dicho conocidos estudiosos del tema: que la deshumanización se ha dado y se da no sólo en arte, sino que también ha llegado a la misma especie humana Y este proceso ha sido largo, paradójico, enajenante Según los mencionados estudiosos, por su capacidad de fabricar herramientas, el hombre llego a ser hombre Las mismas, al principio, fueron rudimentarias, luego más complejas y sofisticadas, y así llegó a fabricar máquinas, que sufrieron el mismo proceso Los logros conseguidos con el empleo de herramientas y máquinas, les fue dando la conciencia de que se estaban convirtiendo de un ente resultado de una evolución de la naturaleza, en otro ser capaz de comprender a esa misma naturaleza, de manipularla e, incluso, de que se estaba capacitando para hacer su propia historia Lo trágico, y también lo irrisorio, fue que esta idea se descarriló en su tránsito al llegar a la adoración de la máquina por parte del hombre, con lo que se está dando la deshumanización de la humanidad He ahí la paradoja y la enajenación, al subordinar al hombre a la máquina e, incluso, a tenerlo menos que a la máquina Recordemos al respecto que la llamada tecnología de punta es perseguida y utilizada no tanto porque libere del trabajo al hombre, sino porque libera al trabajo del hombre, sueño de todo patrón, ya que la máquina de punta es considerada más confiable, pues una vez programada raramente comete errores; trabaja sin cansancio ni pausas por horas y horas No hace huelgas y se la puede suprimir o cambiar por otra más eficiente, sin que tenga que dársele indemnización alguna, todo lo cual optimiza los beneficios ¡Qué maravilla! Por lo expuesto, díganme: la conversación telefónica que he hecho de su conocimiento, por esperpéntica que parezca, ¿confirma o no eso de que la adoración de la máquina puede llevar a la deshumanización del hombre? Ustedes, mis estimados, tienen la palabra Sin más por el momento, su seguro servidor Pato Chamoy

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